domingo, 4 de febrero de 2024

El compromiso asusta a mucha gente

 José Luís Nunes Martins


 

Ser fiel a la palabra dada es una las misiones más difíciles que somos llamados a cumplir. Las palabras no son vanas ni huecas, pueden hacer bien o mal, más por lo que prometen que por ellas mismas.

 

La verdad es que, cuando alguien asume un compromiso, gana fuerzas para cumplirlo que no había sentido antes… y surgen oportunidades que tampoco existían.

 

Cualquier acuerdo supone ceder. Ahora bien significa renunciar a algo que sería bueno, cambiándolo por otra cosa que, en principio, valdrá el sacrificio. Si la obligación es una decisión a dos uno para con el otro, entonces significa que cada uno es llamado a asumir que los derechos del otro son sus deberes y al contrario también.

 

¡Sin concesiones no hay vida en común, con nadie! Y aunque es más difícil porque no hay, ni debe haber, contabilidad organizada respecto a las cesiones.

 

¡Siempre que se alcanza un escalón de gratitud, se consigue la paz y la felicidad profunda que nace de la certeza de saber que alguien es feliz y nosotros somos la causa de ello!

 

Todos los problemas conllevan soluciones de compromiso. Tenemos que pagar un precio para alcanzar un bien mayor o un mal menor.

 

Un compromiso de amor permite que dos imperfecciones pasen a formar parte de algo perfecto, pero solo si alcanzan el trabajoso equilibrio entre la independencia de cada uno y la dependencia recíproca. Cediendo. Cediendo mucho. Cediendo siempre.

 

Cuando dos personas deciden amarse, su compromiso es un puente para el cielo, pero solo en cuanto perciben que están del mismo lado… caso contrario, la certeza del miedo vencerá siempre a la de la felicidad.

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