sábado, 9 de febrero de 2013

Somos tan complicados…



Hoy no sé por donde empezar, pues paso un bache profundo en mi propia vida, y los alrededores no me ofrecen tampoco mucha paz y sosiego. Sin embargo, me agarro precisamente a aquellos que son más débiles y no se quejan o a quienes se esfuerzan por superarse.

Así hoy acudí a la cita y hablamos, vaya si hablamos, poco a poco fuimos deshaciendo la madeja de dudas, sospechas, venciendo las dificultades de la comunicación que la hacían incompleta e insatisfactoria. Algo había que impedía el diálogo y la escucha recíproca, eran los prejuicios, ¿ciertos temores a que se descubriera la verdad?, cualquiera sabe, somos tan complicados, y más cuando nos hemos hecho a nosotros mismos, en una lucha inútil por conseguir el amor que quieres, sea el de tu mujer, el de tu madre...

No cabe otra solución que aceptar la realidad, tomar las riendas de uno mismo y, sin esperar nada de nadie ni hacer más reproches, seguir el camino hacia una recuperación satisfactoria para uno mismo; y cuando ya estés saciado y lleno de todas las cosas buenas, entonces estarás  preparado para devolver bien por mal y recibir la recompensa merecida, o incluso sin esperar recompensa, porque ya no la necesitas.

Cómo se puede lograr este estado de máxima felicidad en este mundo, eso dependerá de cada uno, de sus capacidades y cualidades, y de las que sea capaz de desarrollar; de las relaciones que frecuente y estime; de tantas cosas, pero seguro que si se empeña, tarde o temprano, mejorará su situación y sobre todo se  valorará a sí mismo un poco más, porque cuanto mas “valga”, más podrá ofrecer.

También podemos acudir, de manera permanente, al gran Amigo del Hombre,  si con humildad nos presentamos ante él, y en vez de  pedirle cosas, lo contemplamos en su paciencia y en su misericordia infinita, y sobre todo en su capacidad de sufrimiento. Hoy, sin embargo, nos puede parecer que Dios está ausente, pero no, eso lo provoca el gran número de personas que lo han abandonado, y ahora se vuelven contra él, porque no pueden con la carga, ni ven la solución a sus problemas.

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