José Luís Nunes Martins
El mundo nos quiere siempre moviéndonos. Haciendo cosas. Nos despertamos
pronto y sintiendo que ya vamos atrasados en casi todo.
No se debe confundir movimiento con avance. Hay quien anda
siempre buscando algo, pero solo pretende impresionar a los otros, no pretende
producir o encontrar nada en concreto.
Mientras tratamos de las urgencias, gastamos nuestro
precioso y finito tiempo, no sobrándonos nada para cuidarnos de lo que es importante.
Mucho trabajo no es lo mismo que buen trabajo.
Si lo que queremos en la vida es la paz que viene de la
felicidad, entonces lo que importa no es la cantidad ni la velocidad, sino la
cualidad de lo que hacemos.
No tenemos tiempo para nada. Ni para pensar y repensar en
nuestros errores, ni para gozar del bien del que fuéramos capaces. Vivimos
nuestros días y noches como si estuviésemos conduciendo a alta velocidad… sin
tiempo ni atención, más que para evitar tragedias futuras. Sin embargo, la
verdad es que nos sentimos acelerando en una pista cerrada, o sea, por más
rápido que decidamos hacer esta carrera, jamás saldremos del mismo circuito.
Pasando incontables veces por los mismos lugares y tiempos…cuando incluso a
pie, y sin prisa, llegaríamos más lejos y conoceríamos cada día un lugar
diferente.
Las personas tienden a dejar todo el tiempo que tienen
disponible para ejecutar una tarea. Si tienen una hora, se dan prisa y cumplen.
Si tienen tres días, son capaces de crear extraños mecanismos que ocupan todo
el tiempo disponible para hacer lo mismo, o tal vez peor, que si tuviesen solo
una hora. Como si estuviésemos más que viciados en el trabajo, llenos de miedo
a tener paz.
Algunos de nosotros tenemos listas de tareas que hacer.
Sería bueno que en ellas contasen también nuestra misión, nuestros objetivos y,
por qué no, lo que debemos evitar hacer, para no perdernos.
Lo mejor sería tener tiempo para descansar, pensar, meditar,
rezar, pasear, saborear, reír, saltar, pintar (¡aún sin estilo alguno!), oír
música, admirar aquellos que amamos, en fin, vivir.
Si gastas el tiempo en cosas que no son vivir… hay algo
errado en tus prioridades. ¡Andas perdido, por más rápido que andes!
No te distraigas, no cuentes con futuros en que todo te sea
propicio. O tratas tú de eso o entonces…ese día nunca llegará. Sin embargo, un
instante basta para que esta vida pase…y acabe.