Quiero
expresar hoy aquí también mi agradecimiento al P. Usera y a las hermanas del Amor de Dios en
el comienzo de la celebración del 150
aniversario de su fundación; leyendo este post se
comprenderá fácilmente por qué lo digo.
En
1864 en Europa triunfan nuevas ideas, germen de numerosas revoluciones, y en
España pronto darán su fruto en la revolución de 1868 “La Gloriosa”, que obliga
a la Reina Isabel II a exiliarse. En
pocos años, en 1973, precipitadamente, los
políticos más radicales y las actividades violentas en la calle de la I
Internacional (la “lucha de clases” de los comunistas, los actos terroristas de
los anarquistas), imponen la I República.
Yo
tuve una fase de rebeldía como todo joven de mi época, y miraba con recelo la
figura del P. Usera por los prejuicios que tenía. Las izquierdas habían perdido
la guerra civil y tenían razón, eso era lo que nos inculcaban en la misma
universidad, además, la cultura de izquierdas ha impuesto la idea de que el que
no es de izquierdas es franquista o de derechas y no quiere la democracia.
Claro, cuando empecé a trabajar, en 1984, todavía mantenía estas ideas, hasta
el punto de tener algún que otro encontronazo con alguna de las hermanas. El
mismo trabajo de la enseñanza, si es por vocación, te modera, y eso me pasó a
mí antes incluso de leer el primer libro sobre el P. Usera.
Cuando
leí el primer libro, mi respeto y
admiración por el P. Usera lo convirtieron en un modelo para mí, me ayudó a mejorar en mi forma
de enseñar y en la elección de los contenidos. Él supo mantenerse fiel a su fe
en aquella España liberal y revolucionaria, se esforzó en adaptarse a los
tiempos, se preparó lo mejor que pudo y dio todo cuanto sabía y tenía dentro de
su patria y luego en las misiones ( esto me ayuda a entender la frase de san
Pablo:”Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad”).
Empecé
a transmitir a mis alumnos la historia particular de la congregación del Amor
de Dios y la de la iglesia a la vez que la historia de España y la universal;
había vencido el primer prejuicio, que con la disculpa de la “objetividad” nos
había llevado a menospreciar la influencia tan enorme que ha tenido la Iglesia
en toda la Historia, a veces desacertada,
pero otras se puede decir de ella aquella frase bíblica “Dios ha estado grande
con nosotros”. La aceptación de los alumnos me confirmaba en mi decisión, de
este modo se aclaraban muchos tópicos sobre la Iglesia, sobre la Congregación.
Al
principio yo tomé esta decisión sin “dar tres cuartos al pregonero”, o sea
calladito, no consideraba yo que sería bien recibida por algunos compañeros,
como así se demostraría más adelante. Cuando la Iglesia empezó a pedir a gritos
que los seglares nos implicáramos más, yo expuse en un grupo de trabajo como
entendía yo que debíamos transmitir las enseñanzas del P. Usera y las
aportaciones de la Iglesia en cada asignatura,
no sólo no fue recibida con entusiasmo, sino que generó un debate con el
que menos podía yo sospechar que se opondría.
De
todos modos algo había cambiado y pronto surgió la iniciativa de crear un grupo
de reflexión para los que quisieran implicarse tanto con las hermanas como con
la llamada de la Iglesia a vivir la fe sin miedo. Por diversas circunstancias
no cuajó este grupo, pero ya se había credo un ambiente de mayor colaboración
del profesorado en general con las hermanas para el desarrollo de las
actividades que se programaran, así como un apoyo decidido al mantenimiento del
colegio y a su continuidad, especialmente cuando llegaban noticias alarmantes
de cierre.
Ahora estoy jubilado a
la fuerza, yo hubiera continuado en la enseñanza hasta que no pudiera más, pero
me llegó el momento de abandonar, sabe Dios por qué, el caso es que paso gran
parte de mi tiempo como voluntario de cáritas, y en esta actividad también el
P. Usera me sigue aportando sus enseñanzas y sobre todo su ejemplo: “Ha muerto pobre, muy pobre, porque nunca
llamó a sus puertas una necesidad que no fuera al instante socorrida” (Diario
de la Marina).
De esta manera
participo también en el movimiento seglar del Amor de Dios, acogido al grupo
del colegio donde pasé casi veinticuatro años de mi vida, el colegio de “La
Inmaculada”. Tengo que decir que el cambio de la enseñanza por la jubilación no
me ha costado mucho debido a que el voluntariado está llenando mi vida, y acabo de ver ahora mismo mientras escribo que
en cierto modo cumplo así el itinerario del P. Usera: primero enseñanza,
formación, y luego práctica. Cuanto más puedas dar, mejor.
Mi actividad casi
diaria por las mañanas es entre personas sin hogar, muchas veces los conocimientos que yo tengo,
tanto de geografía como de cualquier otra materia, lengua por ejemplo, me han
servido para largas y profundas conversaciones, porque hoy acuden personas de
cualquier parte del mundo y muchas veces con formación universitaria, profesores,
ingenieros y algún poeta, como saben bien los que ya leen el blog que me animaron a abrir hace ya más de un año.
Esta es otra actividad que no había pensado nunca desarrollar pero este
voluntariado me está enseñando mucho sobre disponibilidad, o “servicio”, como le gusta decir al Papa
Francisco.
Son
tantas las gracias y a tantos que tengo que dar que las voy a resumir en un
“gracias a Dios” que nos hemos conocido y nos mantiene en su amistad.
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