JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS
Un hombre tenía un pájaro en casa. Siempre que estaba más
triste iba hasta cerca de la jaula y se
desahogaba... se sentía siempre mejor después de hacerlo. Un día, después de
largos años de convivencia, dice al pájaro:
- Mi querido amigo, has sido un compañero fiel de mi
vida. De los pocos que no me han abandonado... pídeme lo que quieras, yo te lo
daré...
Después de un tiempo, y de forma inesperada, se dejó oír
una voz:
- Si me amas, deja siempre la puerta abierta. A lo largo
de este tiempo te has olvidado de cerrar algunas veces y yo nunca salí afuera.
Te confieso que me gustó dar un paseo por los alrededores, pero volví. Cerré siempre
la puerta con cuidado para que no te sintieses mal. ¡Estoy aquí y estaré...
pero sería muy bueno que mereciese tu confianza!
- Tengo miedo de que si dejo la puerta abierta, tú no vuelvas
mañana...
- Sabes, si lo hice fue porque no soy quien merece tu
dedicación. Sólo con la puerta siempre abierta podrás saber si te estimo o no.
No es una puerta cerrada la que garantiza que dos corazones tienen el mismo
destino. Sin libertad, no hay amor. Sólo una apariencia enferma de eso. Quien
se queda solo porque tiene la puerta cerrada o miedo de lo que pueda suceder
después de salir... no ama.
El hombre abrió la puerta a su amigo y nunca más volvió a
cerrarla... El pájaro a veces volaba lejos y volvía, siempre... le gustaba ser
libre y merecer la confianza de quien lo amaba. Sus alas le servían para volar,
para ir y también para volver.
Le gustaba aquella casa, de la jaula, de la compañía de
su amigo y de la libertad de tener el mundo entero.
Una puerta abierta es señal de amor.
(ilustração de Carlos Ribeiro)
http://rr.sapo.pt/artigo/67210/se_me_amas_deixa_sempre_a_porta_aberta
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