sábado, 26 de octubre de 2013

¡Cuidado con los imbéciles!



Por José Luís Nunes Martinspublicado em 26 Out 2013 - 05:00
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¿Puede un fracasado dar lecciones de algo? Sin la humildad de reconocer las propias faltas, no.

Hay una cantidad de personas que dedican buena parte de sus vidas a lo que cree que es un talento divino, pero no es más que gritar sentencias sobre todo lo que les pasa por delante. Andan para atrás. No crean nada y todo lo critican… son los imbéciles.

Esperan siempre para mirar las obras pero valoran siempre a los autores…claro, es mucho más fácil atacar o elogiar al poeta que uno de sus poemas… el prejuicio y el encanto de la superficialidad son determinantes en este tipo de actitud, pese a que la postura superior y suntuosa con que aparecen a los ojos del mundo…

¿Puede un fracasado dar lecciones de algo? Sin la humildad de recon0cer las propias faltas, no.

Hay quien ayuda mucho. Son los que hacen de las palabras actos de generosidad, instrumentos que permiten contribuir a un bien mayor… así se vuelven, tantas veces, cocreadores de las obras que admiran hasta el punto de  que las hacen aún (y siempre) mejores.

¡Nada escapa a un agujero negro! Se trata de una región del espacio que absorbe todo lo que existe a su alrededor, para reducirlo a la nada… de donde no escapa ni la luz. La imbecilidad es un problema serio. Un atentado a la inteligencia propia y ajena.

Es porque le abrimos la puerta al elogio por lo que después nos duele más, cuando se revela la maledicencia. Los elogios son, muchas veces, tan injustos e inmerecidos como las provocaciones que llegan después.

Es importante que no nos encumbremos por las alabanzas, que aprendamos a distanciarnos de los aplausos, para que podamos continuar en nuestro trabajo, sin estar demasiado cerca de los que tienen casi siempre un puñal para hacernos daño… de los que escogen para sí no hacer ni dejar hacer.

La realidad se compone de varias capas, en las superficiales todo se altera a cada instante, en las más profundas la evolución es sólida y lenta. Tal vez la sabiduría sea la capacidad de tocar la esencia a pesar de los engaños de las apariencias.

La presencia y el silencio son siempre formas excelentes de manifestar de forma auténtica lo mejor de nosotros mismos. Así, cuando tengamos que escoger palabras para algo o alguien que sean las más simples… porque la verdad es simple y no se dice de otra forma.

Más que el artista, duran sus obras. Todo hombre es más de lo que suman todas sus realizaciones… somos la fuerza y la voluntad de ser y de crear el bien. El amor… que fuéramos capaces de protagonizar.

Los egoísmos tienden a excluir todo cuanto no se les asemeja. La creación es por sí sola un acto de bondad y generosidad; un acto de amor… será justo decir que lo que somos va en todo lo que producimos. Pero, cualquier obra no revela solo a su autor, lo realiza.

Nuestra vida y nuestras obras merecen siempre más nuestra atención, cuidado y reparo que la vida y las obras de nuestro prójimo…

Desperdicia su tiempo quien se pone a juzgar a otros. Cualquiera de nosotros gana más, mucho más, con un gesto de amor que con cualquier sentencia… Que los juicios se queden para quien consigue saber todo de la vida, para quien consigue comprender los sentidos de cado gesto, para quien ama hasta el punto de perdonarlo todo y tiene la sabiduría de ayudar a ser más y mejor… Dios.

Debemos de encontrar la forma de mantenernos siempre a distancia de los imbéciles, más aún y más importante que consigamos estar bien lejos de la imbecilidad…


¿Cuantas veces somos nosotros mismos los que caemos en la tentación seductora de valorar la superficialidad de todo y de todos? ¿Cuántas veces nos libramos del mal de criticar lo que no queremos siquiera conocer? Por último… ¿Cuántas veces los imbéciles somos nosotros?

1 comentario:

  1. Hoy escojo esta frase: “Nuestra vida y nuestras obras merecen siempre más nuestra atención, cuidado y reparo que la vida y las obras de nuestro prójimo…”

    Es imposible no estar de acuerdo, José Luis, y no se trata de elogios vanos, es que es muy necesaria esta advertencia que hoy nos haces, y ojalá llegue a los que más la necesitan… Es que este mundo es el mundo de la superficialidad, pero no sólo, la mentira se ha hecho la reina con tanta superficialidad, todo es apariencia, todos quieren ser los más listos, los más fuertes, los más…etc. Por eso, es de imbéciles seguir ese juego destructivo y nada constructivo, porque la sociedad misma está en peligro, quiero decir la solidaridad y la sociabilidad, le falta formación en humanidad a muchos jóvenes y mayores.
    Aunque es cierto que también observo que en la necesidad, provocada por esta crisis, muchas personas acuden en petición de ayuda y me sorprende la humildad y la paciencia que muestran, la serenidad con que aceptan la verdad cruda y dura. De todos modos, sería un tanto cruel que para despojarnos de tanta imbecilidad, hubiera que atravesar una crisis económica de la envergadura de la que atravesamos, porque los que más la padecen no son quizá los auténticos imbéciles… Obrigado.

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