De la conferencia: "Gaudí, arquitecto de un
sueño"
Por
Por
D. José Manuel
Almuzara, arquitecto y Presidente de la asociación Pro Beatificación Antonio
Gaudí, y Vicepresidente de la Asociación Amigos de Gaudí.
D. Etsuro Sotoo, escultor,
cofundador de la Asociación Pro Beatificación y Vicepresidente de la
Asociación…
Centro de Congresos "Cortes de la Real isla de león", San Fernando
Hace muy poco, el seis
de noviembre, escribía “Dos rayos de luz sobre San Fernando”, me
refería a Gaudí, y El Greco, apropiándome de las palabras del presentador de
uno de los conferenciantes, que vinieron a hablarnos de dichos personajes en un
breve intervalo de tiempo; cada uno en su arte nos fueron presentados como dos
visionarios, únicos en su género.
Ayer se volvió a
repetir el prodigio, de nuevo brilló el rayo de Gaudí, esta vez con mayor
fuerza, ya que el profesor Almuzara, arquitecto continuador de la Sagrada
Familia, vino acompañado de Etsuro Sotoo, el escultor, que nos presentó un
Gaudí todavía más grande en contraste con su
fragilidad; según el profesor, japonés, fue el espíritu de superación,
la enfermedad progresiva y el dolor, lo que convirtió a Gaudí en un creador de belleza,
porque supo aprovecharse de la luz que revela la Verdad y ponerla a la vista de todos en su
proyecto, inacabado, como si quisiera invitarnos a participar en su culminación…
Gaudí, según el
profesor, japonés, es un Maestro, que mientras sufre, observa, y luego crea lo
que ve en su interior con todo lo que le ofrece la naturaleza que le rodea: las
plantas, los animales, los hombres, y sobre todo con la luz; esa luz que define
y sitúa las cosas construyendo espacios digno de alojar a su Creador. Es una
luz que nos permite ver mucho más allá, llevándonos al Centro, de donde procede.
El Profesor José Manuel
Almuzara en la conferencia anterior ya nos había expuesto con todo lujo de
detalles el modo de obrar del maestro en la creación de cada obra, hoy se
centró en el proyecto de construcción del templo de La Sagrada Familia.
Y parecía el relato de
un milagro, y no lo que vulgarmente se considerarían mera concatenación de casualidades.
El proyecto nace gracias a una asociación religiosa, bajo la advocación de San
José, que pronto adquiere unas dimensiones extraordinarias, quinientos mil
miembros, de todas partes del mundo. Nace como templo expiatorio en un momento
histórico convulso, 1882, y precisamente en Barcelona. Al año siguiente, el
arquitecto abandona el proyecto y entonces será Gaugí quien lo continúe y lo
transforme en algo tan extraordinario como nos muestra lo logrado hasta este
momento, y que como toda obra bien hecha tiende a completarse.
Pero, siendo el
proyecto tan ambicioso, en el mejor sentido de la palabra, y sabiendo su
creador que no va a poder terminarlo, él se centra en una de las cuatro puertas
proyectadas, la
del Nacimiento, para que sirva de guía y modelo a los
sucesores. También dejó abundantes maquetas de cada una de las partes del
templo.
Con permiso del
Profesor Almuzara diré que sólo tome notas esta vez en la conferencia del
profesor Sotoo y que paso a tratar de reproducir, confiando en haber interpretado
bien sus palabras.
Hizo una introducción muy
interesante sobre el concepto del tiempo, queriendo decir que somos nosotros
los que cambiamos, y que el tiempo está siempre presente, por eso somos
nosotros los que “vamos al centro del tiempo”.
Nos animó a que le
preguntáramos, porque las preguntas son las que nos hacen crecer. Según el
profesor, Gaudí era un gran maestro porque tuvo que resolver numerosas
preguntas. “Las preguntas que salen del corazón son las que nos hacen crecer”.
En sus obras “Gaudí
quiere dar felicidad a los que viven en esa casa, por eso ninguna es igual. Él buscaba
su felicidad y tenía que dársela a otros, el único modo de alcanzar la felicidad
verdadera”. “El dueño mayor de Gaudí era Dios. La verdadera felicidad del padre
es cuando el hijo es feliz, pues igual hace Dios.
“No construye una obra
de arte, sino un instrumento de música, de luz, es una herramienta para que
construyamos nosotros… este templo nos construye, observándolo, un trozo de lo
mejor de uno ya está construyendo…”
También nos explicó por
qué fundió en bronce las puertas de la Caridad, no por tradición,
“Cada día miro la máscara
de Gaudí, y no veo un hombre muerto, triste, sino que está feliz, y me da
fuerza, porque murió soñando podía dormir”…
Nos explicó por que
coloca tantas hojas en las puertas… porque son necesarias para que se
desarrollen las plantas… son como las
palabras que llegan al corazón y dan fruto.
Una idea sobre la
globalización que me parece oportunísima y muy acertada. “quien tiene pueblo
puede ir lejos… La globalización sin identificación no es posible. La
globalización no es copiar y pegar, sino identificarse, hacer igual que hacen
las personas con quien vives”.
Gaudí sigue vivo. Él
seguía la fuerza de la gravedad, y esa es la manera de construir, aprovechando
la velocidad de la naturaleza… observar y encontrar… nosotros no podemos crear
nada sino encontrar lo que está creado.
“El amor, no la
ciencia, es lo que nos ha conducido hasta aquí. La belleza del amor. La belleza
es la manera de expresarse de la luz de la verdad. Enfrentados a la naturaleza
no se construye nada, sino aprovechando la fuerza de la gravedad”.
Gaudí confiaba en que
la obra continuaría. Inteligencia es saber el futuro, aunque no podamos saber
muchas cosas.
Y terminó con palabras
de ánimo: “vivir hoy, sufrir, tener valor para mantenerse en el empeño, aunque
se esté en un pozo oscuro, algo conseguiré”. Como dijo Gaudí a su ayudante la víspera
de morir: “ven mañana, que mañana haremos algo mejor”. Gaudí es un constructor
de futuro porque nos enseña como hay que vivir.