Es reconfortante comprobar que el camino que uno sigue para vivir de la mejor manera es el mismo camino elegido por otros muchos desde el principio de los tiempos; sólo han cambiado algunos elementos del paisaje, porque el camino es muy largo, va pasando de edad en edad, generación tras generación, y así hasta el final de los tiempos. El modo de caminar es el mismo, para ayer, para hoy y la mejor garantía de un futuro cada vez mejor.
Vean si no lo que dice el Deuteronomio en 15, 7-11:
“Cuando en alguna de las ciudades de la tierra que el Señor tu Dios te va a dar veas algún pobre entre los tuyos, no seas inhumano negando tu ayuda a ese hermano necesitado; al contrario, tiéndele la mano y préstale lo que necesite para remediar su penuria. Y que no se te pase por la mente el perverso pensamiento de poner mala cara a tu hermano necesitado y no prestarle nada ya que se cerca el año séptimo, año de perdonar las deudas. Él podrá clamar al señor contra ti y te harías culpable de pecado. Debes prestarle, y además sin mezquindad, así el señor tu Dios bendecirá todos tus trabajos y todo lo que emprendas. Nunca dejará de haber pobres en esta tierra; por eso te mando que abras generosamente la mano a tu hermano, al pobre y al indigente de tu tierra".
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