José Luís Nunes Martins
Cuando sentimos alegría y no tenemos con quien compartirla, se transforma en tristeza. Así también con una tristeza que, cuando tenemos a alguien con quien compartirla, nos pesa un poco menos. La amistad es compasión, sea en el sentido de pasión en cuanto gran atracción y contento, como pasión en el sentido opuesto, de un gran sufrimiento que se tiene que soportar.
¡Si no te encanta la felicidad de tu amigo, tal vez la amistad no sea muy profunda! Por eso, cada vez menos personas comparten las razones de sus alegrías más profundas, pues muchas veces la amistad se revela superficial.
Un amigo es alguien que decidió, consciente y voluntariamente, cuidar de mí, incluso cuando eso le cause perjuicio. Corresponde a cada uno mantener o no una amistad, porque nadie está obligado a ser amigo de la mejor persona del mundo, ni a no serlo de la peor persona del mundo.
¡Ser amigo implica cambiar, muchas veces, mi paz por los dolores que solo son míos si los quisiera, y un amigo quiere, quiere siempre…ser amigo y dejar detener solo mi vida para pasar a estar presente en varias!
Nadie pude tener varios amigos, porque eso equivale a no tener ninguno. La amistad exige una enorme dedicación y tiempo, lo cual hace imposible mantener muchas relaciones profundas. Ser amigo supone una elección que se toma sin mucha lógica, pero con certeza.
Mis amigos desean tanto mi felicidad como yo, pero su más noble misión es la de ampararme en los momentos difíciles.
Para algunos amigos, la ausencia de noticias es una buena señal, que indica que todo está bien.
El amor se hace de muchas lágrimas. Como no hay otra forma de ser feliz amando, llorar es la prueba clara de una felicidad que no se tiene, pero que se quiere.