José Luís
Nunes Martins
El mundo exige
prisa y nosotros, sin pensar ni sentir, corremos tras urgencias que no son
nuestras, sino de quien hace de nosotros unos esclavos. Mártires del éxito
ajeno.
La velocidad
es tanta que son pocas las veces que no nos damos cuenta de los errores que
cometemos, tampoco de los accidentes que nuestra prisa causa en otros. Nuestras
disculpas son siempre las mismas: no hubo maldad y andamos ahogados con la exigencia
de cosas por hacer.
Sacamos
conclusiones inmediatas respecto de cualquier persona, acontecimiento u objeto.
Como si, con una simple mirada, fuésemos capaces de juzgar todo y a todos.
Vivimos
ansiosos para que todo se cumpla. Cuando alguien se demora un poco más en
realizar algo de lo que dependemos, sentimos que todo comienza a desmoronarse
en una especie de efecto dominó. Y presionamos como si todo el mundo estuviera
a la espera. En verdad, casi nadie quiere saber. Y nosotros también deberíamos
aprender a relativizar nuestras propias aflicciones.
¿Qué importan
todas esas exigencias cuando aparece un verdadero problema?
Tal vez los
plazos con que nos flagelan cada día sean una forma de intentar asegurar un resultado
por horas, ¿Pero no es mejor aquel del que somos capaces, que hubiese más tiempo?
¿Y yo, cuántas
veces exijo lo que implica sacrificio, solo porque no se esperar?
El sistema está
corrompido y hoy se cree que el punto antes del agotamiento es el límite de la
perfección.
Es importante pararnos.
Apartarnos de estas corrientes que nos arrastran. Sería bueno que fuéramos
capaces de escapar de la prisión de la rutina cada semana, no para hacer nada nuevo,
sino para algo mejor aún: estarnos un poco con nosotros mismos, en paz y
sosiego, lejos de exigencias y plazos. Y permanecer allí sentirnos recargados y
capaces de volver a las agendas de los otros.
Más importante
que las noticias es la reflexión. Más importante que nuestra sociedad es la
familia, pero muchos parece que no tienen tiempo para dedicarse a lo que
importa… muchos se arrepienten, algunos… demasiado tarde.
La vida es
tiempo. Tiempo libre. Las prisas de los otros no son vida.
El que no es
señor de su tiempo, no sabe vivir y… morirá sin haber vivido.
https://agencia.ecclesia.pt/portal/nao-tens-tempo-para-viver/?fbclid=IwAR33wPFbNAz0h8ql2JisTSx0JLdAqo9c1Idr7hk2pxjkEep5-V9jxosgC-8
No hay comentarios:
Publicar un comentario