P. Gonçalo Portocarrero
de Almada
La ideología de género no es ciencia. Es, como su
propio nombre indica, ideología, o sea, una interpretación política de la
naturaleza y de la sexualidad humanas.
La Congregação para a Educação Católica ha publicado
ahora la instrucción “Homem e mulher os criou”, que recuerda la
incompatibilidad entre la ideología de género y la antropología cristiana. Por
eso, el relato bíblico de la creación refiere que la especie humana fue hecha a
imagen y semejanza de Dios y que, por tanto, es divina y original la
diferenciación de los sexos porque, como se lee en libro del Génesis, “Dios los
creó hombre y mujer” (Gn 1, 27).
Como declaró el cardenal Giuseppe Versaldi, prefecto de la
Congregaçión para la Educación Católica, al portal ‘Vatican News’, las “teorías
de género, particularmente las más radicales, se distancian de los datos
naturales, que sustituyen por la decisión del sujeto”. Según el Cardenal Versaldi,
con esta ideología “se pretende eliminar la diferencia sexual, haciéndola
irrelevante para el desarrollo de la persona”.
Este documento de la Santa Sede, ahora publicado,
comienza con una exposición introductoria sobre “los puntos de encuentro y las
críticas” de la Iglesia católica a la ideología de género. Esta introducción,
aunque crítica, elogia la “apreciable exigencia de luchar contra cualquier
expresión de discriminación injusta”, la mayor conciencia de la “dignidad igualdad entre hombre y mujer”, o “la
profundización del valor de la feminidad”, y el mayor empeño en la “educción de
los niños y los jóvenes en el respeto hacia todas las personas”, así como por
el rechazo a cualquier forma de acoso.
La segunda parte de esta instrucción consta de una “reflexión
crítica” sobre los aspectos que llevan a proponer, a nivel antropológico, “una
identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculada de la
diferencia biológica entre masculino y femenino”.
En una tercera y última parte, se presenta una propuesta
de discernimiento sobre “la verdad de la persona y sobre el significado de la
sexualidad humana”, que es algo que cada persona “debe respetar y no puede
manipular como le apetece”.
Una cuestión específica, abordada en la instrucción “Hombre
y mujer los creó”, dice del género neutro, o tercer género, cuya construcción ficticia dificulta el proceso
de identificación sexual: “la formación de la identidad se basa en la alteridad;
en la familia, la relación ante la madre y el padre facilita al niño la
elaboración de su propia identidad -diferencia sexual. El género “neutro” o “tercer
género” surge, por el contrario, como una construcción ficticia”.
La referencia a un tercer género, o género neutro, “oscurece
la noción de sexualidad con una calificación estructurante de la identidad masculina
y femenina. El intento de superar la diferencia constitutiva del masculino y
del femenino, como sucede en la intersexualidad o transgénero, lleva a una ambigüedad
del masculino y femenino que, contradictoriamente, presupone la diferencia
sexual que se pretende negar o superar. Esa oscilación entre masculino y
femenino, es solo una exposición ‘provocadora’ contra los llamados ‘esquemas
tradicionales’, que no toma en cuenta el sufrimiento de aquellos que viven en
condición indeterminada”.
La ideología de género no solo contradice los principios
morales y científicos sobre la identidad sexual, sino que también pretende
imponerse como pensamiento único, una especie de dogma laico sobre la
naturaleza humana y su sexualidad. Contra tal peligro también advierte este
documento del magisterio de la iglesia. El texto de la Santa Sede, partiendo del
“dato biológico de la diferencia sexual entre hombre y mujer”, previene contra
el peligro de que, en la enseñanza, la ideología de género, que no tiene
fundamento científico, sea impuesta dogmáticamente: “Hay mucha confusión y en
las escuelas se corre el riesgo de imponer un pensamiento único como
científico. Respetamos todos -afirma el Cardenal Giuseppe Versaldi- pero
pedimos para que sean respetados”.
El texto de la Congregación para la Educación Católica es
dirigido a los presidentes de las Conferencias Episcopales, que lo deben hacer
llegar a las escuelas católicas, así como a aquellos que, “animados por la
visión cristiana de la vida, trabajan en nuestras escuelas”, a las
organizaciones educativas, padres y estudiantes.
Ya el 14 de noviembre de 2013, la Conferencia Episcopal
portuguesa publicó la carta pastoral “A propósito de la ideología de género”,
en que sostiene que esta ideología pretende provocar una “revolución
antropológica”.
El documento del episcopado portugués identifica un
conjunto de ámbitos en los que esta ideología ha venido promoviendo una “ruptura
civilizacionnal”, que pasa por la
adopción de una lengua alternativa. En vez de sexo (algo básico, identificador
de la persona) se habla de género (construcción cultural y sicológica de una
identidad); en vez de igualdad entre hombre y mujer, se refiere a igualdad de
género; y la familia es sustituida por familias.
Por eso, en vez de “ideología de género” se prefiere
ahora hablar de “igualdad de género”, porque aquella expresión acentúa el
carácter ideológico y doctrinario de una propuesta que ya no tiene por
paradigma la familia natural, que es el modelo al que remiten los artículos
16º, de la Declaración universal de los Derechos del Hombre, y 36º y 67º, de la
Constitución de la República.
Es el caso del Secretario de Estado de Educación, João
Costa, considera que va contra la ideología de género “quien teme la igualdad”,
porque prefiere “la injusticia, el sufrimiento escondido […] la humillación y
la discriminación”. Después, eleva a la condición de derecho humano la igualdad
de género, para concluir su obligatoriedad, porque “los derechos humanos no se
negocian, no se trastocan y no son facultativos; la ciudadanía en las escuelas
no es facultativa”. (Público, 7-3-2019).
Ante la rebeldía de los padres y profesores, los alumnos
de las escuelas estatales son ahora formados según la ideología de género, que
no en vano es ideología y no ciencia. Peor aún, se contradice la Constitución
que, en el nº2 de su artº 43, afirma taxativamente que “el Estado no puede
programar la educación y la cultura según cualquier directriz filosófica,
estética, política, ideológica o religiosa”. Nótese que se prohíbe tanto la
confesionalidad religiosa en la enseñanza estatal como cualquier directriz
ideológica como es, ciertamente, la ideología (o igualdad) de género.
La especificación sexual de cada individuo es innata, al
contrario de lo que pretende la ideología de género. No se es hombre o mujer
porque se ‘tiene’ un cuerpo masculino o femenino sino, precisamente porque se
es hombre, o mujer, el cuerpo es, respectivamente masculino o femenino. La
condición masculina o femenina no es solo ni esencialmente corpórea, ni cultural,
sino deriva de una determinación que acontece en el momento de la concepción
del ser humano, que es, desde su inicio, hombre o mujer.
No se viene al mundo asexuado, ni neutro, porque se nace
varón o hembra, como también se es concebido humano y dotado de inteligencia y
voluntad: ningún individuo racional puede optar a ser mineral, o vegetal; ni ser
más viejo o joven que su edad real; ni por ser hombre, siendo mujer, o
viceversa. Puede haber , ciertamente, quien no se vea en su sexo, o edad, pero
esa circunstancia no significa, como es obvio, que tenga otro sexo, o sea más
joven o más viejo de lo que realmente es. Lo mismo se puede decir de quien
padece el síndrome de Turner, o el de Klinefelter: son muy raras anomalías
cromosómicas, que deben ser atendidas como lo que son y no como un nuevo sexo,
o género. Y esto no es religión, ni ideología: es ciencia y biología.
Sería interesante que la oposición examinase la acción
del gobierno en esta materia, en defensa de los principios constitucionales de
la libertad de enseñanza y de aprender, y del carácter no ideológico de la
educación estatal. Otro tanto se diga del tribunal Constitucional, que debería
verificar si ciertas directrices del Ministerio de Educación para la educación
en la ciudadanía, en las escuelas bajo su tutela, no se encuentran heridas de
inconstitucionalidad…
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