José Luís Nunes Martins
Nada es para siempre en este mundo, pero, en el fondo de cada corazón, hay una certeza de eternidad. El que ama la siente tan verdadera como la verdad de la propia existencia.
O soy de la tierra. Vivo y corro mi camino aquí, pero estoy de paso. Así como nadie se ha dado la vida a sí mismo, tampoco hay quien pueda decidir quedarse en este mundo.
¿Hacia donde voy? Bien, yo quiero ir ara el cielo. El camino es duro porque implica amar, luchando contra una de las mayores fuerzas que parecen naturales en nosotros: el egoísmo. El camino implica sufrir y ser atacado por la duda, muchas veces.
El valor de alguien se mide por la forma de afrontar un obstáculo. Cuando algo aparece y nos obliga a dejar fuera los planes y soñar otros sueños, si quisiéramos salir de una de las muchas pesadillas ilógicas e injustas. ¿Cuántos hombres se hicieron ricos por la forma como aceptaron su miseria?
Para volar, es preciso que nos perfeccionemos; en este caso, esto no implica crecer, sino liberarse de lo que está demás. Cueste, porque muchas veces somos llamados a creer en lo que no tiene sentido. ¿Si soy amado, por qué me siento solo? ¿Por qué razón tengo que estar expuesto a tanto dolor? ¿Y hasta en la agonía se me pide que la afronte con alegría?
Que yo sepa dar todo lo que puedo. Que yo lleve a muchos a probar el sabor de un pan compartido.
Necesito vaciarme de mí. Confiar y llegar a comprender que la felicidad no es un destino, sino una recompensa…y que solo el amor da sentido a la vida…y a la muerte.
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