sábado, 24 de diciembre de 2022

¡Oigo alguien a la puerta!

 

José Luís Nunes Martins


Hay días en los que me siento lejos, medio perdido y más vacío de lo habitual. Tal vez porque me relajo y me encuentro con un yo sin los artificios y las artes de fuga más comunes en mi día a día.

El mundo me da treguas de vez en cuando y entonces siento el desasosiego que me acompaña a todas las horas de mi vida, pero que, en virtud de esta paz, se deja oír mejor. ¡Es extraño, pero soy yo! Un yo que también soy, pero que quizá por su inocencia yo sienta que no está preparado para hacer frente al mundo y a los otros.

Casi me siento un extraño ante mí mismo. Viejo, me oigo me siento alguien que, a pesar de muchos proyectos alcanzados, tiene aún en sí muchas preocupaciones sin sentido, muchos miedos y una dosis enorme de orgullo y otros egoísmos que le/me impiden ser más libre, de ser más lo que, en verdad y en el fondo, quiero ser.

Pero no tengo espacio en mí. Me lleno de todo un poco, así que siento algún tipo de hambre más profunda.

Tal vez el camino sea el inverso. Necesito desprenderme de tantas cosas que no sirven sino para distraerme y olvidar. Necesito dejar de tener tantas certezas respecto de los otros, del mundo y hasta de mí mismo.

Estaba por vaciarme de mucho de mí…

Hay días, como hoy, en que me apetecía precisamente que hubiera espacio en mí para que Jesús pudiese nacer y quedar aquí. Y yo con Él.



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