José Luís Nunes Martins
No son necesarios muchos medios para alcanzar el heroísmo. A los que tienen bastantes recursos les suele faltar el coraje para afrontar el sufrimiento y el desapego propio de quien destina el cielo para sí mismo.
Nuestra vida no tiene ni más ni menos sentido porque estemos más arriba o más abajo en las jerarquías humanas.
No necesitamos del poder de cualquier espada para luchar por el bien, en muchas situaciones, una fregona y un cubo pueden ser bien los instrumentos más indicados.
A lo que la vida nos desafía es a que seamos buenos. La perfección es más una cuestión de entrega que de atención a la armonía de todos los detalles.
Pasamos gran parte de nuestro tiempo siendo cobarde, porque lo más difícil es ser fiel en las pequeñas cosas, en las insignificancias, en aquello que creemos que nada se cuestiona.
Necesitamos asumir el protagonismo de nuestra vida. Atribuirnos a nosotros mismos el papel de héroes en vez de esperar a que sean otros, o las circunstancias, las que nos lleven a la concreción de nuestros anhelos.
Son muchas las personas que se creen fracasadas, en virtud de las apariencias de su condición, pero que, en verdad, son aquello que nosotros deberíamos ser. Son ejemplos que no reconocemos, son lecciones a las cuales no queremos prestar atención. Como si la felicidad fuese un lujo, sofisticado y repleto de vanidades.
Aquellos que no ocupan ningún cargo especial en la vida social, cual soldados rasos, tienen los mismos deberes que quien dispone de muchas más armas. A los grandes hechos nada se le puede añadir o quitar cuando son reconocidos ante cualquier escenario.
Ser héroe, santo, sabio o feliz es la misma cosa. Se trata siempre de, con sencillez, concentrarnos y hacer lo que puede y debe ser hecho… nuestra misión no es soñar con otras misiones, es cumplir lo que somos, con lo que tenemos. Sin disculpas, sin demora.
La mayor arma de los que saben que esta vida forma parte de otra mayor es saber que la libertad es la más poderosa de todas las responsabilidades. Son señores de sí mismos y son grandes… por ser buenos.
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