José
Luís Nunes Martins
Somos optimistas y pasamos mucho tiempo preparándonos para
futuros en que todo sucederá de acuerdo a nuestros sueños. La verdad es que
casi nunca la vida transcurre conforme deseamos, pero, por cualquier extraña
razón a la inteligencia, no nos preparamos para las fatalidades más que
probables.
Como no nos anticipamos, no pensamos bien las adversidades.
Cuando suceden cosas malas, improvisamos. Muchas veces da resultado, otras,
acaba por ser una tragedia que sigue a otra… Siempre es más fácil escoger y
hacer lo mejor, basta que invirtamos algún tiempo y voluntad inteligente para
prepararnos.
Hay quien provoca una desgracia, y sólo le responde con las
lágrimas de una incredulidad infantil. Cree que la culpa de todo lo peor es de
los otros. ¡Y, con su llanto, espera que el mundo se apresure a corregir lo que
hizo!
Hay un tiempo para llorar. Pero no es aquel que sigue a la
tragedia. Ese es el de concentrarnos y de responderle con acciones concretas.
Después, cuando ya hay poco que hacer, entonces sí, lloremos.
Nuestras lágrimas son muy importantes, pero no pueden nunca
impedir que nos defendamos a nosotros y a los nuestros.
Sí, a veces (¡muchas!) es tiempo de hacer lo que nunca hemos
planeado… pero que es lo más correcto hacer frente a las circunstancias.
Debemos hacer lo que no queremos, con el fin de preservarnos de lo peor que
pueda suceder si no hacemos nada.
Cuando nos cruzamos de brazos nos aliamos con el mal que nos
quiere destruir.
Una de las características más extrañas que poseemos es la
de, con tiempo, habituarnos a todo, incluso a lo peor.
Las contrariedades nos fortalecen, obligándonos a ejercitar
y pulir nuestros dones. En este sentido, nuestros enemigos nos ayudan. Pero
solo si estuviéramos dispuestos a hacer de nosotros mismos guerreros del bien,
y de nuestra vida una lucha por el paraíso.
Es cierto. Las dificitudes que acompañan a todo ser viviente son muy difícil de manejar y aprendemos a sortearlas a través de la experiencia, la lucha y el sufrimiento. Vivimos en una época de la historia indudablemente incoherente.
ResponderEliminarPor un lado gozamos de grandes avances científico, tecnológicamente hemos avanzado en una escala cronológica sin precedentes nuestra esperanza de vida es cada vez más longeva, hemos estado en la luna, conocemos más sobre nuestro basto universo, en fin...
A nivel emocional, ético y moral da la impresión de haber retrocedido.
Falta de empatia, frustración debido a fracasos superficiales. Estudio recientes corroboran éste hecho, somos más infelices que hace cien años. Otro dato es que los animales de compañía muestran mayores problemas psicológicos, estrés, depresión. Problemas que no tienen en países subdesarrollados.
Es cierto, son más felices teniendo menos atenciones y recursos naturales.
De esto debemos deducir que estamos asistiendo a la involución de la raza humana.