José Luís Nunes Martins
El que es altivo no pide ayuda, prefiere caer… se
levanta solo y en pánico por la posibilidad de que alguien lo haya visto, al
final, igual a todos los demás. Es una especie de condenación a una vida
solitaria. Se cree por encima, pero viven debajo de sus semejantes, por haber
escogido mostrar solo aquello en que se creen buenos.
Esconder nuestros males nos da fuerza, espacio y
tiempo. Pasamos a escuchar solo los consejos de quien piensa como nosotros…porque
admitir que el mal es malo implica mejorar y eso, creen los orgullosos, es un
proceso solo para otros: los débiles.
No quieren quedar a deber nada a nadie. Llaman a eso
libertad, pero solo es ignorancia, pues quien no acepta que la vida feliz solo
es posible cuando nos ayudamos mutuamente. ¡En verdad, el amor no es algo que
suponga una contabilidad común, es incluso contradictorio, porque solo es
precisamente mío aquello que hubiera sido capaz de dar!
¡Amar también es aceptar, abrirse al otro, quedar a
deberle mucho, todo…y ser feliz con eso, sin el afán de retribuirle cada cosa…
solo con la alegría de ser amado de verdad y sin que quien nos ama espere algo
a cambio!
No mires para ti. Observa a tu alrededor y encontrarás
muchos ejemplos de vidas heroicas alas que muy pocos prestan atención.
Inspírate en la abnegación de los que son capaces de olvidarse de sí en favor
del corazón de aquellos por quien luchan para amar.
Si crees que eres muy bueno, no necesitas hacer nada
que no sea esperar que la viday los otros vengan a presentarte vasallaje… ¡Nada
de eso sucederá! ¡Entonces, te sentirás cada vez más frustrado y culpable…al
punto de volverte vengativo e insoportable para ti mismo! ¡Sal de ahí!
¡No dejes que el orgullo te arruine el tiempo de tu
única vida que tienes aquí!
El orgulloso es infeliz, porque ni ama ni se deja
amar.
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