sábado, 26 de octubre de 2013

¡Cuidado con los imbéciles!



Por José Luís Nunes Martinspublicado em 26 Out 2013 - 05:00
http://www.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Fwww.ionline.pt%2Fiopiniao%2Fcuidado-os-imbecis&h=oAQEX8IGV





¿Puede un fracasado dar lecciones de algo? Sin la humildad de reconocer las propias faltas, no.

Hay una cantidad de personas que dedican buena parte de sus vidas a lo que cree que es un talento divino, pero no es más que gritar sentencias sobre todo lo que les pasa por delante. Andan para atrás. No crean nada y todo lo critican… son los imbéciles.

Esperan siempre para mirar las obras pero valoran siempre a los autores…claro, es mucho más fácil atacar o elogiar al poeta que uno de sus poemas… el prejuicio y el encanto de la superficialidad son determinantes en este tipo de actitud, pese a que la postura superior y suntuosa con que aparecen a los ojos del mundo…

¿Puede un fracasado dar lecciones de algo? Sin la humildad de recon0cer las propias faltas, no.

Hay quien ayuda mucho. Son los que hacen de las palabras actos de generosidad, instrumentos que permiten contribuir a un bien mayor… así se vuelven, tantas veces, cocreadores de las obras que admiran hasta el punto de  que las hacen aún (y siempre) mejores.

¡Nada escapa a un agujero negro! Se trata de una región del espacio que absorbe todo lo que existe a su alrededor, para reducirlo a la nada… de donde no escapa ni la luz. La imbecilidad es un problema serio. Un atentado a la inteligencia propia y ajena.

Es porque le abrimos la puerta al elogio por lo que después nos duele más, cuando se revela la maledicencia. Los elogios son, muchas veces, tan injustos e inmerecidos como las provocaciones que llegan después.

Es importante que no nos encumbremos por las alabanzas, que aprendamos a distanciarnos de los aplausos, para que podamos continuar en nuestro trabajo, sin estar demasiado cerca de los que tienen casi siempre un puñal para hacernos daño… de los que escogen para sí no hacer ni dejar hacer.

La realidad se compone de varias capas, en las superficiales todo se altera a cada instante, en las más profundas la evolución es sólida y lenta. Tal vez la sabiduría sea la capacidad de tocar la esencia a pesar de los engaños de las apariencias.

La presencia y el silencio son siempre formas excelentes de manifestar de forma auténtica lo mejor de nosotros mismos. Así, cuando tengamos que escoger palabras para algo o alguien que sean las más simples… porque la verdad es simple y no se dice de otra forma.

Más que el artista, duran sus obras. Todo hombre es más de lo que suman todas sus realizaciones… somos la fuerza y la voluntad de ser y de crear el bien. El amor… que fuéramos capaces de protagonizar.

Los egoísmos tienden a excluir todo cuanto no se les asemeja. La creación es por sí sola un acto de bondad y generosidad; un acto de amor… será justo decir que lo que somos va en todo lo que producimos. Pero, cualquier obra no revela solo a su autor, lo realiza.

Nuestra vida y nuestras obras merecen siempre más nuestra atención, cuidado y reparo que la vida y las obras de nuestro prójimo…

Desperdicia su tiempo quien se pone a juzgar a otros. Cualquiera de nosotros gana más, mucho más, con un gesto de amor que con cualquier sentencia… Que los juicios se queden para quien consigue saber todo de la vida, para quien consigue comprender los sentidos de cado gesto, para quien ama hasta el punto de perdonarlo todo y tiene la sabiduría de ayudar a ser más y mejor… Dios.

Debemos de encontrar la forma de mantenernos siempre a distancia de los imbéciles, más aún y más importante que consigamos estar bien lejos de la imbecilidad…


¿Cuantas veces somos nosotros mismos los que caemos en la tentación seductora de valorar la superficialidad de todo y de todos? ¿Cuántas veces nos libramos del mal de criticar lo que no queremos siquiera conocer? Por último… ¿Cuántas veces los imbéciles somos nosotros?

sábado, 19 de octubre de 2013

El don de ser un don



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 19 Out 2013 - 05:00



Cuando amamos nos damos, entregamos el don de nuestra vida a la vida de otro… somos instrumentos de su felicidad… olvidando la nuestra, o, tomándola como mera consecuencia de la del otro.

La filosofía congrega a cuantos procuran construir o descubrir respuestas a las cuestiones profundas de la existencia. No es más que un punto de encuentro y partida, ya que cada hombre debe decidir de forma personal su rumbo y su destino, hacer el camino que ha de recorrer y… realizar. Realizarse.

¿Qué es la vida? ¿Qué son el bien y el mal? ¿Qué debo hacer? Son cuestiones simples a las que cada uno de nosotros está obligado a responder, cada día, a través de la forma como decide ser en su tiempo.
La vida es un don. Un presente bueno y valioso que recibimos no sabemos muy bien  cómo o por qué… pero que, a pesar de todo, tiene un propósito, el cual tenemos el deber de llevar a cabo.

Si la muerte nos revela como seres frágiles y pobres, esta humildad constituye la base de una autenticidad que ilumina la necesidad de trazarnos un camino de engrandecimiento… puesto que podemos, de hecho, no ser gran cosa, pero no dejamos de ser otra cosa… algo que es potencialmente mucho mayor y más valioso…

Cuando amamos nos damos, entregamos el don de nuestra vida a la vida de otro… somos instrumentos de su felicidad… olvidando la nuestra, o tomándola como mera consecuencia de la del otro.

Amar es darse.

Ser don en la vida de otro… ofreciéndole la propia vida a cambio de nada. Sí, el que ama no lleva una contabilidad organizada. No exige créditos ni dividendos. Eso son señales de lo que hay más opuesto al amor: los egoísmos.

Nuestra existencia pasa por nuestra presencia en el corazón de los que amamos, así como la de los que amamos también pasa por nuestro corazón.

Amar no es un verbo que se conjugue en pasado. El amor no acaba, no tiene fin, por cual no tiene tiempo. Siempre presente.

Los dolores, las pérdidas, y hasta la misma muerte pueden atentar contra un amor… pero el don de amar no se extingue. No cabe aquí, es mayor que esta vida.

El amor es un camino que pocos descubren, y son menos aún los que lo reconocen.

La presencia y el silencio son la esencia del amor. Participar de la inmortalidad que hay en un momento, como si la eternidad fuese un instante. Estar allí. Con la convicción absoluta de que se vive dentro de un mismo corazón. Sentir que todo en el universo se mueve pero que el centro está allí. Donde se cruzan los caminos y el amor se hace luz. Amar es estar presente.

Quien decide amar acepta sufrir, sin querer comprender los porqués. Dolores que pesan. Lágrimas siempre amargas. Sombras de las tinieblas que nos obscurecen los días.

La muerte aparece, a veces, como el fin absoluto. El sin sentido. La nada que impide el sentido. Sin embargo la muerte, tal vez, sea la prueba suprema por la cual el amor debe pasar… al final, sólo el amor vence a la muerte.

Quien ama hace su camino con espinas clavadas en los pies. En algunos casos, coronas de ellas.

Sólo un sentido profundo de la existencia permite encontrar en los calvarios de nuestros días la fe, la luz y la fuerza para seguir adelante, rumbo a nuestro destino que es, finalmente, nuestra casa.

Los vacíos están llenos de sentido. Yo soy quien me falta y quien siente mi falta. Soy este vacío que me duele, pero también puedo ser el amor que contiene todo…


Nadie llega al cielo sin heridas, pero también es verdad que nadie entra en él sin una sonrisa.

lunes, 14 de octubre de 2013

Cáritas, Memoria 2012. VIII Informe de la Realidad Social.


Cáritas. 10 de octubre de 2013.- Los datos aportados por la memoria 2012 de Cáritas y el viii informe de la realidad social (ORS) muestran un escenario de luces y sombras.
·         70.000 voluntarios :
70.229 voluntarios (un 9,3% con relación a 2011) participaron en las 70 Cáritas Diocesanas y las más de 6.000 Cáritas Parroquiales que integran la Confederación.
·         276 millones de euros invertidos
lo que supone un aumento de 25,5 millones de euros (10,2%) con relación a 2011.
·         Pero, por otra parte, el VIII Informe del ORS de Cáritas constata:
- un creciente empobrecimiento de la sociedad y el aumento del riesgo de fractura social. Más allá de la coyuntura de la crisis, este deterioro está consolidando una nueva estructura social donde crece la espiral de la escasez y el espacio de la vulnerabilidad.
- Cinco millones de personas acompañadas
Casi 194 millones (el 70,20% del total de recursos) proceden de aportaciones privadas, 27,7 millones de euros más con relación al ejercicio anterior. Los fondos públicos manejados por Cáritas ascendieron a 83,3 millones de euros (29,80% del total).
Gracias al trabajo gratuito de los 70.000 voluntarios y la actividad de 4.253 personas contratadas, Cáritas ha podido llevar a cabo su ayuda  a 4.929.361 personas en situación de mayor exclusión social,  1.904.737 fueron acompañadas en España y 3.024.624 en los países del Sur (29,4 millones de euros se dedicaron a proyectos de cooperación internacional).
Los mayores esfuerzos se han dedicado a programas como los de Empleo e inserción laboral (25 millones € invertidos), Vivienda(5,8 millones €) o Acogida y atención primaria (60,6 millones €).
Además, reforzó su acciones para las personas más vulnerables, como Mayores (32,8 millones €), Personas Sin Hogar (22,4 millones €), Infancia (12 millones €), Familia (10,7 millones €), Inmigrantes (7,2 millones €), entre otros.
·         Esfuerzo de austeridad
Cáritas ha conseguido mantener los mismos niveles de máxima austeridad de los últimos cinco años, al destinar a gastos de gestión y administración sólo 6,7 céntimos de cada euro invertido.
·         Constataciones del VIII Informe del ORS
1.  Nuestro modelo económico se caracteriza por el comportamiento “contracíclico” de la desigualdad en la renta, que aumenta en etapas de recesión, pero que no reduce las diferencias cuando se registra expansión económica.
2.   Descenso de la renta media,..
3.   La pobreza severa (con menos de 307 € al mes) alcanza ya a 3 millones de personas.
4.   Asistimos al aumento de la cronicidad
5.   Se incrementa la desigualdad en España, con el valor más elevado de toda Europa: el 20% de la población más rica concentra 7,5 más riqueza que el 20% más pobre.
6.   elevado nivel de desempleo; la pérdida de capacidad adquisitiva de la población (descenso de la renta media desde 2007 en torno a un 4% y aumento de los precios en torno al 10%); y el debilitamiento de las políticas sociales y el recorte progresivo de derechos.
7.   Existen necesidades básicas (alimentación, gastos relativos a la vivienda, ropa y calzado…) que no están cubiertas desde nuestro modelo de bienestar.
8.   Riesgo de desbordamiento de la función protectora de la red familiar,
9.  La desprotección social de las personas y familias más vulnerables está agravada
10.  Irrupción de una segunda oleada de empobrecimiento y exclusión social con efectos más intensos.
11.  Desde el inició la crisis, Cáritas ha triplicado tanto el número de personas atendidas, hasta alcanzar la cifra de 1.300.914 personas en el año 2012…
12.  Respecto al perfil de las personas acompañadas en Cáritas, las mujeres siguen siendo el rostro más visible de las situaciones de pobreza y exclusión. Se registra, además, un elevado número de desempleados de larga duración, así como los casos de parejas jóvenes (de entre 20 y 40 años de edad) con hijos, la mujeres solas con familiares a su cargo, las personas donde la intensidad laboral del hogar es muy baja y los ciudadanos extracomunitarios.


domingo, 13 de octubre de 2013

¡Qué mal está el mundo!


Voy a hacer un resumen de la semana, y podría resumirla con la expresión: “¡qué mal está el mundo!”, pero como cada caso es especial, tiene nombre y apellidos, y es irrepetible e intransferible, y a veces insufrible, pues hagamos justicia al menos a estos pocos casos entre los cinco millones de personas  que según la memoria de Cáritas fueron acogidas durante 2012.

[Sigue diciendo Cáritas:  esta cifra refleja un creciente empobrecimiento de la sociedad y el aumento del riesgo de fractura social. Más allá de la coyuntura de la crisis, este deterioro está consolidando una nueva estructura social donde crece la espiral de la escasez y el espacio de la vulnerabilidad.]

¿Y de cuánto estás? - le pregunta la trabajadora social -,   de dos meses, más o menos, responde la mujer, que viene con dos niñas pequeñas, preciosas, de no más de cinco años la mayor. Tiene miedo, pero está orgullosa; nos dice que ha acudido a Red Madre, que allí le aconsejan no abortar, y en cambio le ayudan con los niños. Ha venido a entregar los numerosos papeles y certificados que se exigen para un programa de ayuda a familias necesitadas por causa de la crisis.

En un momento de la conversación nos enseña la cartilla de ahorros, de una que fue de las cajas principales en Andalucía…de aquellas que te permitían algún descubierto a fin de mes, sin cobrar intereses…pues ahora, que la han ascendido a Banco, con mayúsculas, le cobra a esta pobre mujer ocho euros de comisión por mantenimiento… Con lo bien que me venían… dice, sin siquiera mal tono, con una sonrisa además… Los bancos se han vuelto insensibles y voraces, en plena crisis el dinero se ha retraído y concentrado escandalosamente.

Ahora le toca a mi amigo N., que se ha acomodado en el albergue,  miente para justificar su permanencia. Pero lo reconoce, como un niño que ha sido “pillado” en una de las suyas…¿esto es mentir?, Quizá, pero si él fue un niño de Nuevo Futuro, y allí aprendió a comportarse como es debido; aún hoy es capaz de recitar, orgulloso, los eslóganes y las frases sobre el buen comportamiento sin esfuerzo, le salen como una lección bien aprendida; por eso pronto reconoce la falta y se siente mal.

No es fácil hoy vivir sin trabajo, sin casa, sin familia…Todavía menos cuando se ha disfrutado algún tiempo del trabajo, de sus beneficios y de sus exigencias… Es difícil ver cómo el vecino sigue trabajando, puede sacar la familia adelante y disfrutar de los aparatos de última generación…, mientras yo cada día tengo que ir soltando lastre para sobrevivir hasta llegar a carecer de lo más elemental y tener que pedir ayuda. Estos contrastes entre ciudadanos, vecinos, incluso entre parientes y hermanos, van salpicando cada vez más las ciudades, los barrios, los bloques de viviendas y los portales, y hasta la misma planta del edificio…Divide y vencerás…

Jamás ha habido tantas guerras, hay guerras clásicas en numerosos lugares de la tierra, unas políticas, otras de religión, todas innecesarias e injustas. Pero hay una guerra que afecta fundamentalmente al llamado mundo desarrollado (o estragado), que se esparce como una de las plagas de Egipto y va atrapando familia a familia, individuo a individuo. Hay leyes que fomentan la guerra en el hogar, de género, las llaman. Hay también una guerra de conceptos, en la que unos grupos intentan imponer a todos los ciudadanos unos eufemismos que les permitan el reconocimiento de determinados comportamientos o derechos, algunos de los cuales suponen la anulación  de otros o la desaparición de instituciones sociales sobre las que se ha venido asentando durante siglos esta sociedad del bienestar, hacia la que no se muestra agradecimiento, sino exigencia y desprecio incluso.


Para completar el resumen y para demostrar lo que acabo de decir,  brevemente expondré el último caso. Llega un chico joven con  una señora de cierta edad, la cual viene en silla de ruedas. Tras unos minutos de espera me acerco a ellos por si puedo ayudarles en algo, al decirles que esta oficina es para personas sin hogar, el joven me contesta que su madre está en la calle, que él no puede tenerla en casa porque no tiene sitio; son tres en casa, su mujer trabaja y él tiene que buscarse la vida, con lo cual no pueden hacerse cargo de su madre… No pude apreciar ningún lazo de afecto entre ellos, la mujer no me parecía consciente de su situación, ni le dolían las palabras del hijo… Aunque, deduzco por la enfermedad que dice tener y su actitud, que la madre no ha dedicado mucho tiempo y cuidados a su hijo… y ahora no puede decirle que “amor con amor se paga”…

sábado, 12 de octubre de 2013

A distancia se ve mejor



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 12 Out 2013 - 05:00



Para evaluar bien cualquier episodio de nuestra vida es esencial que haya pasado un período generoso de tiempo que permita que se desvanezcan las superficialidades y que se revele lo esencial.

Sólo la verdad perdura. Muchas cosas buenas son, al final, más… algunas más son, por encima de todo, buenas. Sólo el tiempo revelará el verdadero valor de cada hora.

Las pequeñas pasiones se extinguen  mientras que las verdaderas se engrandecen. Aquello que nos parece grande, casi siempre es, verdaderamente, pequeño… pero algunas cosas insignificantes son, en realidad, divinas.

Claro que para vivir bien una hora de vida, hay que sumergirse en ella, sin compararla con ninguna otra…, buena o mala, entreguémonos a la lucha. A pesar de que sea una de las peores horas, aunque la victoria parezca imposible.

Es importante vivir en la certeza de que navegamos tempestades, a veces subimos de forma magnífica, llegamos a volar, para después, casi siempre, caer vertiginosamente… algunos aprenden a vencer estos mares, conquistándolos con el coraje del que vive más allá de los dolores… otros, a penas luchan para mantenerse a flote como si eso fuese una gran victoria… muchos más, desisten mucho antes de haberse mojado los pies.

En cuanto al futuro, se ve mejor lo que vendrá mañana que aquello que podrá acontecer de aquí a un año… El futuro lejano se presta a todas las utopías. Buenas y malas. Casi siempre quiméricas y nada útiles.

Difícil, pero decisivo para la felicidad, es encontrar en cada momento o lugar apoyo donde dar el próximo paso… sin preocuparse de entender…

Las cruces de hoy revelarán su sentido mañana.


Un día lo comprenderemos todo.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Tanta información, tan poca educación



Por José Luis Nunes Martins
Una explosión de conocimientos,  que comienza a la vuelta del siglo XVII, parece haber alcanzado dimensiones que sobrepasan los limites de la imaginación en los últimos veinte o veinticinco años.

Todas las tradicionales áreas de conocimiento se han expandido. Cada vez hay más especialistas, que a su vez perciben que cada vez más los saberes se entrecruzan. En un futuro muy cercano, tal vez se retorne al saber único. Más profundo y rico de lo que es ahora… o eso, u otro modelo tan genial como simple.

La información debe ser recogida y almacenada. Después, filtrada y organizada. Pero aquí radica un problema fundamental: aún estamos aprendiendo a ver el inmenso mar de dados. Andamos, más o menos, asombrados con los prodigios de la técnica, saltamos y fingimos que se trata de nada relevante. Cuando, en pura verdad, nos cumple adecuar, tan rápidamente como sea posible, nuestra inteligencia a las necesidades importantes y urgentes, que surgen de la inmensidad de las potencialidades a nuestra disposición. Pues si algunas no pueden ser desperdiciadas, hay otras en las que no debemos dar ni un paso en su dirección.

Vivimos en una sociedad rica en información. Riquísima, tal vez en el peor de los sentidos. Casi todo está la distancia de dos o tres clics y en cuatro o cinco segundos tenemos delante de nuestros ojos una montaña de información.

Uno de los hechos perversos de este contexto es la irresponsabilidad del individuo en llamar así la capacidad de recoger y almacenar  los datos importantes de su realidad. Parece que no le interesa saber este o el otro contenido, desde que se sabe ir a buscarlo.
Además, los llamados motores de búsqueda, así como los contenidos por donde navegan, resultan de selecciones más o menos inteligentes que sobrepasan completamente al usuario común. Son opciones ajenas. Resultan de criterios muy específicos, a veces altamente perversos, tan bien disfrazados de simplicidad y trasparencia que sólo unos pocos llegan a percibir lo que alimenta y sustenta esta máquina que parece tan bondadosa…

Es admirable y extraña esta fe en la tecnología. Es a los millones que confían de forma tan voluntaria como estúpida lo que piensan, sienten y desean a las bases de datos… tal vez en la secreta esperanza de poder analizar y evaluar de aquí a unos meses o años, o tal vez para que alguien, cualquier día en el futuro, les diga quienes son… pero estas informaciones son íntimas y constituyen, por sí mismas, una de nuestras mayores riquezas: ser misteriosos  los otros, profundos y absolutamente únicos. Abdicar de esto es desistir de ser quien se es.

Los hombres de hoy son esclavos de la tecnología, más que señores de ella.

En la vida todo debe ser administrado con sabiduría. Sin establecer criterios, prioridades e importancias, casi nada sale a derecho. A cada uno de nosotros se nos requiere que, personalmente, analice y evalúe lo que nos rodea. Descubra valores, trace y siga un camino. Uno solo. Nuestro. Sólo nuestro. Absolutamente único.


sábado, 5 de octubre de 2013

Bajo el mismo sufrimiento, somos hermanos



Por José Luís Nunes Martins
publicado em 5 Out 2013 - 05:00



Cuando sufren, las personas se rebelan. Como si la adversidad destruyese las superficialidades, y la identidad más honda se manifestase de una forma tan fluida y pura que coincide con la evidencia de una verdad tantas veces inesperada hasta que llega.

Sufrir, uno cualquiera de los males de la existencia, y vivir algo que es causa de esperanza es donde la finitud y la dependencia humanas son siempre certezas absolutas. Poco se puede hacer ante el sufrimiento, se trata de soportarlo en cuanto se intenta descubrir lo que se siente…

El sufrimiento es un mal. Nadie encuentra en su dolor motivo de felicidad. Puede acontecer que el mal sea inevitable como medio para un bien mayor,  pero lo que se desea es siempre el bien como fin, nunca el mal, tampoco como camino.

Hay un efecto común a cualquier tragedia en el seno del cual nos es dado vivir, el de hacernos más cercanos a los que sufren de esa misma manera, lloran las mismas lágrimas que nosotros. Nos hacemos hermanos de quienes experimentan el mismo dolor… el sufrimiento nos introduce en una solidaridad profunda, de la cual la mayoría de los otros (los que no viven el mismo dolor) se apartan como si fuese contagioso… y, así, al mal de la tragedia se suma el dolor por la pérdida de los que creíamos que permanecerían a nuestro lado… la verdad, bajo estas circunstancias, es cruda y atroz.

Pueden entonces surgir, como si se abriesen los ojos, hermanos donde menos lo esperamos. Al final, un hermano es quien comparte vivir a nuestro lado cuando se cumple lo peor de nuestros días. Son muchos los que están de fiesta, pocos los que se apartan de ella para la lucha… uno o dos que se juntan a nosotros para la guerra.

Hoy, la soledad del sufrimiento es vivida por multitud de gente común, personas iguales a todas las demás, pero más profundas, unas se hacen protagonistas, otras contrarias a la bondad posible del mundo…

Bajo los sufrimientos más terribles, hay muchos hombres que encuentran en sí mismos la fuerza que les permite resistir a todo, aquella que los hace aún más dignos de una felicidad que les puede ser demorada, pero que les es prometida, debida y cierta. Son los que encuentran en el alivio del sufrimiento ajeno un sentido para su existencia.

La culpa es una agonía a la que nadie escapa, pese a que algunos crean que han conseguido aniquilarla a través de sus siempre muy engañosas disculpas para renunciar a la responsabilidad… piensan que huyendo lejos la culpa se queda atrás… llegan incluso a creerse héroes de la felicidad. Estos, que prefieren dejarnos solos en la tempestad, no comprenden que más que huir de nosotros, corren lejos de sí mismos, muy lejos de lo mejor de sí… rumbo a lo peor. Pero, por más que corran y den vueltas al mundo, jamás encontrarán paz porque no descubren el valor de una vida auténtica. Al final, los buenos son los que permanecen con quien sufre… son los buenos.

Ningún dolor nos deja donde nos encontró. A la vuelta, a apenas a unos pocos pasos, da respuesta al sufrimiento… permitiéndonos reconocer el don de la fuerza para resistir la adversidad, o… aceptar todos los calvarios como parte de los caminos de la vida, más aún… para, antes del final, llegar a tener la certeza que sin ser del  todo  lógico, no hay, con todo, sufrimiento sin sentido o valor.

La aparente pobreza que el sufrimiento descubre es al final la verdadera esencia de cada uno de nosotros. Conseguimos soportar mucho. Casi todo. Todo, si no estuviéramos solos.


… ¡cuánta verdad se descubre en los días de tempestad!

miércoles, 2 de octubre de 2013

Pequeñas empresas fantásticas



(Aunque este blog trata de personas sin hogar, hoy me tomo la libertad de hablar de tres casos de familias porque son un ejemplo cada una en lo bueno y en lo menos bueno, y muchas personas están hoy sin hogar a causa de una separación, y tampoco pueden pasar una pensión para sus hijos, o si lo hacen porque tienen alguna ayuda o pensión, entonces ellos se quedan en la calle o recurren a ir de un albergue a otro.)

Hoy me han producido una pequeña conmoción tres casos de familias, con características parecidas en edad y número de miembros, pero muy diferentes entre sí.

El primero son dos matrimonios asociados para superar la crisis. Han decidido vivir juntos, en la misma casa, compartiendo el alquiler aunque luego hagan cada uno su propia vida. Como los papeles hoy son obligatorios, les exigimos un padrón a cada uno. Pero ahora nos dicen que no les permiten empadronarse en la misma casa.
¿Hay derecho a esto? ¿Se puede prohibir a alguien vivir con quien le de la gana?  ¿Y nosotros, qué hacemos? ¿Acogemos a los dos, como familias independientes, o a una sí y a la otra no? Dios mío, qué lío… y estamos empezando…

El segundo caso es completamente diferente, justo lo contario, es una pareja que se está separando pero comparten el mismo piso… Hoy nos ha lanzado otro reto difícil de solucionar. Tienen la separación pero aún no tienen el régimen de visitas legalizado. Había venido la madre a recoger los víveres, y al rato viene el padre, que es el titular, exigiéndonos que lo borremos, porque su pareja  le da de los víveres lo que le conviene o le parece, y él está harto de cómo lo trata, así que para evitar problemas con ella quiere que lo borremos. Naturalmente nos negamos, ya que la ayuda principal es para los hijos. El no lo entiende muy bien, ya que está ofuscado con su propio problema, las afrentas de su pareja…

El tercer caso es un matrimonio que se ha roto recientemente, ella viene a recoger los víveres, y muy previsora trae los datos de su nueva pareja…si estos datos no nos hacen falta, si lo peor es que su nueva pareja tampoco trabaja y va a vivir de esta ayuda; y lo difícil de entender es cómo éste hombre ha logrado echar de casa al padre de las criaturas, debido a  una relación diaria, nocturna e irresponsable por Internet…

Necesitamos un asesor...Siempre que hay una dificultad decimos esta frase. Pero, en uno de estos casos está la solución, una solución que cada uno, con sentido común, es capaz de encontrar por sí mismo, como han hecho las dos primeras parejas. A mí se me ocurre, o mejor, deduzco, que en el primer caso las dos parejas se quieren y buscan una solución para seguir juntos; además, son solidarios los unos con los otros. Magnífico. Gracias a Dios hay personas con sentido común y los lazos de afecto son fuertes, hay renuncia, hay entrega, y por tanto garantizan el futuro de los hijos. Son auténticas células sanas de la sociedad por lo que cabe la esperanza de salvación.

En Cáritas debiéramos tratar de modificar nuestro sistema de acogida, primero estar bien preparados espiritualmente, ser personas satisfechas cada uno con su propia vida para poder acompañar sin prejuicios,  reservas ni limitaciones, sólo las que  impone el respeto a las decisiones del otro.

Por otro lado, cada día las trabas administrativas son más y más absurdas, y algunas  leyes no se basan en la justicia, son discriminatorias y fuente de división social y pobreza. Debemos ser críticos y estar por encima de ellas. Yo siempre he pensado que Cáritas es como la Providencia, y me gusta seguir pensando que es sobre todo eso, Providencia, que implica preocupación por cada uno, al igual que la Providencia divina es el cuidado amoroso de Dios con todas sus criaturas, conservándolas y dándoles la oportunidad de salvarse.


Los matrimonios son sobre todo amor, pero también son pequeñas empresas fantásticas que nos aportan todo tipo de bienes, materiales y morales, y donde se forman personas sociables, solidarias dispuestas siempre a servir al bien común. Si estas pequeñas empresas fantásticas quiebran, la sociedad empieza a fallar por la base, corriendo  peligro el edificio entero; como en una explosión controlada, la sociedad entera se autodestruye. Pero, como acabamos de ver, aún quedan familias naturales verdaderas, por tanto aún quedan cimientos sólidos sobre lo que poder seguir reconstruyendo las partes dañadas. Desde Cáritas podemos hacer mucho…más que proporcionar alimento material, perecedero.