miércoles, 18 de enero de 2017

Tiempo de Navidad con un mundo en guerra


José Luís Nunes Martins

En las calles de nuestras ciudades hay muchas luces y sus escaparates nos llaman la atención hacia ilusiones fantásticas. Pero se trata solo de una llamada al consumismo que busca explorar nuestras emociones.

Aquí en casa, a veces también hay guerra, tal como en el mundo, pero hemos optado por no0 hacer decoraciones navideñas. El objetivo es que así nos acordemos de los millones de familias que no solo no tienen decoraciones, ni siquiera saben lo que es vivir en paz. Sufren y ni idea se hacen del verdadero significado de la Navidad.

La Navidad es algo profundo. Interior. Aquellos que tienen la escritura como profesión piensan y describen lo que pasa por su interior. Por eso, hay tantos y tan bellos cuentos de navidad, pero también hay otros tantos sobre miseria interior, que se manifiesta más en estas fechas, en que tantos se disfrazan de lo que no son... fingiendo que pueden ser felices olvidándose de los que sufren.
El mundo está en guerra. Hay, en todos los lugares cada vez más corazones vacíos, con cada vez menos paz... y con esperanzas cada vez más tímidas.

La familia, que se celebra en navidad, es el centro de nuestra vida. Es el espacio y el tiempo de donde partimos para realizarnos en cuanto personas, aprendiendo que nadie es feliz mientras hubiera un hermano suyo sufriendo.

La Navidad es tiempo de paz y de esperanza. Celebramos el nacimiento de Jesús, Alguien diferente que vino a enseñarnos algo muy simple: es amando como somos felices. Comenzando por los que están próximos a nosotros y acercándonos después a los que más lo necesiten.

Los bienes superfluos no contribuyen a la verdadera felicidad. Pero, hay muchos que no tienen siquiera lo esencial. Aunque tal vez no lo tienen  porque nosotros nos empeñamos en ignorar que ellos existen.

Si no podemos hacer nada más, entonces que nos acordemos de tantas familias a las cuales la guerra y el consumismo les quitan lo esencial. Acogiéndolos en nuestro corazón y no dejándonos llevar por los engaños de quien nos quiere vender felicidad.

¿Tenemos motivos para celebrar la Navidad? Sí. Incluso ya recibimos los mejores presentes: nuestra familia, nuestra paz y nuestra esperanza. Solo queda compartirlos.


Correio da Manhã - 24 dezembro 2016
(Suplemento especial de Natal)

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