José Luís Nunes Martins
La saudade (nostalgia) nace del contraste entre lo que se ha vivido en el pasado y la ausencia de eso mismo en el presente. Una especie de hoy al que le han quitado lo que entonces era concreto y bueno.
Puede que todo a nuestro alrededor sea rico y agradable, aún así la saudade siempre está presente, porque lo más relevante es que falta algo. Como si pudiésemos escuchar bien alto el teléfono que no suena o, al mirar a una multitud, la única cosa que viésemos fuese que la persona querida no está.
La saudade no es ni una tristeza ni una alegría; es una extraña fusión de las semillas y raíces de ambas. Es lo opuesto a la risa y al llanto. Una especie de inmersión sin fin en lo profundo de nosotros mismos.
Se ha perdido algo muy bueno, se quiere vivir de nuevo, pero se asume la certeza de que , en verdad, ese algo nunca podrá ser recuperado. Se vive en un carruaje de tiempo que se aleja de la estación donde ha quedado algo extraordinario. La saudade es la medida de la pérdida, el deseo de suplirla y la certeza de que eso es imposible. La presencia espiritual de una ausencia, algo vivido y, ahora, más deseado que nunca.
Se pierde la motivación y la concentración. Es un desconsuelo, una soledad que vuela de forma indiferente al espacio y al tiempo. Vaga, sin sentido ni destino.
Quien se detenga en el pasado más del tiempo necesario para aprender, se pierde, porque pierde su tiempo. Aquel que le ha sido dado para vivir y no para recordar.
Los que tienen el valor de dedicar su tiempo a sembrar semillas de saudade para el mañana, viven siempre felices…
… porque se vuelven, ellos mismos, semillas de saudade.
Han de fluir y fructificar en aquellos que amaren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario