sábado, 30 de noviembre de 2024

Vivir es nacer en cada momento

José Luís Nunes Martins



Todos somos frágiles, porque todos tenemos límites, y no ay nada equivocado o malo en eso. La fragilidad es confundida muchas veces con ausencia de valor. Pero lo frágil no es cobarde. Flaqueza es falta de calidad. 


Y todos llegamos, en muchos momentos de nuestras vidas, al  límite de nuestras fuerzas, talentos y posibilidades. No porque seamos débiles, sino por ser humanos. En esos momentos no estamos fallando. Estamos pasando por un mal trago, por lo que necesitamos y merecemos la compasión de otros, no su condena o abandono.


Muchas personas son acompañadas solo por la soledad, que les intenta abortar los sueños. La soledad es un peligro. Nos  puede golpear hasta dejarnos manejables, como nos puede dañar hasta el punto de petrificar el corazón. Unas veces nos corona, otras nos crucifica.


Es necesario abrirnos al otro, ir en busca de nosotros y, aunque nada encontremos, no desesperar, porque lo que nos salva es dar un paso, otro y otro más, sin dejar de dar luz y abrirnos a la luz. 


Que cada día me lleve al siguiente. Con esperanza, fe y amor.


El amor está siempre naciendo, y no para morir, sino para vivir y hacer vivir. Nada nace de nada. La felicidad es un equilibrio en que tienen los pies bien asentados en la tierra y el corazón en lo alto del cielo.


¡Hoy, nacemos otra vez. Aceptémonos y cuidemos bien de nosotros, como recién nacidos: frágiles, pero con valor infinito!

sábado, 23 de noviembre de 2024

El otoño es también una estación del alma

José Luís Nunes Martins



Tal vez el otoño sucede más que en la naturaleza en nosotros. Todos envejecemos a la misma velocidad. La vida corre en nuestro interior, acumulando recuerdos y parece tan veloz que hay quien tiene miedo de vivir, por el vértigo y el temor al final. 


El tiempo alarga nuestro tronco y ramas, pero el otoño es la estación en la que nos despedidnos de alguna vanidad y de lo que es pasajero. Y lo que queda es, tal vez, lo importante. Poco a poco, a través de la alternancia de las estaciones y también en virtud de las adversidades que tenemos que afrontar, nos vamos fortaleciendo.  


Un árbol eleva  hacia el cielo lo que recoge en lo dodo de la tierra. Así cada uno de nosotros es llamado a hacer lo mismo. Crear belleza y riqueza a partir de nada. Pero con tiempo en que debemos recogernos, reflexionar, antes que lleguen los inviernos…a partir de los cuales naceremos una vez más y más fuertes.


Todas las estaciones tienen un sentido propio.


La melancolía que nos inunda el alma y escava el corazón haciendo como el agua de las lluvias que llegue hasta el fondo de nosotros. Estamos más expuestos y sensibles. Es tiempo de trabajar en nosotros, más que en el mundo.


Después de madurar… es tiempo de nacer. El viento y el tiempo pasan siempre, pero nosotros permanecemos,. También siempre.


La certeza de que las hojas caen es la misma de que brotarán otras nuevas después de un tiempo de descanso. Las que están en el suelo danzan con el viento, mientras que las que han de nacer aún no sueñan siquiera que el mundo existe.


¡El otoño es el tiempo mágico en el cual todo vuelve a recomenzar!


Como si escuchásemos una sinfonía que llega al final. Se sigue un silencio lindísimo, en el cual se han de comenzar a oír los primeros ensayos de otra sinfonía, tan o más bella que la anterior.


El otoño es ese sosiego sublime entre sinfonías.

sábado, 16 de noviembre de 2024

El pan nuestro de cada día

JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS




Nadie se basta a sí mismo. Esta vida implica que la alimentemos cada día, que seamos capaces de encontrar todo cuanto es necesario para mantenerla. Sea agua, comida, descanso…todos tenemos las mismas necesidades que, si no fueran satisfechas durante algo, supondrían la muerte.


¿Pero es que debe ser cada uno por sí mismo? ¿Hay pan para todos y tenemos que repartirlo de forma justa? ¿O la escasez de los bienes de primera necesidad implica una guerra escondida entre todos los que viven en el mismo tiempo?


¿El pan que tengo ahora en las manos es mío o es nuestro? ¿Tengo algún tipo de obligación de repartirlo? ¿Hasta qué punto la vida de los otros es también mía? ¿Y que mi bienestar es también un deber de los otros?


Si aquí escribo estas líneas, eso significa que nunca me faltó el pan de cada día. ¿Por mérito mío? ¡No! Porque formo parte de varios grupos, unos más abiertos, otros más estrechos, que no solo conviven sino que se ayudan mutuamente. Yo soy parte de varios, en los cuales soy tan responsable de otros que me siento en la obligación de darles prioridad en algunas cuestiones como, por el ejemplo, del pan…


Cuando pido el pan nuestro de cada día, ¿pienso en aquellos que lo suplican gritando, y que sufren todavía más porque nadie los escucha? ¿Son verdaderamente mis hermanos? ¿Y los niños que tienen a su cuidado, valen menos que mis hijos?

 

La propia oración del Padre Nuestro comienza con una afirmación clara: Soy hijo De Dios, pero no soy hijo único.


Es importante que yo tenga muy claro que seré juzgado por la forma como he administrado el pan, que nunca fue solo mío, sino de todos aquellos que tengo, o debería tener, como hermanos.




sábado, 9 de noviembre de 2024

El premio del bien no es inmediato



José Luís Nunes Martins


Nosotros no somos de aquí. Es importante que procures vivir sin esperar frutos evidentes de tus buenas acciones. Acostúmbrate a vivir sin grandes esperanzas  inmediatamente.


Cuando hagas algún bien ignora la falta de cambios para mejor. El mundo, y todo lo que en él existe, cambia. Pero cambia sin control, muy descontroladamente. Se necesita mucha paciencia para insistir, a pesar de la ausencia de resultados.


Las transformaciones en los otros, y en nosotros, se dan primero en el interior, y es a partir de ahí como se van expresando poco a poco, de forma tan lenta que parece que nada cambia. Pero es de esta forma como crecen los árboles y el mar va transformando las rocas.


Tal vez no consigamos ver, durante el tiempo de nuestra vida, las grandes consecuencias de lo que hacemos en este mundo.


Nuestra vida más importante está en el futuro. Nosotros no somos de aquí. Llegamos sin saber como y volvemos también sin comprender por que razón vinimos, ni por qué tenemos que regresar.


Más aún, no sabemos cuando acabara esta vida ( que es solo una pequeña parte de la otra), puede ser solo de aquí a tres días o de aquí a trescientos años, ¿Quién sabe?


Cada uno de nosotros debe buscar ser feliz. No en este mundo ni hoy mismo, sino a una profundidad donde habita lo que en nosotros no pasa


De momento nos corresponde vivir, más que sobrevivir. Y, más aún, convivir mas que vivir… y que, al compartir así nuestras vidas, las llenamos de amor. Que el amor sea la razón , el apoyo y aquello que nos ligadnos a otros.


La línea que separa el bien del mal es la misma que separa el amor del egoísmo.


No busques premios en este mundo, pues no somos de aquí.


sábado, 2 de noviembre de 2024

¡Quiero ir al cielo!

José Luís Nunes Martins



Nada es para siempre en este mundo, pero, en el fondo de cada corazón, hay una certeza de eternidad. El que ama la siente tan verdadera como la verdad de la propia existencia.


O soy de la tierra. Vivo y corro mi camino aquí, pero estoy de paso. Así como nadie se ha dado la vida a sí mismo, tampoco hay quien pueda decidir quedarse en este mundo.

 

¿Hacia donde voy? Bien, yo quiero ir ara el cielo. El camino es duro porque implica amar, luchando contra una de las mayores fuerzas que parecen naturales en nosotros: el egoísmo. El camino implica sufrir y ser atacado por la duda, muchas veces. 


El valor de alguien se mide por la forma de afrontar un obstáculo. Cuando algo aparece y nos obliga a dejar fuera los planes y soñar otros sueños, si quisiéramos salir de una de las muchas pesadillas ilógicas e injustas. ¿Cuántos hombres se hicieron ricos por la forma como aceptaron su miseria?


Para volar, es preciso que nos perfeccionemos; en este caso, esto no implica crecer, sino liberarse de lo que está demás. Cueste, porque muchas veces somos llamados a creer en lo que no tiene sentido. ¿Si soy amado, por qué me siento solo? ¿Por qué razón tengo que estar expuesto a tanto dolor? ¿Y hasta en la agonía se me pide que la afronte con alegría?


Que yo sepa dar todo lo que puedo. Que yo lleve a muchos a probar el sabor de un pan compartido.


Necesito vaciarme de mí. Confiar y llegar a comprender que la felicidad no es un destino, sino una recompensa…y que solo el amor da sentido a la vida…y a la muerte.

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