sábado, 23 de mayo de 2015

El amor no sucede. Se decide.

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23 de maio de 2015 


                                                    Ilustração de Carlos Ribeiro

Hay quien cree que el amor es ajeno a la voluntad humana, algo superior que elige, envuelve y conduce… y que casi nada se puede hacer ante tamaña fuerza. Eso es una mera pasión en su sentido menos noble. Y en ese caso, sí, el amor acontece… al contrario, amar es estar por encima de las pasiones y de los apetitos.  Aún cuando el amor nace de una espontaneidad, resulta de un claro discernimiento.

El amor proviene de una decisión. De un compromiso. Se construye de forma consciente. A través del heroísmo de alguien libre que decide ser lo que pocos se atreven. Escoge como fin de sí mismo ser medio para la felicidad de aquel a quien ama. Sí, se decide a amar y, sí,  decide a quien amar.

El amor auténtico es raro y extraordinario, aunque su nombre sirva para casi todo… la mayor parte de las veces designa egoísmos entremezclados, cada vez más comunes. Son pocos los que se aventuran, los que arriesgan todo, los que se disponen a amar aún cuando saben que pocos se dan cuenta de lo que hacen, de su  por qué y del  para qué

El amor no supone reciprocidad. Amar es darse por completo y aceptar todo… no se contabilizan ganancias y pérdidas, porque su mayor ganancia es eso mismo: perderse. Entregar el cuerpo y el  espíritu, el pasado y el futuro, la razón y el corazón… no es ser la mitad de cualquier cosa, es darse entero a cambio de nada.

Quien ama nunca se funde ni confunde con el amado. Los egoísmos buscan modificar al otro para hacerlo a su imagen y semejanza. El amor acepta y promueve el ser del otro, en tanto que la verdad libre es autónoma, con su significado, curso y valor propios.

El amor envuelve alegrías puras y tristezas profundas, sonrisas sinceras y dolores profundos. Amar no es ser feliz. Pero será mucho más importante amar que ser feliz, porque sólo es feliz quien ama, sea en este momento o en la eternidad.

Nunca se está tan cerca de la soledad absoluta como cuando se es capaz de amar. El riesgo de todo ser absurdo… es grande. Enorme. En cambio el amor es una perfección, no una perdición. Es una virtud porque resulta de una elección responsable, un compromiso íntimo de alguien con otra persona a quien se da lo mejor de sí… cara a cara con la posibilidad de lo peor de los fracasos: una vida en vano.

Es más fuerte que la muerte. Cuando se ama a alguien, su pérdida sólo profundiza y eleva, engrandece y ensancha el corazón de quien, a pesar de todos los sufrimientos, miedos y angustias, aquí decide no ser da aquí. La verdad es que si todos los caminos nos llevan al mañana, sólo el del amor nos conduce a la eternidad.

Amar es renunciar a mucho, a casi todo, sentir, pensar y decir no… a todas las otras posibilidades, a la superficialidad y a los placeres, al propio egoísmo que intenta imponerse, tantas veces, como si fuese una cuestión de supervivencia.

Amar es crear. De nada hacer todo. Su esencia escapa por completo a la comprensión humana. Su lógica es otra… El amor es divino. Quien ama se hace a si mismo imagen de Dios.

Se necesita mucho coraje y una nobleza suprema para sentir, pensar y decir cada día y cada noche: ¡sí, quiero! ¡Sí, amo!

1 comentario:

  1. No he podido evitar acordarme de las palabras de Santa Teresa, que para eso estamos celebrando su 500 centenario:… vivo sin vivir en mí… muero porque no muero…
    El autor se expresa con un misticismo del siglo XXI, con imágenes que procedan de la filosofía, la psicología la conducta humana… si Santa Teresa hablaba con Dios entre los cacharros, J.L. lo hace exprimiendo los conceptos y sacándoles el jugo verdadero que da sentido a nuestro “pobre” existir…

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