JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Escoger implica trazar una línea clara. Un
criterio que permite examinar y evaluar las opciones separando las buenas de
las malas, las útiles de las inútiles, las convenientes de las inconvenientes.
Esta línea es también resultado de una
elección. Por eso, puede ser justa o injusta, llevar al éxito o al fracaso. Hay
elecciones sensatas y otras más apasionadas… llegando, a veces, a ser meros caprichos.
Preferir es establecer prioridades o
importancia. Es ordenar de acuerdo con pesas y medidas. Pro también aquí el criterio
más importante es lo que determina la elección del criterio.
Hay también después un nivel superior de
decisión. Una persona no escoge a otra, tampoco la puede preferir. Elegir es
una voluntad del alma. Única y exclusiva.
Podemos escoger a los miembros de un
equipo, preferir unos a otros, pero cuando asumimos la persona como un todo,
integral y absoluto, o la elegimos a no. El criterio es uno solo: La decisión
del alma, basada en su identidad.
Puedo conocer bien a alguien por aquello
que escoge o prefiere, pero será mucho más evidente si me revela sus criterios.
Quien elige no puede evitar revelar quién
es.
El alma se expone de forma concreta cuando
alguien toma una decisión…Y queda ahí, justo delante de los ojos de los otros y
al alcance de sus golpes eventuales… En las elecciones que hacemos mostramos lo
que habita en el fondo de nuestro corazón, incluso a nosotros mismos… en ese
sentido, es cuando cerramos los ojos y mejor no vemos…
Le corresponde a quien decide tener que
lidiar con las dudas y las posibilidades de fracaso de sus decisiones, las
elecciones íntimas son –de todas- las que suponen mayor coraje. En la elección
de quien debemos amar no se puede arriesgar menos que en todo lo demás.
Al amor le es esencial el sacrificio de lo
que somos…pero, en verdad, quien desea el cielo… sólo se encuentra cuando se
da, cuando se pierde.
(Ilustração de Carlos Ribeiro)
http://rr.sapo.pt/artigo/54110/revelo_me_sempre_que_decido
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