Los orgullosos no tienen fe sini en la ilusión que se hacen respecto de sí mismos. Es precisa mucha humildad como verdad aquello que parece solo producto de nuestra imaginación, pero que sabemos, con el corazón, que es la verdad.
La fe nos hace experimentar ya un poco de aquello que esperamos, dándonos fuerza, no solo para luchar todos los días para mantener, sino también para alcanzar aquello hacia lo cual señala.
No hay fuerza, por más potente que sea, ni razón, por más minuciosa que pueda ser, que nos lleve a vencer los más insoportables desafíos, sino la fe. Ella consigue lo que ninguna otra fuerza consigue.
Animarme es dejar que mi alma dirija mi vida. Más que tener fe, importa que consigamos ser la fe que nos hace vivir. Quien ha dejado de creer, ya acabó. Solo.
La ve es antídoto de la soledad. Quien ama, nunca, nunca, nunca está solo. Solo la fe deshace las sobras de la duda que, a veces, nos entristece el alma.
¡Solo quien cree en lo imposible es merecedor de alcanzarlo! ¡Solo quien es capaz de sufrir lo farera necesario en la lucha por la felicidad la merece, de hecho! ¿Qué valor tiene un premio que se alcanza si ningún sacrificio?
La fe es más que la esperanza porque nos pide que esperemos incluso después de haber perdido la esperanza…
Aquello que nosotros llamamos aquí AMOR, tal vez en el cielo se llame FE.
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