jueves, 12 de noviembre de 2015

Dar


JOSÉ MIGUEL PINTO DOS SANTOS 
05/11/2015 - 05:34


En el dar está la ganancia. Porque “es dando como se recibe”.

La economía del dar está de moda. Seda todo, desde comida  a quien tiene hambre,  o arte a quien precisa de cultura. Se da de todas formas, directamente al necesitado, o a través de intermediarios con Fundaciones de carácter social, cultural y educativo. Se da voluntariamente a través de donativos para IPSSs, o a la fuerza a través de impuestos y contribuciones al sistema redistributivo estatal.

Hay quien “da” para poder pagar menos impuestos y quedar con lo que “da”, el que es hábil, pero no tiene mérito. Hay quien da de lo que  le sobra, lo que es bueno, y hay quien da de lo que le falta, lo que es excelente. Y aunque la economía del mercenario, del precio y del lucro, sea natural y, se rige por criterios de justicia, humana y benéfica para individuos y sociedades,  en la economía de la solidaridad y del mecenazgo está el espíritu y la alegría.

De hecho, en el dar está la ganancia. Porque “es dando como se recibe” como decía San Francisco de Asís (1181/2-1226). La contradicción lógica de esta afirmación oscurece la realidad ontológica que él desprende. Es natural que quien se olvida que la lógica  de las primeras causas es diferente de la lógica de las causas segundas, se sienta confuso con este principio, y aún queriendo en su corazón que sea verdad, lo acabe por negar intelectualmente y en la vida del día a día.

La aplicación de eta máxima en su mayor pureza es ilustrada por San Martín de Tours (316-397) al dar su capa, en un día frío de otoño, a un indigente semidesnudo que se muere de frío y que había encontrado en un camino. Martín le podía haber dado una moneda de oro, que daría para comprar no solo una capa sino muchas otras cosas buenas, y además le habría ahorrado lo incómodo a él, a Martín, de pasar frío. Pero ese habría sido un regalo inútil en el descampado en que estaban, si el mendigo mientras tanto hubiera muerto de frío. Martín no solo dio lo que tenía, sino de entre lo que tenía dio lo que el otro necesitaba, sacrificando su comodidad. De modo semejante procedía la Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) que solo tenía aquello que ella podía dar y fuese deseado por aquellos a quien ella podía dar.

¿Cuál debe ser la medida de nuestro dar? Santo Tomás de Aquino (1225-1274) propone: “No solo debemos dar a los otros nuestros ojos, viendo por ellos; nuestros oídos, escuchando sus angustias; nuestras bocas, predicándoles y aconsejándoles; nuestros pies, de modo que puedan andar a su servicio; nuestros corazones, para que puedan meditar en su ayuda; sino que también les debemos dar todo lo que tengamos de bienes espirituales y temporales”. Qué cantidad de problemas no  resolveríamos en Portugal (1) si siguiésemos este modo  de dar…

Professor de Finanças, AESE


(1)  Este modo de dar vale para cualquier ser humano, así que  la enseñanza de este precioso texto puede aprovechar a cualquier persona, de cualquier lugar del mundo…


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