José Luís Nunes Martins
En casi todas las ocasiones, separar será más fácil
que unir. Porque destruir exige menos energía, inteligencia y coraje que
construir.
La paz que muchas personas buscan solo se alcanza a
costa de mucha bondad y justicia. Pero es al mismo tiempo muy difícil alguien
sea al mismo tiempo justo y bueno. Y después, aún queda el vecino que también
tiene que estar en paz, porque en caso contrario… no habrá paz nunca.
La paz no es un desierto donde no sucede nada, es el
resultado de un sin número de equilibrios y cesiones donde todos tienen el
deber de cuidar de estar atentes en cada momento.
Quien se queda sentado esperando la paz, vivirá en
guerra con los otros y consigo mismo, aunque se considere disculpado por estar
a la espera de la oportunidad o de la persona cierta. Pero, y esto es claro y
evidente, no hay oportunidades ideales ni personas perfectas.
El tiempo y el mundo no esperan por nadie. Cada
momento es una oportunidad y cada persona que está próxima a nosotros es, a
pesar de todo, alguien con quien tenemos que aprender a convivir.
Es importante, por encima de todo, trabajar con
paciencia y fe en la construcción de encuentros donde nazca la confianza mutua,
la esperanza y la fe. A nivel mundial, pero también en cada una de nuestras
casas y familias.
Es el miedo el que provoca las guerras, y se vuelve
más fuerte aun cuando se conjuga con la estupidez y el interés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario