José Luís Nunes Martins
¿Cuántos de nosotros creen más en las opiniones ajenas
que en las propias? Basta que pensemos un poco más de lo normal en aquello que
nos dicen, para que comprendamos que las personas tienden a repetir lo que
escuchan, sin darse cuenta de que solo están repitiendo algo que creen que es
de ellos y valioso, pero que no es, en verdad, ni una cosa ni la otra!
Cuando una opinión es muy compartida, eso es un buen
indicador de que puede haber algo errado en ella, en la medida en que la
mayoría de las personas que lo hace no tiene tiempo, voluntad o capacidad para
comprender a fondo la realidad más profunda de las cosas. Las modas dicen
siempre superficialidades y sirven, para muchos, como una especie de garantía
de calidad.
Son cada vez menos los que piensan y expresan algo que
v en sentido contrario a las mares de los perjuicios públicos.
La verdad es que cuanto menos inteligente es alguien,
más deprisa llega a las grandes certezas. Después, las defiende como si de su
propia vida se tratara. Repitiendo mil veces la misma cosa, creyendo que eso es
lo bastante para vencer y convencer a quien no considera válido lo que él
defiende.
Para respetar lo que somos, es necesario que cuidemos
de entender bien el valor que damos a lo que los otros dicen de nosotros. Las
personas nos juzgan mucho más por lo que ellas mismas son, que por lo que
nosotros somos.
¡Hay mucha gente que llega a conclusiones y solo después
va a buscar pruebas! En ese momento, comienzan a registrar solo lo que prueba
aquello en que quieren creer, siendo indiferentes a todo lo demás. Y, pronto,
todo cierto y comprobado!
Si buscas la aprobación de los otros, con facilidad te
vuelves esclavo, no solo de tu miedo a reaccionar, sino también de muchas y
diferentes opiniones que, en la inmensa mayoría de los casos, dirán siempre más
de quien las tiene que de ti.
¡Los buenos han de ver siempre el bien en todo y
también en ti! Los malos solo son capaces de ver el mal en todo, pero nunca en
sí mismos.
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