Por José
Luís Nunes Martins
publicado em 19 Out 2013 - 05:00
publicado em 19 Out 2013 - 05:00
Cuando amamos nos damos,
entregamos el don de nuestra vida a la vida de otro… somos instrumentos de su
felicidad… olvidando la nuestra, o, tomándola como mera consecuencia de la del
otro.
La filosofía congrega a
cuantos procuran construir o descubrir respuestas a las cuestiones profundas de
la existencia. No es más que un punto de encuentro y partida, ya que cada
hombre debe decidir de forma personal su rumbo y su destino, hacer el camino
que ha de recorrer y… realizar. Realizarse.
¿Qué es la vida? ¿Qué
son el bien y el mal? ¿Qué debo hacer? Son cuestiones simples a las que cada
uno de nosotros está obligado a responder, cada día, a través de la forma como
decide ser en su tiempo.
La vida es un don. Un
presente bueno y valioso que recibimos no sabemos muy bien cómo o por qué… pero que, a pesar de todo,
tiene un propósito, el cual tenemos el deber de llevar a cabo.
Si la muerte nos revela
como seres frágiles y pobres, esta humildad constituye la base de una
autenticidad que ilumina la necesidad de trazarnos un camino de
engrandecimiento… puesto que podemos, de hecho, no ser gran cosa, pero no
dejamos de ser otra cosa… algo que es potencialmente mucho mayor y más valioso…
Cuando amamos nos
damos, entregamos el don de nuestra vida a la vida de otro… somos instrumentos
de su felicidad… olvidando la nuestra, o tomándola como mera consecuencia de la
del otro.
Amar es darse.
Ser don en la vida de
otro… ofreciéndole la propia vida a cambio de nada. Sí, el que ama no lleva una
contabilidad organizada. No exige créditos ni dividendos. Eso son señales de lo
que hay más opuesto al amor: los egoísmos.
Nuestra existencia pasa
por nuestra presencia en el corazón de los que amamos, así como la de los que
amamos también pasa por nuestro corazón.
Amar no es un verbo que
se conjugue en pasado. El amor no acaba, no tiene fin, por cual no tiene
tiempo. Siempre presente.
Los dolores, las pérdidas,
y hasta la misma muerte pueden atentar contra un amor… pero el don de amar no
se extingue. No cabe aquí, es mayor que esta vida.
El amor es un camino
que pocos descubren, y son menos aún los que lo reconocen.
La presencia y el
silencio son la esencia del amor. Participar de la inmortalidad que hay en un
momento, como si la eternidad fuese un instante. Estar allí. Con la convicción absoluta
de que se vive dentro de un mismo corazón. Sentir que todo en el universo se
mueve pero que el centro está allí. Donde se cruzan los caminos y el amor se
hace luz. Amar es estar presente.
Quien decide amar
acepta sufrir, sin querer comprender los porqués. Dolores que pesan. Lágrimas
siempre amargas. Sombras de las tinieblas que nos obscurecen los días.
La muerte aparece, a
veces, como el fin absoluto. El sin sentido. La nada que impide el sentido. Sin
embargo la muerte, tal vez, sea la prueba suprema por la cual el amor debe
pasar… al final, sólo el amor vence a la muerte.
Quien ama hace su
camino con espinas clavadas en los pies. En algunos casos, coronas de ellas.
Sólo un sentido
profundo de la existencia permite encontrar en los calvarios de nuestros días
la fe, la luz y la fuerza para seguir adelante, rumbo a nuestro destino que es,
finalmente, nuestra casa.
Los vacíos están llenos
de sentido. Yo soy quien me falta y quien siente mi falta. Soy este vacío que
me duele, pero también puedo ser el amor que contiene todo…
Nadie llega al cielo
sin heridas, pero también es verdad que nadie entra en él sin una sonrisa.
“La presencia y el silencio son la esencia del amor. Participar de la inmortalidad que hay en un momento, como si la eternidad fuese un instante… Donde se cruzan los caminos y el amor se hace luz. Amar es estar presente.”
ResponderEliminarCada vez que José Luis nos obsequia con unas palabras sobre el amor es inevitable estar de acuerdo con él; no sólo, es tan cierto lo que describe, tan real, que parece que nos lo pone ahí, al alcance, aunque luego parezca que huye y nos vuelve a dejar en nuestra propia realidad, más o menos dichosa. Pero lo cierto es también que nos muestra el camino a seguir, de cada uno dependerá estar dispuesto a ponerse en marcha. Me sorprende a veces la coincidencia de tus palabras con algunas que yo haya dicho y pensado alguna vez, “trocitos de eternidad” titulé en una ocasión un post, después de una conversación agradable, un poco cursi puede sonar, al lado de como si la eternidad fuese un instante.
Muchas gracias de nuevo, J.L., eternamente agradecido.