José Luís Nunes Martins
Hay cada vez más distracciones en nuestra sociedad. Hoy es más difícil dedicarnos a lo esencial en nuestra vida. La vida anda tan agitada que ya casi nadie consigue parar un poco y fijarse en lo más importante.
Y lo más valioso no está en mí… está en el otro, que esta cerca, ahí mismo, delante de mí.
Si medito en mi vida, es posible que me pierda entre tantas posibilidades, tantos pasados, unos más verdaderos que otros. Y en tantos futuros, unos más agradables que otros. ¿Pero cuántas personas conseguirán escoger bien su destino y su camino para llegar a él, solo mirándose a sí mismo?
Precisamos cambiar nosotros mismos, en vez de esperar que el mundo esté dispuesto para ayudarnos. Tenemos que luchar sin descanso para mantener nuestro corazón a salvo de todo lo que busca esclavizarlo, convenciéndolo de que la paz y la felicidad que buscaron imposibles.
El mal no nos quiere matar; nos quiere sumisos para hacer su voluntad. Olvidándonos de lo que somos y lo que podríamos ser. El mal nos quiere rendidos y por eso nos distrae hasta el punto de, perdidos entre sus brillos aparentes, hacer como que nos olvidamos de la luz.
Fortalécete y guarda tu corazón como un castillo. Pero no te encierres ahí. Ve al encuentro de otros corazones desprotegidos y cuídalos.
Asegúrate de que no hay nada por más encantador o temible que sea que desvíe tu atención del camino que tienes que soñar, construir y recorrer.
Tendrás que recomenzar infinidad de veces, y eso desgasta más que los propios combates, haciendo que parezca que ninguno de ellos vale la pena y que, nada tiene sentido. La vida es una lucha constante, no es la historia de una batalla difícil, única y definitiva, que se vence y con eso se alcanza la grandeza para siempre. No es así.
El bien nos quiere vivos y luchar por la vida, por la nuestra y por la de los otros, siempre. Renovando cada día esa decisión de estar al servicio del amor y con eso al servicio de nuestra paz y nuestra felicidad, que debemos continuar haciendo por merecer. Todos. Juntos.
O nosso triunfo há de ser feito através de muitos fracassos e catástrofes. A nossa glória há de ser alcançada por termos conseguido manter a nossa fé, apesar de tudo.
Nuestro triunfo ha de ser hecho después de muchos fracasos y catástrofes. Nuestra gloria ha de ser alcanzada por haber conseguido mantener nuestra fe, a pesar de todo.
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