José Luís Nunes Martins
Es un excelente principio que aceptemos que nuestra capacidad de comprender puede ser limitada y que, por eso mismo, puede existir un sentido que no conseguimos comprender… y que solemos llamar absurdo.
Otras personas creen con mayor o menos firmeza en la existencia de Dios. Siendo que pocas coinciden en la idea que tienen de Él, toda vez que hay una gran tentación en cada uno de imaginarlo a su imagen y semejanza, conforme a necesidades y momentos. Es de tal orden esta inversión que hay quien llega a tener necesidad de cuidar de Dios, como si Él fuese un niño que necesita de nuestra orientación para hacer el Bien.
Pero Dios no es la suma de lo que los hombres creen que es Él, porque tendría que ser todo y su contrario.
Hay también quien cree que Dios existe, aunque no consiga explicar donde, ni cómo ni por qué.
Dios es un ser poderoso, todo poderoso, capaz de crear todo lo que existe, el universo completo, o incompleto, y cada uno de los granos de arena de las playas, de una forma directa o indirecta, la existencia de todo puede derivar de la voluntad creadora de Dios.
Puede todo, pero no puede crear algo que viole los principios de la razón que son incluso para nosotros incuestionables. No es capaz de crear triángulos de un solo lado o mares sin agua.
¿Puede dios crear un ser libre, pero que, al mismo tiempo, le sea necesariamente obediente? ¡No!
Sin opciones no hay libertad. Dar la libertad es permitir la elección, ceder el derecho a que la criatura sea, ella misma, capaz de participar en los actos de la creación. Y crear solo puede ser un acto libre.
Ser humano es ser libre. Por eso, tiene sentido que tengamos que decidir, muchas veces, entre el bien y el mal. Las marionetas se mueven y parece que escogen, pero son solo extensiones de la voluntad de quien las mueve. Si yo, usando mi libertad, escojo el mal, pudiendo además hacer sufrir a otras muchas personas, en ese caso, ¿De quién es la responsabilidad? ¿De quien da la libertad o del autor que abusa del acto libre? Las consecuencias de las elecciones malas son de quien decidió hacerlas.
Así como un hecho heroico puede beneficiar a muchos, también una opción de alguien puede significar algo trágico para otros tantos, que así se verán condenados a una desgracia que ellos no escogieron.
Dios quiso que el hombre fuera libre, pero el hombre también tiene que querer serlo. Por lo que Dios es el primer responsable de la existencia de la libertad humana, pero no del mal uso que cada uno de nosotros haga de ella.
Vivimos en común. Nuestras elecciones se entremezclan y se implican unas en otras, como un sistema interdependiente de una creación conjunta y continua.
¿Puede dios alterar esto e intervenir en cada elección, impidiendo sus consecuencias negativas? ¿Seríamos libres si así fuese?
Cuando se equiparan la muerte, el dolor, las injusticias y los males, es poco habitual que se acepte que este mundo es solo una parte de un todo mayor, donde lo que parece absoluto aquí, tal vez sea relativo frente a una realidad más, llamémosla, completa.
Dios es bueno y nos creó para que seamos buenos, para que podamos alcanzar la felicidad de escoger, sin coacciones, el camino mayor.
Dios me hace
libre, ahora bien, la elección es mía.
¿Frente a todos los males del mundo que elijo hacer? ¿Culpar a Dios o apoyar, amando, al que sufre?
Es más fácil ser egoísta e infantil, echando culpas a otros, esperando que las cosas se resuelvan solas. Por un suceso cualquiera sin sentido. Mientras se cree ser un dios que el universo y todos los demás deben servir…
Creo que Dios existe, que es libre y que decidió crearme libre, a su imagen y semejanza. Escoja yo hacer el bien y, así, ser bueno.
¿Quiere Dios mi bien ahora? ¿O el bien a través de mí, para todos y para siempre?
Tal vez todo esto sea aún más simple de lo que yo consigo explicar, pero la verdad es que, frente al sufrimiento, yo puedo escoger asumirlo, o no, la responsabilidad que, de una forma u otra, es y será siempre solo mía.
https://agencia.ecclesia.pt/.../se-deus-e-bom-porque.../
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