sábado, 28 de septiembre de 2024

La ansiedad no te lleva a ningún lado

José Luís Nunes Martins


La ansiedad te pone a andar de una lado para otro, te deja preocupado y muy ocupado tratando de controlar lo que, en verdad, no depende de ti. Intentamos librarnos de las inquietudes del mañana, a costa de perder todas las fuerzas de hoy.


Acabamos por medir las cosas por el tamaño de sus sombras, lo cual engaña mucho, porque en la mayor parte de los casos no solo son sombras, sino que también son mucho mayores que los objetos que las producen.


Importa descansar, y centrar la imaginación en mostrarnos alegrías y más alegrías que pueden llegar a nuestra vda. El que espera tristezas y más tristezas ya vive en ese futuro que desea evitar.


El mundo es un lugar muy difícil, no es bueno sobrecargar las adversidades de hoy con los sufrimientos probables del mañana. Es que, aunque fuesen ciertos, más valdría tratar cada cosa su tiempo.


¡La ansiedad es una tortura, un vértigo, que deriva de la idea de que somos libres y que, por eso, tal vez, podamos controlarlo todo! Pero es mentira. No controlamos sino muy poco, a lo más, no toca solo controlar lo que sucede. Intentar controlar lo que no sucede es una pérdida de tiempo y de fuerzas.


Cada uno de nosotros está llamado a aventurarse. Haciendo frente al futuro y  a los miedos. Sin prisas, paso a paso, mirando al horizonte que buscamos y para el suelo donde podemos dar el siguiente paso. No nos debe importar lo que hay entre ese espacio y el horizonte. Así como hay siempre horizontes nuevos, también hay suelos que surgen donde no había sino vacío…


En la vida, un desierto demora un poco hacerse la floresta… y lo contrario también. Pero nunca, nunca, lo conseguimos hacer por nosotros mismos.


¡Vivamos cada día los problemas de ese día, sin preocuparnos de los que llegarán, por cierto, mañana, y después de mañana, y de ahí en adelante…porque, al final, más vale un final trágico que una tragedia sin fin!

sábado, 21 de septiembre de 2024

Nadie es feliz sin cruz

José Luís Nunes Martins



Frente a los sufrimientos propios de la existencia es importante que no huyamos, ni los soportamos como si fueran justos. No lo son. Lo que hay que hacer es no desistir de ellos sobreponiendo, a fin de que prosigamos nuestro camino.


Cuando cargamos nuestra cruz y algo nos hace tropezar, caemos y la cruz cae sobre nosotros… pero, es bueno parar un poco, es esencial que nos levantemos de nuevo, porque el cielo non está en el suelo.


Todos estamos de paso en este mundo. Todos cargamos con problemas duraderos y afrontamos adversidades inesperadas. Y casi siempre aquellos que se quejan mucho no son los más castigados… sin embargo son los que buscan quien les ayude, al tiempo que tratan de justificarse para no tener que ayudar a nadie. 


Los hombros se fortalecen a medida que son forzados a soportar las contrariedades. Y es eso mismo lo que debemos pedir siempre: más fuerza, hombros más fuertes, en vez de cruces más leves o incluso una vida sin fardos pesados.


Ser feliz es el resultado de aprender a caminar en este mundo con una cruz a cuestas, pero agradeciendo la fuerza que nos eleva y nos lleva hacia a delante en cada momento de mayor flaqueza. Ser feliz es ser agradecido por esta vida, a pesar de todo.


Escuchar a otros, estar atento, socorrerlo y ayudarle incluso a llevar su cruz durante una etapa más corta o más larga: es el secreto que da sentido a nuestra vida.


Cada uno de nosotros es del tamaño de los dolores que su propio corazón alberga. Es siempre y solo en la desgracia donde nos revelamos tal como somos, a nosotros, a los otros y al cielo.


Tal como en los legendarios mapas del tesoro, es la cruz la que señala el lugar hacia donde debemos dirigirnos.


Mantente firme y ama por más pesada que sea tu cruz. Forma parte de la felicidad soportar los golpes del mal y, aún así, ganar el combate. 


El amor s un arma contra el mal. Y, porque amar es el único camino para la felicidad, entonces solo afrontando el mal llegamos a llenar nuestra alma de la vida que no tiene fin.

sábado, 14 de septiembre de 2024

¡No tengas muchas cosas!



José Luís Nunes Martins



Pasamos mucho tiempo de nuestras vidas soñando e intentando ser más ricos en cosas. Queremos aumentar nuestras posesiones, acumulamos piezas valiosas de un puzzle que nunca nadie consigue acabar.


¿Cómo nos convencen para comprar tantas cosas? Llevándonos a creer que tenemos necesidades que, n verdad, no tenemos. Como si consiguiesen crear un vacío en nosotros, para después podernos vender la solución para llenarlo.


¿Y por qué razón hay tanto gente que compra? ¡Porque hay otros que intentan a toda costa vender lo que consiguen para… tener poder ellos comprar otras cosas a otros!


Poder de compra. Extraña idea esta de alguien para tener la posibilidad de adquirir cosas. Ahora bien, ¿No sería mejor no tener grandes necesidades? ¿No será que uno de los caminos para la felicidad es desear menos? O  no dejarse convencer de que la alegría viene de las cosas, sino que somos nosotros los que podemos cultivarla en nuestro interior, desde que tengamos lo esencial para nuestra supervivencia.


Un de los mayores problemas del mundo actual es que la ganancia insaciable de pocos acaba por impedir que muchos tengan lo básico y esencial.


Muchos de los que más tienen viven con miedo y cerca de la locura, así se dan cuenta de que su vida no depende de lo que posean. Pero, no es lo que tenemos, sino lo que hacemos con lo que tenemos, que define quien somos y nuestro valor absoluto.


¡Es preciso muy poco para ser feliz. Quien acumula fortunas se vuelve demasiado pesado para poder volar…y lo que más importa es ser puro y leve, y así, dejarse elevar por los vientos que nos llevan hasta el cielo que se puede ver desde aquí!



La única verdadera riqueza que está a nuestra disposición no es ni un montón de cosas, ni el dinero, ni tampoco el poder, si en cambio lo que fuéramos capaces de dar, por amor. Solo eso es nuestro. ¡Y ese  es nuestro valor!


sábado, 7 de septiembre de 2024

La vida es una lucha sin fin

José Luís Nunes Martins



Hay cada vez más distracciones en nuestra sociedad. Hoy es más difícil dedicarnos a lo esencial en nuestra vida. La vida anda tan agitada que ya casi nadie consigue parar un poco y fijarse en lo más importante.


Y lo más valioso no está en mí… está en el otro, que esta cerca, ahí mismo, delante de mí.


Si medito en mi vida, es posible que me pierda entre tantas posibilidades, tantos pasados, unos más verdaderos que otros. Y en tantos futuros, unos más agradables que otros. ¿Pero cuántas personas conseguirán escoger bien su destino y su camino para llegar a él, solo mirándose a sí mismo?


Precisamos cambiar nosotros mismos, en vez de esperar que el mundo esté dispuesto para ayudarnos. Tenemos que luchar sin descanso para mantener nuestro corazón a salvo de todo lo que busca esclavizarlo, convenciéndolo de que la paz y la felicidad que buscaron imposibles. 


El mal no nos quiere matar; nos quiere sumisos para hacer su voluntad. Olvidándonos de lo que somos y lo que podríamos ser. El mal nos quiere rendidos y por eso nos distrae hasta el punto de, perdidos entre sus brillos aparentes, hacer como que nos olvidamos de la luz.


Fortalécete y guarda tu corazón como un castillo. Pero no te encierres ahí. Ve al encuentro de otros corazones desprotegidos y cuídalos.


Asegúrate de que no hay nada por más encantador o temible que sea que desvíe tu atención del camino que tienes que soñar, construir y recorrer.


Tendrás que recomenzar infinidad de veces, y eso desgasta más que los propios combates, haciendo  que parezca que ninguno de ellos vale la pena y que, nada tiene sentido. La vida es una lucha constante, no es la historia de una batalla difícil, única y definitiva, que se vence y con eso se alcanza la grandeza para siempre. No es así.


El bien nos quiere vivos y luchar por la vida, por la nuestra y por la de los otros, siempre. Renovando cada día esa decisión de estar al servicio del amor y con eso al servicio de nuestra paz y nuestra felicidad, que debemos continuar haciendo por merecer. Todos. Juntos.


O nosso triunfo há de ser feito através de muitos fracassos e catástrofes. A nossa glória há de ser alcançada por termos conseguido manter a nossa fé, apesar de tudo.


Nuestro triunfo ha de ser hecho después de muchos fracasos y catástrofes. Nuestra gloria ha de ser alcanzada por haber conseguido mantener nuestra fe, a pesar de todo.

domingo, 1 de septiembre de 2024

El tiempo pasa


Daniel Medina Sierra


Hace mucho quedo escribo en este humilde blog y, aunque han pasado muchas cosas desde entonces, ya no ví necesario volver a expresarme más y seguir mi camino sin mirar atrás.

Os pondré, si me lo permiten, en contexto. Fui un viejo acogido de Cáritas, que, como todos los que transcurrimos por aquel pequeño local, estábamos perdidos y desorientados buscando un poco de comprensión.

Pasé por mil batallas, todas ellas interiores, perdí muchas de ellas y aprendí a volver a levantarme de cada una de ellas.

Fueron tiempos difíciles, tiempos oscuros. Muy pocas luces se vislumbraban en la lejanía, tiempos de grandes hombres lanzando salva vidas para quien quisiera, al menos, un poco de paz temporal o consuelo.

El tiempo pasa inexorablemente y muchos quedaron varados, o peor aun, ahogados en esa palabra prohibida que es la depresión profunda causada por ser pobre, pobre sí, excluido social si os parece más popular o académico. Una depresión tenaz, profunda y sin consuelo, no hay consuelo para quien lo ha perdido todo.

Como todos esos hombres y mujeres anónimas no voy a relatar lo que es solo el mundo infernal de cada individuo, tampoco el mio al que vencí hace mucho, pero si me gustaría regalaros a todos los que leéis este blog unas pequeñas pero intensamente fuertes reflexiones acerca de como vencí al demonio que habitaba en mi interior, de ahora en adelante lo llamaremos depresión.

Me enfrenté a él, con toda la crudeza y tan despiadadamente como lo haría el propio demonio. Sabia que sería un lucha encarnizada ya que te enfrentas contigo mismo, mi  peor juez y al que no puedes engañar por mucho tiempo. Asumí mis errores y dejé marchar al rencor y el resentimiento que tanto amargaba la existencia. Fui positivo, tenía que serlo, y cada día, por muy mal que me fueran las cosas, tenía que serlo.

Volví a escuchar, a reflexionar y a disfrutar de las pequeñas cosas; un café caliente, buena compañía y, por que no, incluso algunas risas.

Quien fui alguna vez murió, si lo tuve que matar, porque ese yo jamás volvería y su recuerdo solo me arrastraba a la incertidumbre, al caos y la desolación.

El tiempo pasó y salí victorioso de esa batalla, agradecido por cuantos me apoyaron y cuantos me dieron la espalda, a cada uno de una forma distinta claro, pero gracias a todos ellos soy el hombre que soy hoy.

No hay camino fácil, no hay gratificación sin esfuerzo y tenacidad, no hay perdón si no eres capaz de perdonarte. El tiempo pasa, sí y el tiempo que nos quede aqui tenemos que disfrutarlo y amarlo.