domingo, 8 de enero de 2017

El Mayor amor y las Cosas que Se aman

Fernando Pessoa



Ojalá pudiera desprenderme, sin dudas ni ansiedad, de este mandato subjetivo cuya ejecución
por demorada o imperfecta me tortura y dormir descansadamente, fuese donde fuese, plátano o cedro que me cobijase, llevando en el alma una parcela del mundo, entre un recuerdo y una aspiración, la conciencia de un deber cumplido.

Pero, día tras día lo que veo a mi alrededor me asigna nuevos deberes, nuevas responsabilidades de mi inteligencia para con mi sentido moral. A una hora el (...) que escribe las sátiras surge colérico en mí. Ahora la expresión me falla. Ahora la voluntad flaquea. Ahora siento avanzar sobre mí el tiempo. Ahora me veo, con las manos vacías y mirar amargado, llevando a la tierra fría un alma con la que no supe contar, un corazón ya podrido, muerto ya y suspendida la aspiración indefinida, infructuosa.

No lloro. ¿Cómo llorar? Yo desearía poder querer (desear) trabajar, trabajar febrilmente para que esta patria que no conocéis fuese grande como el sentimiento que siento cuando en ella pienso. No hago nada. Ni a mí mismo me atrevo a decir: amo la patria, amo a la humanidad. Parece un cinismo supremo. Tengo para mí mismo pudor en decirlo. Sólo aquí lo dejo registrado sobre el papel, aún así tímidamente, para que en alguna parte quede escrito. Sí, quede aquí escrito que amo a la patria honda, (...) dolorosamente.

Queda dicho así, brevemente, para que quede dicho. Nada más.

No hablemos más. Las cosas que se aman, los sentimientos que se hagan se guardan con la llave de aquello que llamamos “pudor” en el cofre del corazón. La elocuencia los profana. El arte, revelándolos, los vuelve pequeños y viles. La propia mirar no los debe revelar.

Sabes con certeza que el mayor amor no es aquel que la palabra suave puramente expresa. Ni es aquel que la mirada dice, ni aquel que la mano comunica tocando levemente la otra mano. Es aquel que cuando dos seres están juntos, no mirándose ni tocándose los envuelve como una nube, que les (...)


Ese amor no se debe decir ni revelar. No se puede hablar de él.

Fernando Pessoa, 'Inéditos' 

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