sábado, 27 de julio de 2024

¿Qué es la tristeza? ¿Y el dolor?

José Luís Nunes Martins

Cuando me falta algo, cuando experimento un vacío porque no tengo conmigo algo o alguien que son míos… siento tristeza. La vida está hecha de pequeñas pérdidas y las perdidas siempre son tristes.


El dolor es una señal de que hay algo que está tocando alguno de nuestros límites, haciéndonos sentir la verdad de nuestra fragilidad. El dolor nos alerta para que nos defendamos de ese ataque…intenta ser una alarma para que luchemos contra lo que nos ataca.


Pero hay aún más dolor cuando no aceptamos nuestros límites. Cuando no nos reconocemos frágiles, se revelan nuestras incapacidades. Nos duele nuestra naturaleza humana. Es necesario aceptar la finitud de nuestra vida y de nuestras fuerzas. Los límites de lo que somos y de aquello que son los otros y el mundo.


El sufrimiento nos engrandece, porque el corazón de hace mayor para  tenerlo y superarlo.


Si yo me entro por amor a otra persona, eso no me vuelve en una garantía de que seré aceptado, de que me quiere…mucho menos de que me ame también. Muy al contrario, el amor depende de la voluntad y la voluntad es libre. Así, el dolor que tantas veces sentimos es al final solamente la constatación de que todos somos libres…y de que cada uno de nosotros determina lo que quiere dar y lo que quiere recibir.


Esta condición incierta eleva aún más a los que dicen entregar su vida por la felicidad de otro, a pesar de todo.


Y es aquí, en este vacío que queda después de entregarme, donde me apercibo no de mi flaqueza, sino de donde vienen mis fuerzas. Parecen brotar de la nada. Hay una fuente de alegría en mí… que me alivia de las tristezas, y me ayuda a aceptarme tal como soy.


Se que cuanto más me decido a amar, mas tendré que sufrir. Pero también se que si no arriesgo entregar mi vida, nunca llegaré a ser quien soy.

domingo, 21 de julio de 2024

La perfección no es de este mundo

José Luís Nunes Martins



Casi todos nosotros tenemos ambiciones, siendo que algunos desean  precisamente la perfección, como si fuese un premio que les gusta exhibir a todos. ¡Ahora bien, esta lucha para no tener faltas es, solo una preocupación extrema por lo que los otros piensan!


Siempre que defino objetivos demasiado ambiciosos para mi vida estoy condenando a la frustración por no alcanzarlos. Después comenzaré a pensar que no tengo valor, porque no consigo llegar a aquello que me he propuesto.


Hay una gran diferencia entre querer mejorar y desear que nos admiren.


Ninguno de nosotros es los resultados que alcanza. Nuestra identidad no depende de los éxitos o de los fracasos de ella, mucho menos a corto y medio plazo.


Quien se concentra solo en los resultados deja de ser capaz de vivir y disfrutar de los caminos de cada día, por donde siempre se puede experimentar, aprender y crecer.


No hay personas perfectas. Tamar a alguien es aceptarlo con todas sus imperfecciones, amando cada una de ellas. No es amor si depende de la forma como se compota el otro y si eso corresponde, o no, a la idea que tenemos de la perfección.


Hay criaturas que son educadas bajo esta presión. Son amables solo cuando se portan bien, o mejor, de acuerdo con lo que los adultos en casa entienden que es lo perfecto. Caso contrario, quedan solas y sin amor, porque al final son… feas.


El perfeccionismo es un fardo, un abuso que nos causamos a nosotros mismos. Destruye relaciones, limita nuestra productividad, creatividad, inspiración y alegría, causando sufrimiento injusto e innecesario.



Hay incluso quien no lega a comenzar una tarea y desiste, tal es el miedo de no conseguir hacerlo todo bien. ¡Pero solo quien se arriesga a ser idiota es el que llega a ser feliz!


Si me preocupo demasiado  de la mirada ajena, dejo de ser yo. Y si quien aparece no soy yo… entonces la verdad es que me estoy escondiendo, no apareciendo. Y de aquí se generan ansiedades concretas y muchos otros problemas que corroen nuestra paz. 


No hay mal en querer ser mejor, pero querer ser perfecto es un infierno.


El secreto tal vez sea ir aprendiendo con los errores, sin dejar de cometerlos, sin dejar de errar, sin dejar de aprender.


¡La perfección no es de este mundo, aquí solo hay personas normales, llenas de faltas más o menos bellas, que no deben tener miedo de ser felices!

sábado, 13 de julio de 2024

Solo ama quien va más allá de la razón


José Luís Nunes Martins



Amar es creer más allá de las evidencias. Confiando sí mismo, en el otro y en las circunstancias futuras. Sin esta entrega a lo que no controlamos es imposible darse a otro.


Confía. Deposita tu fe y actúa como si ella fuese ya na certeza. ¡Si tuvieras demasiada sensatez, tal vez nunca tropieces y caigas, pero tampoco nunca llegarás volar, ni siquiera a dar saltos!


Acepta el mundo, incluso aunque te parezca errado. Tratar de combatir el pasado es, en la mayor parte de los casos, una pérdida de energía, sin gran retorno. ¡La historia depende mucho siempre de quien la cuenta. No pierdas el tiempo queriendo enmendar el mundo que ya ha pasado, céntrate en el hoy para que el mañana sea mejor!


Amar exige que nuestra vulnerabilidad sea tan verdadera como nuestra fuerza. Que nos expongamos a la posibilidad de ser golpeados, sabiendo que eso acabará por suceder, pero que la esperanza debe ser siempre mayor que la desesperanza.


La felicidad no es el placer, no es la ausencia de dolor, no es tener muchas cosas o ser más poderoso. Es feliz quien hace de su vida na aventura que, a pesar de todas las adversidades, se va acercando al cielo. Muchas veces es preciso cambiar de camino, de rumbo, algunas veces volver a comenzar todo…pero lo que importa es que nunca dejemos de perseguir la misma meta: la integridad de una vida con sentido y valor en busca de la felicidad para la cual hemos sido creados.


¿Por qué razón tantos hombres y mujeres hicieron aquello que hasta entonces era considerado imposible? ¡Porque no creyeron que era imposible!


A veces asusta tener que creer cuando lo obvio es lo contrario, pero si el amor indica que es por ahí… valdrá la pena arriesgar, aunque el resultado sea una caída. Al final, no hay comparación alguna  entre lo que perdemos por fracasar y lo que perdemos por no intentarlo. En el am or, como en la vida, las derrotas son tan importantes como las victorias. Todo pasa, solo el amor sigue adelante.

sábado, 6 de julio de 2024

El bien no hace ruido

José luís Nunes Martins



El mundo está cada vez más embarullado, como si la mayor parte de las personas estuviese perdida y atormentada. Corren y gritan como si presintiesen una desgracia mayor que la muerte: una existencia sin sentido.


Este pánico se contagia, pero en vez de hacernos volver los ojos y el empeño hacia otro rumbo seguro, nos paraliza y nos hace arrimarnos a los que no arriesgan su existencia habitual en busca de una felicidad que, aunque rara, es posible.

 

Muchas veces es así en el mundo así como dentro de nosotros. Un ruido enorme parece invadir cada rincón de nuestro ser. Un vacío que asfixia nuestra voz interior.


Las personas son cada vez más dependiente de la lógica de las masas, bandas, manadas, multitudes y se apartan de todo lo que las puede llevar a quedar solas. Y hacen ruido para avisar a los otros de donde están y para que de esa forma los otros no los pierdan. Algunos llegan a soñar con dejar de ser quien son, huyendo de sí mismos… para se solo… uno más.


El silencio, que muchas veces puede ser árido y frío, es la base de nuestra naturaleza, el suelo común a nuestras almas. El silencio cura, porque solo en él se revela la verdad.


Hay quien no es capaz de vivir sin ruido, necesita el ruido porque no es capaz de soportarse a sí mismo, mientras impone a los otros lo que ella misma no aguanta.


Una palabra o dos bastan para decir todo lo que es importante. A veces basta un “Heme aquí” para que el am or se haga presencia e hiera de muerte a la soledad del otro.


Un corazón que sufre no hace ruido, incluso aunque se parta.


El ruido no es bueno y el bien se hace de forma discreta.


Cuando es el silencio quien despierta en nosotros una especie de alegría que es luz… cuando casi conseguimos adivinar una melodía bellísima escondida detrás de un silencio bueno y amable… cuando es así, precisamos de muy pocas palabras para hacer milagros en las vidas de aquellos a quien somos llamados a tocar.


No hagas ruido. Huye de él.


No temas el silencio. acéptalo y busca en él lo que más necesitas. Encontrarás