José Luís Nunes Martins
¿Qué es más fácil,
hacer algo grande o algo bueno?
¿Qué es más
fácil, conquistar algo, o defenderlo después?
¿Si sabemos
que nadie es lo que parece, por qué nos dejamos engañar? ¿Por qué insistimos en
desear lo que nunca es lo que parece?
Ser feliz no
es así tan difícil, el problema es que queremos ser más felices que los demás,
o mejor, que los otros parecen ser. Y es en este pequeño detalle donde
tropezamos sin cuenta.
¿Pero cuál es
la razón de nuestro error? Tal vez nuestra decisión tiene demasiado en cuenta
lo que creemos que los otros piensan sobre nosotros.
Es necesario
tener coraje para mirar hacia todo sin dejarse engañar. El mundo está hecho de falsas
promesar. Seducciones de gente que se pierde y, sin motivo aparente, quiere arrastrar
a muchos más hacia los fallos de la existencia donde caerán. Opiniones que
cambian todos los días, sin ninguna certeza sino la de elogiar siempre a quien
las hace o expone.
Ser feliz pasa
por tener la valentía de escoger una forma y un rumbo de vida que sean rectos,
aunque parezca locura o estupidez.
¡Ser insensato
a los ojos de una multitud salvaje es, tal vez, una buena señal!
El sabio sabe
escoger, a pesar de todo.
¿Pero y si eso
implica una vida llena de contrariedades?
La adversidad
es tantas veces mejor que la prosperidad… La pobreza nos da algo que la
abundancia no tiene: ¡una noción de lo que es la existencia!
Lo esencial es
vivir la única vida que tenemos, la nuestra.
Luchemos por
defender nuestra paz y no perturbar nunca a los otros.
¿Qué importa
el resto si conseguimos llegar al punto donde somos siempre felices?
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