sábado, 13 de mayo de 2017

Mucha comunicación, poca verdad


OPINIÓN DE JOSÉ LUÍS NUNES MARTINS

La ilusión de que estamos a la distancia de dos toques con la punta del dedo puede hacernos creer que estamos próximos... No, no estamos.

Ya casi nadie se obliga a preparar con cuidado lo que va a decir. Un encuentro, un diálogo al teléfono o un mensaje escrito merecen cada vez menos atención a los detalles. El discernimiento y el acierto dependen mucho más de la cualidad que de la cantidad de las palabras.

Sentimos tanta necesidad de comunicar que acabamos por no preocuparnos de decir todo, de forma completa, cuidada y ponderada, tal como debía ser. Creemos, mal, que tenemos siempre más y más oportunidades.
Si hoy me olvido decir algo, creo que no tendré dificultad en decirlo después. Y nos olvidamos siempre de cosas... la mayor parte de las veces, de las más importantes.

Hablamos tanto, y de forma tan despreocupada, que nos minusvaloramos a nosotros mismos por no ser capaces de la verdad que los otros necesitan –y que nosotros merecemos.

Se comunica mucho, pero cada vez hay más confusión, equivocaciones y discordias. Las palabras sirven para no entendernos.

Personas diferentes hablan idiomas diferentes. Las mismas palabras tienen significados, pesos y valores diferentes, a veces incluso para una misma persona en tiempos y espacios distintos... incluso hay quien cambia de referencias de un momento a otro.

Con una comunicación tan voluminosa, flexible y constante, cada palabra pierde sentido frente al todo.

El silencio es hoy, más que nunca, un valor absoluto, por la paz de que es capaz. El silencio puede ser un arma que aísla y sofoca, pero también es sólo en el silencio como se dice la verdad y se puede ser feliz.

... y es al silencio a quien corresponde siempre la última palabra...


(ilustração de Carlos Ribeiro)


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