sábado, 10 de mayo de 2025

O yo soy nosotros o no soy nada

José Luís Nunes Martins


La fe nos pone a salvo, suceda lo que suceda. Aunque el cuerpo sea flagelado, la fe protege al alma y permite que ella permanezca intacta.


La fe transforma el dolor en alegría, la angustia en promesa de luz, la aflicción en gratitud y la tristeza en confianza.


La fe hace que seamos capaces de hacer todo, sin esperar nada, porque esperaríamos en vano. No hay mayor recompensa para un gesto bueno que hacerlo. ¡ El mayor don de la existencia es la vida, lo recibimos y jamás conseguiremos retribuirlo sino por un amor que supere los límites de la razón!


¿De qué vale una vida vivida en soledad? Nada. Nadie puede ser solo.


O yo soy nosotros o no soy.


En soledad, soy alguien a quien le falta todo. Con fe, nada me falta, porque siento a Dios en cada soplo de mi respiración, en cada latido de mi corazón, en cada uno de los más pequeños pedazos de mi. Dios está conmigo, porque, si Él no estuviese conmigo, yo valdría menos que una piedra perdida a la vera de un camino sin importancia.


Cada uno de nosotros es un milagro. Lo creas o no.


Dios está conmigo, a mi lado y dentro de mí.


Con fe, ninguna miseria me aterroriza, tampoco ninguna alegría me consuela en absoluto. Pero la fe duele, porque no es una  certeza firme, más bien, una esperanza que exige combates uno detrás de otro, sin que haya un día de paz. La fe es un fuego que precisa ser alimentado todos los días, para que las sombras nunca se conviertan en tinieblas.


La fe hace que podámosla ver lo que está detrás y en la raíz de todo aquello que los otros ven.

Sin fe estamos muertos. Solo vive quien sabe creer en lo que otros juzgan imposible.


Es la fe lo que nos conduce a lo que esperamos y a lo que ni siquiera soñamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario