Pablo Garrido Sánchez
Escasez
de sacerdotes
¿La
adopción del celibato opcional solucionaría la escasez de
sacerdotes? Pretender una solución definitiva a un problema de esas
características no es realista. Sería como decir que acabamos con
el problema del hambre cuando haya alimentos suficientes. Las cosas
son más complejas, porque tenemos una producción de alimentos,
ahora mismo, capaz de satisfacer las necesidades de todos los
habitantes del planeta, y sin embargo siguen muriendo millones de
personas a causa del hambre. De manera parecida ocurriría con la
apertura del celibato opcional. Dicho lo anterior resulta obvio que
habría más sacerdotes disponibles, en primer lugar porque hay
vocaciones jóvenes que darían el paso hacia el sacerdocio si no
encontraran la barrera del celibato, y por otro lado, de los más de
cien mil sacerdotes dispensados muchos ofreceríamos nuestro
servicio y ayuda de modo totalmente desinteresado.
Es
muy probable que no pase mucho tiempo sin que alguna de las cosas
aquí comentadas sean una realidad visible dentro de nuestras
parroquias. El papa Francisco parece estar dispuesto a valorar las
propuestas realizadas, en principio, por las distintas conferencias
episcopales. Sabemos que Brasil, el país con más católicos del
mundo, tiene una alarmante escasez de sacerdotes y se está tratando
el asunto. La misma Conferencia Episcopal de Alemania, en su última
reunión plenaria manifestó con crudeza el problema de la escasez de
sacerdotes y la necesidad de ponerle remedio, planteando al Papa un
proyecto de ordenación de “varones casados”.
El
papa Francisco, en el recién concluido Año de la Misericordia, el
último viernes en que tenía actos fuera de la agenda oficial,
concertó una visita a un domicilio en Roma con tres sacerdotes
dispensados de celibato entre los que se encontraba un español. El
tono de la nota oficial dando cuenta de la visita distaba mucho de la
severidad de pronunciamientos oficiales anteriores. Este
encuentro del papa Francisco con estos sacerdotes dispensados del
celibato y sus familia viene a paliar un poco el lenguaje ambiguo
oficial, que ha trascendido a los fieles en general . La ambigüedad
se manifiesta de modo especial cuando la doctrina oficial, ya desde
el Concilio de Trento, que el sacerdote debidamente ordenado nunca
será un laico, afirmación doctrinal recogida por el actual
Catecismo. El texto es muy claro: “Un sujeto válidamente ordenado
puede ciertamente, por justos motivos, ser liberado de las
obligaciones y de las funciones vinculadas a la ordenación, o se le
puede impedir ejercerlas, pero no puede convertirse de nuevo en laico
en sentido estricto, porque el carácter impreso por la ordenación
es para siempre. La vocación y la misión recibidas el día de su
ordenación, lo marcan de manera permanente” (CIC n. 1583).
La
ambigüedad aparece una vez más cuando el que solicita la dispensa
de celibato y la recibe se le hace entender que es una gracia que la
Iglesia le concede, pero al mismo tiempo el desarrollo del canon
anteriormente citado está por llevar a cabo, impidiendo que se
realice lo que la propia Iglesia oficialmente dispone.
El
camino que conduce a un sacerdote a pedir la dispensa de celibato,
que no la secularización, es un proceso altamente doloroso en la
mayoría de los casos, y se realiza por una búsqueda de coherencia,
sea una decisión acertada o equivocada; de la misma forma que el que
persevera en el don del celibato recibido lo hace por ser fiel al
SEÑOR y a su conciencia. La mayor parte de los sacerdotes
dispensados han dejado en el ministerio sacerdotal los mejores años
de su vida, y por elegir el estado matrimonial, perfectamente
compatible con el carisma sacerdotal sufren la marginación oficial.
Una Iglesia que pretenda aparecer con un rostro renovado no
puede seguir manteniendo en la indiferencia a más de cien mil
sacerdotes en todo el mundo que por las causas que fueren han
pedido la dispensa para casarse cuando los propios apóstoles estaban
casados (Cf. 1Cor 9, 5).
Hará
muy bien el papa Francisco en atender las propuestas de las distintas
conferencias episcopales o de obispos particulares para regular una
nueva disciplina en torno al celibato. La íntima relación con el
SEÑOR se puede establecer desde una teología del celibato por el
Reino de los Cielos, o por el camino de la conyugalidad que es el
signo visible del amor de JESUCRISTO a su Iglesia (Cf Ef 5, 31-32) El
propio papa Francisco, en la exhortación “La alegría del amor”,
trajo a la memoria la cita de uno de los más grandes teólogos del
siglo trece, Alejandro de Hales, que afirmaba la superioridad del
matrimonio, en cierto sentido, sobre el celibato (Amoris
laetitiae,n159).
Breve
bibliografía:
Häring
Bernhard:”¿Qué sacerdotes para hoy?”, Editorial Ppc 1995.
Lobinger
Fritz, cardenal:”El altar vacío” editorial Herder 2015.
Pablo
VI: “Sacerdotalis coelibatus”,1967, encíclica.
Papa
Francisco: “Amoris Laetitia”, exhortación apostólica
postsinodal 2016.
Sebastián
Aguilar Fernando, cardenal:”Memorias con esperanza”, Editorial
Encuentro 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario