De la homilía del P. Luis Palomino
Como es habitual en las homilías del P. Luis hace una introducción sobre la importancia de
la fiesta como colofón a las fiestas de la Pasión y la Pascua, de su arraigo en toda la
iglesia, pero especialmente en España, donde destacan las procesiones, las
custodias, auténticas obras de arte que sirven de trono al Cuerpo de Cristo
vivo, recorriendo las calles de nuestras ciudades. Aunque este año tampoco haya
podido celebrarse con el esplendor que se merece.
Muy impresionado se mostró con un video que le habían
enviado de la celebración del Corpus, nada menos que en New York, explicándonos
como allí, en esa ciudad tan importante, llena de rascacielos y avenidas
enormes, una pequeña procesión de fieles recorría las calles por las aceras,
respetando los pasos de cebra… una pequeña comunidad que ofrece al mundo un
espectáculo tan sencillo, pero tan grande.
Pero lo que más me impresionó de la homilía fue la conclusión que sacó el P. Luis de esta fiesta tan grande y querida, que “no estamos solos”. Jesús nos ha dicho que permanecerá con nosotros hasta el fin de los tiempos, y para eso instituyó la Eucaristía. Pero, al igual que entre los humanos celebramos banquetes y fiestas para encontrarnos o celebrar algún acontecimiento, en nuestro trato con Jesús hemos de acudir a la celebración de la Eucaristía con mayor frecuencia para encontrarnos con Jesús, y así él pues Él nos dará las fuerzas necesarias para vivir y no sentirnos solos nunca en este mundo.
El P. Luis fue aún más explícito y nos exhortó a no caer en
depresión dejándonos llevar del pesimismo o el sentimiento de soledad, porque siempre podemos
acudir al Señor, y unidos a él sentirnos también unidos a cuantos creen en Él, en este mundo y en la otra vida.
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