sábado, 9 de noviembre de 2024

El premio del bien no es inmediato



José Luís Nunes Martins


Nosotros no somos de aquí. Es importante que procures vivir sin esperar frutos evidentes de tus buenas acciones. Acostúmbrate a vivir sin grandes esperanzas  inmediatamente.


Cuando hagas algún bien ignora la falta de cambios para mejor. El mundo, y todo lo que en él existe, cambia. Pero cambia sin control, muy descontroladamente. Se necesita mucha paciencia para insistir, a pesar de la ausencia de resultados.


Las transformaciones en los otros, y en nosotros, se dan primero en el interior, y es a partir de ahí como se van expresando poco a poco, de forma tan lenta que parece que nada cambia. Pero es de esta forma como crecen los árboles y el mar va transformando las rocas.


Tal vez no consigamos ver, durante el tiempo de nuestra vida, las grandes consecuencias de lo que hacemos en este mundo.


Nuestra vida más importante está en el futuro. Nosotros no somos de aquí. Llegamos sin saber como y volvemos también sin comprender por que razón vinimos, ni por qué tenemos que regresar.


Más aún, no sabemos cuando acabara esta vida ( que es solo una pequeña parte de la otra), puede ser solo de aquí a tres días o de aquí a trescientos años, ¿Quién sabe?


Cada uno de nosotros debe buscar ser feliz. No en este mundo ni hoy mismo, sino a una profundidad donde habita lo que en nosotros no pasa


De momento nos corresponde vivir, más que sobrevivir. Y, más aún, convivir mas que vivir… y que, al compartir así nuestras vidas, las llenamos de amor. Que el amor sea la razón , el apoyo y aquello que nos ligadnos a otros.


La línea que separa el bien del mal es la misma que separa el amor del egoísmo.


No busques premios en este mundo, pues no somos de aquí.


sábado, 2 de noviembre de 2024

¡Quiero ir al cielo!

José Luís Nunes Martins



Nada es para siempre en este mundo, pero, en el fondo de cada corazón, hay una certeza de eternidad. El que ama la siente tan verdadera como la verdad de la propia existencia.


O soy de la tierra. Vivo y corro mi camino aquí, pero estoy de paso. Así como nadie se ha dado la vida a sí mismo, tampoco hay quien pueda decidir quedarse en este mundo.

 

¿Hacia donde voy? Bien, yo quiero ir ara el cielo. El camino es duro porque implica amar, luchando contra una de las mayores fuerzas que parecen naturales en nosotros: el egoísmo. El camino implica sufrir y ser atacado por la duda, muchas veces. 


El valor de alguien se mide por la forma de afrontar un obstáculo. Cuando algo aparece y nos obliga a dejar fuera los planes y soñar otros sueños, si quisiéramos salir de una de las muchas pesadillas ilógicas e injustas. ¿Cuántos hombres se hicieron ricos por la forma como aceptaron su miseria?


Para volar, es preciso que nos perfeccionemos; en este caso, esto no implica crecer, sino liberarse de lo que está demás. Cueste, porque muchas veces somos llamados a creer en lo que no tiene sentido. ¿Si soy amado, por qué me siento solo? ¿Por qué razón tengo que estar expuesto a tanto dolor? ¿Y hasta en la agonía se me pide que la afronte con alegría?


Que yo sepa dar todo lo que puedo. Que yo lleve a muchos a probar el sabor de un pan compartido.


Necesito vaciarme de mí. Confiar y llegar a comprender que la felicidad no es un destino, sino una recompensa…y que solo el amor da sentido a la vida…y a la muerte.

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