Cada vez son más las personas que pasan por la calle Isaac Peral,
se detienen y entran en nuestra oficina del Proyecto Diocesano de Personas sin
Hogar, unas vienen para informarse de cómo pueden ser ayudadas, otras vienen en
cambio para saber como pueden colaborar, con dinero, en especie o como
voluntarios.
De nuevo estas Navidades hemos recibido algunos donativos de
personas que vienen expresamente para hacer un donativo especial, unos quieren
que sea anónimo, al estilo de siempre, que la mano de…, auténtico; a otros se
les firma el correspondiente recibí. En cualquier caso me causa una sensación
muy agradable, es una gran satisfacción comprobar como las personas saben donde
van a hacer su donativo, lo cual demuestra la importancia de la fidelidad, de
la permanencia de ciertos servicios, la gente necesita seguridades que la
sociedad no suele dar, unos para recibir la ayuda necesaria otros para
ofrecerla y garantizar la continuidad de los servicios de ayuda al necesitado.
Seguro que algunos que pasan estos días por la calle, unos de
vacaciones, otros atareados con las compras, regalos, en todo caso con la
cartera más llena que de costumbre, y sobre todo con el corazón más grande, más
blandito, más o menos tocados por el espíritu de la Navidad, de su inmensa
generosidad; al ver el anagrama de Cáritas en la fachada, siguen el impulso de
la estrella y entran a dejar su regalo al Dios hecho hombre en los más necesitados,
en los que sufren de pobreza, desamparo, soledad…
Siempre nos sorprende la Navidad, se habla de todo, se
critica mucho también, pero estas noticias anónimas son preciosas, son la prueba
de que los hombres son buenos, o al menos pueden ser buenos; basta darles la
oportunidad de demostrar que son capaces de hacer el bien. Por eso me parece
tan importante que se mantengan estos “reclamos”, con fidelidad al sitio y a la
finalidad a la que se destinan, como cauces de generosidad capaces de salvar a
la sociedad del egoísmo, de la falta de fe y esperanza.
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