José Luís Nunes Martins
Viven la monotonía
de los días sin darse cuenta de que no hay dos días iguales, ni siquiera
parecidos. La vida siempre es nueva.
Uno de los mayorees
errores de esta gente descontenta e inconforme es que creen que, por conocer
una pequeña verdad de la vida, eso ya les da capacidad de ver el mundo como es
él. Es imposible descubrir la verdad mirando solo una parte.
¡El envejecimiento
debería volvernos más sabios, pero la verdad es que hace de una gran parte de
nosotros, gente más convencida de sí misma, o sea… más ignorante!
Envejecemos como
si nuestra vida fuera un gran viaje en tren, donde, a pesar de algunas paradas
breves, nunca permanecemos mucho tiempo en un lugar ni jamás andamos hacia atrás,
repitiendo cualquier estación. Un día tendremos que salir del tren, pero, así
como ya andaba hacía mucho tiempo antes de que fuéramos sus pasajeros, tampoco
dejará de andar cuando faltemos nosotros.
Asombrarse es
lo que resulta de mirar hacia el interior de las cosas, hacia su ser. Las apariencias
esconden, son solo coberturas superficiales que muchas veces dicen poso de lo
que en realidad importa.
Nadie sabe quiénes
son aquellos que, habiendo dormido sobre la tierra ayer, mañana estarán ya
echados debajo de ella.
Por más viejos
que seamos, es sabio vivir día a día, descubriendo y admirando las maravillas que
se esconden en cada pedazo del mundo y en cada instante de la existencia.
El otoño nos
lleva al invierno y no hay invierno que no nos entregue a la primavera. Pero no
solo las primaveras son bellas. Eso es solo lo que aquellos que no se sorprenden
se dicen toda la vida para sí mismos y a los demás.
La existencia
es siempre grandiosa.
En cada estación,
a cada hora.
https://agencia.ecclesia.pt/.../hoje-ja-pouca-gente-se.../
No hay comentarios:
Publicar un comentario