sábado, 2 de julio de 2016

Nadie se ama a sí mismo


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


El amor exige alguien que me lleve a olvidarme de mí. Alguien para el que mi existencia sea su felicidad. Supone el sacrificio de mí mismo en nombre de la felicidad del otro... y de la mía, al hacerlo feliz.

Sólo podemos realizarnos en el encuentro con el otro. El egoísmo es un veneno para la felicidad, un enemigo de la paz y una enfermedad del espíritu. Para ser quien soy necesito salir de mí. Superarme,  querer ser más. Creer en lo que puedo ser, pero aún no soy.

Quien existe cerrado al encuentro pierde la riqueza de entregarse al otro... Quien vive para sí, muere. Quien ama, vive para siempre.
Uno de los mayores castigos de los egoístas es que el paraíso que buscan se les escapa siempre.

Despreciar al otro es una locura. Una ceguera. Hay quien pasa buena parte de su tiempo juzgando a los otros, considerándose por encima de ellos. Todos tenemos flaquezas. Todos. Es difícil asumir las nuestras y luchar contra ellas, al mismo tiempo que perdonamos a los otros... tal como a nosotros nos han sido perdonadas nuestras flaquezas. Quien ama, perdona. Hasta cuando no comprende. Quien perdona, olvida. Aunque el egoísmo luche para que quede algún resto.

Para ser feliz es necesario hacer frente a la posibilidad del absurdo que hay en el amor. Quien va por donde no hay suelo se arriesga a caer. Si. Pero a costa de tanta prudencia es por lo que hay tanta felicidad.


Uno de los pilares del egoísmo es la idea de que yo debo amarme en primer lugar a mí y, después, tal vez y sólo entonces, a otro... Pero, en verdad, el amor no tiene antes ni después... es el principio y el fin.


                                          Ilustração de Carlos Ribeiro

http://rr.sapo.pt/artigo/58059/ninguem_se_ama_a_si_mesmo

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