miércoles, 24 de abril de 2013

Un testimonio lúcido y valiente




Esta mañana he tenido el privilegio de asistir a una clase magistral, como se decía antes, pero con un contenido muy vital, o mejor,  dramático: un testimonio, una experiencia vital desmenuzada, analizada, ofrecida gratuitamente a un grupo de alumnos de Integración social.

Era un mago capaz de describir su existencia azarosa, calamitosa y convertirla en una fuente de recursos para iniciar una vida nueva, feliz, sin necesidad de narcóticos, al natural. Hasta que deja de ser mago y nos desvela el secreto para  pasar del autoengaño, la mentira, la autocomplacencia a una felicidad limpia, estable, compartida.

Su vida tiene todos los ingredientes para embelesar a los que lo escuchan, por eso logra crear un silencio cómplice, cada vez más denso por la emoción contenida llegando a no poder contener las lágrimas, contagiados por la sinceridad del maestro de la vida cada vez que describe las situaciones más difíciles, sobre todo aquellas en las que ha llegado casi al límite. Pero, es capaz de reaccionar y de pronto recuerda algo que nos hace sonreír, porque ya es dueño de sus sentimientos, no le vence el odio a nada ni a nadie, y comprende que los demás también sufran por él.

El secreto que nos desvela para iniciar una vida nueva es que la persona afectada debe asumir que tiene un problema, querer de verdad superarlo y poner todos los medios para lograrlo. Insistió una y otra vez en que todos los que caen encuentran una mano tendida, pero no todos saben agarrarse a ella, otros ni la verán siquiera.

A todos nos conmovió su testimonio sincero y generoso, ha sido una lección magistral de humanidad, que a él le refuerza y le compromete y a los demás nos obliga también a responder con comprensión y generosidad. 

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