José Luís Nunes Martins
La ansiedad te pone a andar de una lado para otro, te deja preocupado y muy ocupado tratando de controlar lo que, en verdad, no depende de ti. Intentamos librarnos de las inquietudes del mañana, a costa de perder todas las fuerzas de hoy.
Acabamos por medir las cosas por el tamaño de sus sombras, lo cual engaña mucho, porque en la mayor parte de los casos no solo son sombras, sino que también son mucho mayores que los objetos que las producen.
Importa descansar, y centrar la imaginación en mostrarnos alegrías y más alegrías que pueden llegar a nuestra vda. El que espera tristezas y más tristezas ya vive en ese futuro que desea evitar.
El mundo es un lugar muy difícil, no es bueno sobrecargar las adversidades de hoy con los sufrimientos probables del mañana. Es que, aunque fuesen ciertos, más valdría tratar cada cosa su tiempo.
¡La ansiedad es una tortura, un vértigo, que deriva de la idea de que somos libres y que, por eso, tal vez, podamos controlarlo todo! Pero es mentira. No controlamos sino muy poco, a lo más, no toca solo controlar lo que sucede. Intentar controlar lo que no sucede es una pérdida de tiempo y de fuerzas.
Cada uno de nosotros está llamado a aventurarse. Haciendo frente al futuro y a los miedos. Sin prisas, paso a paso, mirando al horizonte que buscamos y para el suelo donde podemos dar el siguiente paso. No nos debe importar lo que hay entre ese espacio y el horizonte. Así como hay siempre horizontes nuevos, también hay suelos que surgen donde no había sino vacío…
En la vida, un desierto demora un poco hacerse la floresta… y lo contrario también. Pero nunca, nunca, lo conseguimos hacer por nosotros mismos.
¡Vivamos cada día los problemas de ese día, sin preocuparnos de los que llegarán, por cierto, mañana, y después de mañana, y de ahí en adelante…porque, al final, más vale un final trágico que una tragedia sin fin!