domingo, 10 de marzo de 2024

Escribe a mano tu oración


José luís Nunes Martins


 Recógete y encuentra en el silencio tiempo para pensar, después comienza a escribir palabras en una hoja de papel que expresen lo más profundo que hay en ti. Sin prisa, pues la mano no acompaña la velocidad del pensamiento, más bien lo obliga a calmarse, permitiendo que reflejes y saborees cada frase.

 

Es bueno entregar lo más íntimo que tenemos a Dios, de forma ponderada, más aún si lo hacemos como si estuviésemos depositando un tesoro en un lugar secreto. La verdad es que arrancar palabras de la tristeza y de las preocupaciones produce un alivio y una paz sin igual, como si, al compartirlas, nos librásemos de parte de ellas.

 

Escribe la verdad. Tu verdad. Aunque no sea la verdad para nadie más. Tus sueños más locos, pero también tus deseos más simples.

 

Casi todos tenemos un corazón que aún no ha envejecido… es bueno dejarlo libre y escucharlo con atención.

 

Escribir una oración nos permite visitar partes de nosotros que solemos tener cerradas. Como si descorriésemos nuestro museo interior. Profundo, rico y único.

 

Escribe una oración que no imite ninguna otra. Escríbela de tal forma que nadie consiga imitarla.

 

Deja nacer en ti lo que, como un fuego, se eleva hasta el cielo. Purifícate, quemando en ti egoísmos, orgullos y demás impurezas.

 

Agradece. Pide perdón. Pide ayuda. Medita. Entrega tu silencio. Entrégate, como si te entregases a los brazos del amor que te hace existir.

 

Acuérdate de lo que fuiste, de lo que eres y quieres ser… escríbelo para que lo puedes leer y así te sientas más comprometido. Oblígate a ser tan bueno cuanto te es posible, fijando objetivos nobles confiando en que eres capaz de alcanzarlos, a pesar de todos los sacrificios que tendrás que soportar para conseguirlos.

 

Nunca esperes respuesta. Ella surgirá, `pero no en el tiempo ni en la forma que imaginas.

 

Lo más excelente de la oración es transfigurar a quien la hace.

 

 

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