José Luís Nunes Martins
¿Que significa esta petición? ¿Que nunca nos encontremos con el mal, y menos aún con al Maligno? ¿O puede que haya otro significado?
¿Será posible que ya, en verdad, estemos inmersos en el mal, tan aprisionados por él que no lo percibimos? En ese caso, al pedir para que seamos liberados del mal, estamos suplicando que alguien nos venga a buscar a este lugar donde, tal vez sin darnos cuenta, vamos cayendo.
El mayor peligro que corremos es el de no llegar a vivir la vida que podemos vivir. Esta vida posible, pero no vivida, duele muy hondo, porque el sufrimiento que inflige es de nuestra entra responsabilidad, por no ser capaces de atrevernos, por no creer en nosotros mismos y en los otros. Idealizamos muchos sueños, pero como somos muy cautelosos, nunca nos arriesgamos a realizarlos. Es así como el mal vence, manteniéndonos limitados, reprimidos y bien sujetos al suelo.
Necesitamos salir de aquí. Salir de esta prisión donde el mal nos llega a parecer ya normal. Pidamos al bien que nos ayude, libere y salve de estos momentos en que llegamos a pensar que el mal es bueno.
Y hay el mal que vive dentro de nosotros. ¿Cómo puedo librarme de él? ¿Quien me puede ayudar a arrancar sus raíces del fondo de mí…los vicios que me esclavizan, los miedos que me paralizan, las amarguras que me destruyen?
La línea que separa el bien del mal pasa por el medio de cada uno de nuestros corazones. Cada uno de nosotros tiene en sí bien y mal. ¿A cual de ellos concedemos más espacio? Una vez seducidos por las promesas del mal, y caídos en su desgracia, se torna casi imposible recuperar lo que perdemos de nosotros.
Que seamos desenredados del mal, que se rompan los lazos con que nuestras esperanzas se mantienen moribundas.
…mas líbranos del mal… para que podamos recuperar el poder que nos fue dado con el don de nuestra vida! La verdadera Liberata para ser quien podemos ser.
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