sábado, 23 de noviembre de 2024

El otoño es también una estación del alma

José Luís Nunes Martins



Tal vez el otoño sucede más que en la naturaleza en nosotros. Todos envejecemos a la misma velocidad. La vida corre en nuestro interior, acumulando recuerdos y parece tan veloz que hay quien tiene miedo de vivir, por el vértigo y el temor al final. 


El tiempo alarga nuestro tronco y ramas, pero el otoño es la estación en la que nos despedidnos de alguna vanidad y de lo que es pasajero. Y lo que queda es, tal vez, lo importante. Poco a poco, a través de la alternancia de las estaciones y también en virtud de las adversidades que tenemos que afrontar, nos vamos fortaleciendo.  


Un árbol eleva  hacia el cielo lo que recoge en lo dodo de la tierra. Así cada uno de nosotros es llamado a hacer lo mismo. Crear belleza y riqueza a partir de nada. Pero con tiempo en que debemos recogernos, reflexionar, antes que lleguen los inviernos…a partir de los cuales naceremos una vez más y más fuertes.


Todas las estaciones tienen un sentido propio.


La melancolía que nos inunda el alma y escava el corazón haciendo como el agua de las lluvias que llegue hasta el fondo de nosotros. Estamos más expuestos y sensibles. Es tiempo de trabajar en nosotros, más que en el mundo.


Después de madurar… es tiempo de nacer. El viento y el tiempo pasan siempre, pero nosotros permanecemos,. También siempre.


La certeza de que las hojas caen es la misma de que brotarán otras nuevas después de un tiempo de descanso. Las que están en el suelo danzan con el viento, mientras que las que han de nacer aún no sueñan siquiera que el mundo existe.


¡El otoño es el tiempo mágico en el cual todo vuelve a recomenzar!


Como si escuchásemos una sinfonía que llega al final. Se sigue un silencio lindísimo, en el cual se han de comenzar a oír los primeros ensayos de otra sinfonía, tan o más bella que la anterior.


El otoño es ese sosiego sublime entre sinfonías.

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