viernes, 13 de enero de 2017

La ganancia es siempre ingrata


JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS


El deseo de tenerlo todo es insaciable, donde no hay espacio para cualquier tipo de dádiva. La persona codiciosa es ciega en relación a lo que ya tiene y a lo que ya es. Sólo mira para lo que no tiene. La avaricia es una tristeza que no reconoce las razones de lo que sería una alegría...

¿Cuántos de nosotros tenemos conciencia de lo que ya hemos conseguido tener y ser?

Esta destrucción de nosotros mismos se acelera cuando no nos reconocemos como seres humanos con valor suficiente, y buscamos fuera de nosotros cosas que supriman esos vacíos creados a fuerza de ser inconscientes. Claro, muchas veces la ganancia se esconde detrás de la caridad y gratitud que no son sino medios para alcanzar más y más. En verdad, solo se da como forma de inversión, del cual esperan elevados intereses.

La satisfacción de los deseos nunca los satisface. Nunca es suficiente y solo ven despertar y alimentar deseos aún más excesivos. La ira resulta de la conjugación del orgullo con la ganancia, por lo que no hay más que un paso de la ganancia a la violencia.

El tesoro de cada uno de nosotros no está en los bienes que poseemos. La riqueza y la miseria dependen de la capacidad de ser íntegros, generosos y agradecidos.

¿Quién sería yo sin aquellos que con su amor me ofrecieran ser mejor?

¿Quién soy yo cuando me creo pobre sin serlo?

Lo que hace brillar un corazón es la bondad y el dulce recuerdo de las ayudas recibidas.

Debemos amar. A pesar de todas las ingratitudes, el amor es el único camino para la paz de los que andan perdidos de sí mismos.

El amor no se retribuye. Inspira a amar.


(ilustração de Carlos Ribeiro)



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