José Luís Nunes Martins
¿Pero es que
para ser verdadero basta pensar la verdad? No. Aún es necesario que sus
palabras también sean verdaderas, o sea, fieles a sus ideas y juicios. Hay
mucha gente que no dice lo que piensa, mientras que otros ni siquiera piensan
lo que dicen.
Es necesario
que haya continuidad entre la realidad y el pensamiento y, después, entre este
y las palabras.
¿Y para que
podamos considerar verdadera a una persona será suficiente que piense la realidad
como ella es y que, después, sea fiel en sus palabras a lo que piensa y siente?
No. Aún falta lo más importante.
La verdad más
valiosa es aquella que resulta de una armonía entre lo que se piensa y lo que
se vive. Entre lo que se cree y lo que se practica.
Una vida
verdadera exige que nuestra fe se manifieste a los otros a través de la
existencia. O mis valores presiden mis decisiones o entonces ni siquiera debo
considerarlos míos.
La realidad
debe ser aprendida con exactitud, a fin de que la pensemos sin falta o engaño.
Después, es importante que seamos capaces de expresar nuestras ideas con rigor.
Pero, más que nuestras palabras, son nuestras obras las que dan testimonio de
aquello en que depositamos la confianza.
Mi vida tiene
que ser una convicción. Si así no fuera, me dejo engañar, engañaré y seré, yo
mismo, nada más que un engaño.
Cada uno de
nosotros es llamado a encontrar la Verdad, a reconocerla y aceptarla, pensarla
y decirla, pero, por encima de todo, a vivirla, para que otros puedan
encontrarla en nuestros gestos, más que en nuestras palabras.
https://agencia.ecclesia.pt/.../a-virtude-de-ser-verdadeiro/
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