sábado, 31 de diciembre de 2022

¿En la tristeza y en la enfermedad?

 José Luís Nunes Martins


Es más fácil amar a quien está alegre y con salud. Es más fácil ser amado cuando estamos alegres y con salud. Todo resulta más difícil cuando no es así.

Hay una sensación de injusticia en sujetar a quien amamos a nuestra tristeza o a nuestra enfermedad, porque si nos ama, menos merece tener que lidiar con alguien que está lejos de ser mejor.

Pero la unidad fundamental del amor no es el uno, sino el dos. Y eso supone una apertura constante al otro, para dar cuanto es preciso y para recibir también cuando fuera tiempo de recibir.

No importa si hoy eres quien está triste o enfermo, si precisa de algo concreto, o si hoy eres aquel a quien le toca alegrar, cuidar o dar algo que creías que era para ti. Lo que importa es que te reconozcas como siendo parte de algo mucho mayor que tú mismo.

La tristeza pasa, así como la alegría. La enfermedad y la salud dependen poco de nuestra voluntad.

Amar es darse a quien lo necesita. Es también abrirse al otro cuando se nos da a fin de suplir nuestras carencias.

Pero si estás triste o enfermo, debes procurar hacer todo lo que estuviera a tu alcance para superar esas condiciones. No hagas que quien te ama cargue con un peso que puedes y debes ser tu quien lo cargue. Sin embargo, la humildad de dar espacio al otro, dejándolo entrar siempre que quisiera…

El amor es una puerta bien abierta entre dos personas.

Cuando amo debo tener el coraje para dar cuanto el otro necesita y la humildad para recibir cuando soy yo el necesitado.

Sólo es feliz quien vive dentro de un amor



viernes, 30 de diciembre de 2022

Tiempo de Navidad con un mundo en guerra

 

En las calles de nuestras ciudades hay muchas luces y su exposición llama nuestra atención hacia ilusiones fantásticas. Pero se trata solo de una llamada al consumismo que busca explotar nuestras emociones.

Aquí en casa, a veces también hay guerra, igual que en el mundo, aunque hemos optado por  no poner decoración navideña. El objetivo es que así nos acordamos de los millones de familias que no solo no tienen adornos, ni siquiera saben lo que es vivir en paz. Sufren y no tienen ni idea del verdadero significado de la Navidad.

La Navidad es algo profundo. Interior. Aquellos que tienen como profesión la escritura piensan y describen lo que pasa en su interior. Por eso, hay tantos y tan bellas canciones de Navidad, pero también hay muchos otros sobre la miseria interior, que se manifiesta más en estos días, en los que tantos se enmascaran de lo que no son… fingiendo que pueden ser felices olvidándose de los que sufren.

El mundo está en guerra. Hay cada vez más corazones vacíos en todas partes, con cada vez menos paz… y con cada vez menor esperanza.

La familia, que se celebra en Navidad, es el centro de nuestra vida. Es el espacio y el tiempo de donde partimos para realizarnos como personas, aprendiendo que nadie es feliz mientras haya un hermano que sufre.

La Navidad es tiempo de paz y esperanza, Celebramos el nacimiento de Jesús, alguien diferente que vino a enseñarnos algo muy simple: es amando como seremos felices. Comenzando por los que están más cerca de nosotros y acercándonos después de lo que más necesiten.

Los bienes superfluos no contribuyen a la verdadera felicidad. Pero, hay muchos que no tienen siquiera lo esencial. Mas, no lo tienen porque quizá nosotros nos insistimos en ignorar que ellos existen.

Si no pudiéramos hacer nada más, entonces que nos acordemos de tantas familias a quien la guerra y el consumo quitan lo esencial. Acogiéndolos en nuestro corazón y no dejándonos llevar por los engaños de quien nos quiere vender felicidad.

¿Tenemos motivos para celebrar la Navidad? Sí. Porque ya hemos recibido los mejores presentes: nuestra familia, nuestra paz y nuestra esperanza. Solo falta compartirlas.


José Luís Nunes Martins

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Correio da Manhã - 24 dezembro 2016

(Suplemento especial de Natal)

sábado, 24 de diciembre de 2022

¡Oigo alguien a la puerta!

 

José Luís Nunes Martins


Hay días en los que me siento lejos, medio perdido y más vacío de lo habitual. Tal vez porque me relajo y me encuentro con un yo sin los artificios y las artes de fuga más comunes en mi día a día.

El mundo me da treguas de vez en cuando y entonces siento el desasosiego que me acompaña a todas las horas de mi vida, pero que, en virtud de esta paz, se deja oír mejor. ¡Es extraño, pero soy yo! Un yo que también soy, pero que quizá por su inocencia yo sienta que no está preparado para hacer frente al mundo y a los otros.

Casi me siento un extraño ante mí mismo. Viejo, me oigo me siento alguien que, a pesar de muchos proyectos alcanzados, tiene aún en sí muchas preocupaciones sin sentido, muchos miedos y una dosis enorme de orgullo y otros egoísmos que le/me impiden ser más libre, de ser más lo que, en verdad y en el fondo, quiero ser.

Pero no tengo espacio en mí. Me lleno de todo un poco, así que siento algún tipo de hambre más profunda.

Tal vez el camino sea el inverso. Necesito desprenderme de tantas cosas que no sirven sino para distraerme y olvidar. Necesito dejar de tener tantas certezas respecto de los otros, del mundo y hasta de mí mismo.

Estaba por vaciarme de mucho de mí…

Hay días, como hoy, en que me apetecía precisamente que hubiera espacio en mí para que Jesús pudiese nacer y quedar aquí. Y yo con Él.



viernes, 16 de diciembre de 2022

Amar solo tiene un porqué

 José Luís Nunes Martins


 El amor no es una respuesta. No resulta de una necesidad del otro. No es la segunda parte de cualquier tipo de historia.

 El amor es el primer paso, una creación interior, el nacimiento de una relación, una obligación tan íntima que es más fuerte que la voluntad más firme.

 Podemos tropezar siete veces en la misma piedra sin llegar a aprender nunca donde está. Aún así, jamás podemos dejar de buscar a alguien que amamos o que queremos amar, so pena de que muramos por olvidarnos de vivir.

 Ser rico no es acumular bienes, es dejar a parte lo que no tiene valor y dar lo que no es esencial, es ser libre para desprenderse de los pesos que impiden volar y amar.

 Todos tenemos una razón por la que vivir, luchar y morir. Ese es nuestro porqué. El significado de nuestra existencia, el porqué de nuestra llegad a este mundo y el para qué de nuestro futuro.

 ¿Amar entristece porque implica sufrir? No. Quien acepta amar sabe, desde el principio, que eso supone el mayor de los sacrificios: dar su vida.

 Amar es entregarse al otro, suceda lo que suceda, durante un tiempo que no tiene fin.

 Amar solo tiene un porqué: amo porque quiero ser yo.

  http://www.agencia.ecclesia.pt/portal/amar-so-tem-um-porque/

 

sábado, 10 de diciembre de 2022

El arrepentimiento correcto nos salva

 

José Luís Nunes Martins


Decidirse es arriesgado. Pero siempre que fallamos debemos aprender alguna cosa.

No debes ser ingenuo y sentirte culpable de tus decisiones. Sin embargo, eres responsable de la forma como decides. ¿Piensas suficiente? ¿Piensas con cuidado todas las dimensiones en cuestión y exploras las opciones a tu disposición?

Incluso aunque sea buena, la intención no basta. Importa, y mucho, el proceso de decisión, tanto o más que los propios resultados que, en verdad, nunca dependen de nosotros solamente.

Hay quien se siente arrepentido cuando el resultado no es el que deseaba. Pero, en muchas ocasiones, eso pasa porque es incapaz de comprender que no es él el único, muchas veces ni el principal, responsable por lo que acaba de suceder.

El resultado es solo una parte. Tal vez en la que tengamos menos responsabilidad.

¿Qué quisiste? ¿Cómo creíste que llegarías mejor a ese resultado?

Habrá quien se sienta abatido por un fracaso, se culpe de todo, arrepentido de cada paso desde la primera idea…

La verdad es que en la historia de la vida de cada uno de nosotros deberían pesar más los fracasos que los éxitos. Porque son ellos los que nos enseñan donde está el bien y la perfección posible.

Muchas personas tienen la extraña actitud de aceptar todo, fracasos y éxitos, como si ese aceptar los altibajos de la existencia fuese todo cuanto pueden y deben hacer. Resultado: no aprenden nada y consideran que el arrepentimiento consiste solo en asumir que fallamos y considerarnos así, tal como somos.

Si queremos el bien, entonces no podemos aceptar el mal y debemos luchar.

Si no eres flexible, te rompes, si no aceptas que necesitas mejorar, te estancas. En un mundo hecho de cambios, o aprendes o vas al fondo.

Eres responsable por ti, por crecer y te perfeccionas. Siempre. No importa que edad tengas, debes cuidar bien de ti. Aceptando que ningún mal nos derrota mientras nos mantuviéramos del lado del bien, cumpliendo nuestra parte.



martes, 6 de diciembre de 2022

Vivimos en el mundo de los monólogos

 José Luís nunes Martins


Todos quieren hablar, nadie quiere escuchar. Muchos expresan lo que piensan y sienten, pero pocos se dejan impresionar.

Sacamos conclusiones rápidamente y quedamos más seguros de nuestros juicios precipitados respecto de todo y de todos, como si no fuésemos capaces de esperar un poco más para que, con tiempo e inteligencia, descubrir la verdad por debajo de las apariencias. Tal vez porque pensamos que no hay nada más allá de eso.

Ya es raro que alguien vaya al encuentro de otro, con voluntad de escuchar y construir algo con él, de llegar a nuevas ideas y mejores perspectivas.

Se necesita coraje para callarnos para dejarnos, aunque sea por poco tiempo, de colocarnos en el entro de un mundo donde los otros no son más que actores secundarios. Figurantes. Como si solo yo importase.

No soy solo yo quien necesita ser escuchado, que necesito decir lo que me atormenta. Solo quien abre su corazón al mío es capaz de compartir mis cruces más íntimas. Confesar el mal que me desespera es un gran paso para vencer esa angustia, pero es preciso que haya alguien que me escuche, o mejor, quien me quiera escuchar.

Callemos por un tiempo, intentemos comprender lo que dicen otros, lo que repiten, lo que buscan y lo que precisan. A veces, son apenas insignificancias que nada más desean tener la mirada de otro por un instante. Pero también hay quien necesita más que un simple silencio atento a nosotros…y esos acostumbran a hablar bajo. Bajo de los largos y exaltados monólogos de los otros.

Cualquier diálogo es enriquecedor, lo mismo con aquel que no sabe muchas cosas, que sepa mucho o poco, poque el valor de cada uno de nosotros no está en lo que sabemos, sino en lo que hacemos para ayudar a otro. Al final, la sabiduría es saber solo lo que importa saber, nada más que eso.

¿De qué me sirve saber tantas cosas si, cuando es necesario, no soy capaz de socorrer a mi hermano en su fragilidad?

sábado, 3 de diciembre de 2022

¡Importa lo que eres, no lo que piensan de ti!

 José Luís Nunes Martins


Para tener paz, no puedes sembrar la discordia a tu alrededor. A veces, eso supone que tendrás que callar lo que crees. Si no lo puedes juzgar, por lo menos déjalos en paz. Tu propia tranquilidad depende de eso. Pensar bien de mi vecino evita muchos problemas.

Pocos son como tú, por lo que no es bueno hacer a los otros lo que nos gustaría que nos hiciesen a nosotros. Déjalos en paz, respetando la distancia. Acércate, pero no para juzgar.

Preocúpate cuando te parecieras demasiado a los otros. Todas las personas son diferentes y eso es natural, tiene sentido y aporta riqueza al mundo.

En verdad, hay cada vez más olas, modas y movimientos para crear multitudes de gente igual, seducen a quien no se cree único y prefiere parecerse a los otros y…diferente a sí mismo.

Muchas veces nos engañamos respecto a quien no conocemos. Nos creemos buenos para evaluar a personas, cuando, en verdad, son más los errores que las buenas intenciones. Otras veces, los otros no son mejores porque no saben como serlo o tal vez porque no quieren…¡debido a una muy falta muy común de sentido!

Cuando un extraño te evalúa, no creas. Tu identidad no depende, ni puede depender de lo que otros piensan. El problema es aún mayor cuando las opiniones ajenas acaban por influir en la imagen que construimos de nosotros mismos y la estima que tenemos o no sobre esa idea de lo que somos.

Ganas mucho con no prestar atención a lo que otros piensan, dicen o hacen. Sería perfecto que te concentrases en tus ideas, palabras y acciones.