José Luís Nunes Martins
Siempre que aparece algo que nos impide seguir por el
camino en que estábamos, se genera dentro de nosotros una mezcla de
pensamientos, emociones y voluntades a las que se suele llamar, de forma
sencilla, frustración.
La capacidad de gestionar bien nuestras frustraciones
s esencial para cualquiera de nosotros.
¿Cómo hacer frente a una adversidad? En principio es
bueno ser flexible y absorber una parte del choque, a fin de mantenernos
enteros, incluso porque no vale de nada hacer frente a la verdad de los hechos.
¡Quien se deja cegar de forma descontrolada tiene pocas posibilidades de éxito
y se arriesga a aumentar en tragedia lo que ya no era bueno!
Si tuvieras que esperar, espera. Esa es una de las
mayores y más difíciles virtudes que se nos pide. La esperanza implica creer
que el tiempo cierto no es ya… y que posponer es, a veces, la decisión más
acertada y valiente que podemos tomar.
Si fuera tiempo de actuar, actúa. Podemos haber
pensado mucho e incluso haber decidido bien, pero si no actuamos en el instante
acertado todo se pierde.
Si tuvieras que retroceder y comenzar de nuevo, tal
vez aún más atrás y peor que antes, retrocede y recomienza. Lo que importa no
es desde donde comienzas, sino si consigues ponerte a andar y hacia dónde vas.
Cuando tuvieras que descansar, descansa. No te lances
a campañas más audaces y exigentes en términos de esfuerzo, porque eres humano
y el descanso forma parte de la forma como nacen en ti las fuerzas.
Aquello que tú eres se ve bien por lo que haces cuando
estás frustrado.
¡Que nada, por malo que sea, derrote tu alma!
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