miércoles, 15 de noviembre de 2017

¿Curas casados? II


Pablo Garrido Sánchez

Escasez de sacerdotes

¿La adopción del celibato opcional solucionaría la escasez de sacerdotes? Pretender una solución definitiva a un problema de esas características no es realista. Sería como decir que acabamos con el problema del hambre cuando haya alimentos suficientes. Las cosas son más complejas, porque tenemos una producción de alimentos, ahora mismo, capaz de satisfacer las necesidades de todos los habitantes del planeta, y sin embargo siguen muriendo millones de personas a causa del hambre. De manera parecida ocurriría con la apertura del celibato opcional. Dicho lo anterior resulta obvio que habría más sacerdotes disponibles, en primer lugar porque hay vocaciones jóvenes que darían el paso hacia el sacerdocio si no encontraran la barrera del celibato, y por otro lado, de los más de cien mil sacerdotes dispensados muchos ofreceríamos  nuestro servicio y ayuda de modo totalmente desinteresado.

Es muy probable que no pase mucho tiempo sin que alguna de las cosas aquí comentadas sean una realidad visible dentro de nuestras parroquias. El papa Francisco parece estar dispuesto a valorar las propuestas realizadas, en principio, por las distintas conferencias episcopales. Sabemos que Brasil, el país con más católicos del mundo, tiene una alarmante escasez de sacerdotes y se está tratando el asunto. La misma Conferencia Episcopal de Alemania, en su última reunión plenaria manifestó con crudeza el problema de la escasez de sacerdotes y la necesidad de ponerle remedio, planteando al Papa un proyecto de ordenación de “varones casados”.

El papa Francisco, en el recién concluido Año de la Misericordia, el último viernes en que tenía actos fuera de la agenda oficial, concertó una visita a un domicilio en Roma con tres sacerdotes dispensados de celibato entre los que se encontraba un español. El tono de la nota oficial dando cuenta de la visita distaba mucho de la severidad  de pronunciamientos oficiales anteriores. Este encuentro del papa Francisco con estos sacerdotes dispensados del celibato y sus familia viene a paliar un poco el lenguaje ambiguo oficial, que ha trascendido a los fieles en general . La ambigüedad se manifiesta de modo especial cuando la doctrina oficial, ya desde el Concilio de Trento, que el sacerdote debidamente ordenado nunca será un laico, afirmación doctrinal recogida por el actual Catecismo. El texto es muy claro: “Un sujeto válidamente ordenado puede ciertamente, por justos motivos, ser liberado de las obligaciones y de las funciones vinculadas a la ordenación, o se le puede impedir ejercerlas, pero no puede convertirse de nuevo en laico en sentido estricto, porque el carácter impreso por la ordenación es para siempre. La vocación y la misión recibidas el día de su ordenación, lo marcan de manera permanente” (CIC n. 1583).

 La ambigüedad aparece una vez más cuando el que solicita la dispensa de celibato y la recibe se le hace entender que es una gracia que la Iglesia le concede, pero al mismo tiempo el desarrollo del canon anteriormente citado está por llevar a cabo, impidiendo que se realice lo que la propia Iglesia oficialmente dispone.

El camino que conduce a un sacerdote a pedir la dispensa de celibato, que no la secularización, es un proceso altamente doloroso en la mayoría de los casos, y se realiza por una búsqueda de coherencia, sea una decisión acertada o equivocada; de la misma forma que el que persevera en el don del celibato recibido lo hace por ser fiel al SEÑOR y a su conciencia. La mayor parte de los sacerdotes dispensados han dejado en el ministerio sacerdotal los mejores años de su vida, y por elegir el estado matrimonial, perfectamente compatible con el carisma sacerdotal sufren la marginación oficial. Una Iglesia que pretenda aparecer  con un rostro renovado no puede seguir manteniendo en la indiferencia a más de cien mil sacerdotes en todo el mundo que por las causas que fueren  han pedido la dispensa para casarse cuando los propios apóstoles estaban casados (Cf. 1Cor 9, 5).

Hará muy bien el papa Francisco en atender las propuestas de las distintas conferencias episcopales o de obispos particulares para regular una nueva disciplina en torno al celibato. La íntima relación con el SEÑOR se puede establecer desde una teología del celibato por el Reino de los Cielos, o por el camino de la conyugalidad que es el signo visible del amor de JESUCRISTO a su Iglesia (Cf Ef 5, 31-32) El propio papa Francisco, en la exhortación “La alegría del amor”, trajo a la memoria la cita de uno de los más grandes teólogos del siglo trece, Alejandro de Hales, que afirmaba la superioridad del matrimonio, en cierto sentido, sobre el celibato (Amoris laetitiae,n159).

Breve bibliografía:

Häring Bernhard:”¿Qué sacerdotes para hoy?”, Editorial Ppc 1995.
Lobinger Fritz, cardenal:”El altar vacío” editorial Herder 2015.
Pablo VI: “Sacerdotalis coelibatus”,1967, encíclica.



Papa Francisco: “Amoris Laetitia”, exhortación apostólica postsinodal 2016. 
Sebastián Aguilar Fernando, cardenal:”Memorias con esperanza”, Editorial Encuentro 2016.

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