Para un cristiano la
investigación sobre las supuestas apariciones de Medjugorge tiene sentido, pues
debe conocer la solidez de sus convicciones y estar preparado para responder a
quien le pida razón de la espera.
Entre los días 24 de junio y 3 de
julio de 1981, se supone que ocurrieron, en Medjugorje, en la ex Yugoslavia,
siete apariciones de Nuestra Señora, que después han tenido continuidad hasta
el presente, pero solo en relación a una de las videntes. Pero, no obstante los
treintaiséis años transcurridos, Medjugorge continua siendo un tema polémico
para muchos católicos.
Mientras algunos fieles,
principalmente los que tuvieron la experiencia de peregrinar hasta ese local,
defienden con uñas y dientes as apariciones, las autoridades eclesiásticas,
aunque valorando los abundantes frutos espirituales verificados allí, tiene
algunas reservas en cuanto a la autenticidad del acontecimiento. Luego que el
fenómeno supuestamente espiritual se verificó dio lugar a un conflicto
institucional entre los franciscanos, que rigen la parroquia de Medjugorje y
eran partidarios acérrimos de las apariciones, y el entonces obispo diocesano,
que nunca dio su aval a l dichas visiones o apariciones marianas.
A medida que la tensión fue
creciendo –uno de los franciscanos más implicado en el caso dejó después la
Orden y también el ministerio sacerdotal- y el fenómeno adquirió dimensión
internacional- son muchos los millares
de católicos que todos los años peregrina a Medjugorje - La Santa Sede llamó a si la cuestión,
que ya había sobrepasado largamente el
ámbito jurisdiccional del obispo diocesano respectivo e, incluso, de la
correspondiente conferencia episcopal. Sin pronunciarse de forma definitiva
sobre las supuestas visiones o apariciones , ni sobre los supuestos mensajes de
Nuestra Señora, que los devotos de Medjugorje divulgaban diariamente durante
años a fio, la Santa Sede se limitó a prohibir las peregrinaciones oficiales,
sin con todo impedir que, privadamente, los fieles católicos si pudiesen se
dirigiesen allí a rezar.
Un nuevo paso fue ahora
protagonizado por el Papa. Por eso, Francisco, en la conferencia de prensa que,
el pasado día 13, dio en el avión que lo llevó de Portugal a Italia, se
pronunció sobre este caso, a petición de un periodista italiano.
El Santo padre recordó la clásica
distinción entre la ‘revelación pública’ y las ‘revelaciones privadas’:
mientras la primera forma parte de la fe eclesial y debe ser creída por todos
los fieles, las segundas no son objeto de fe de la Iglesia, aún cuando la
autoridad eclesial las aprobara, como aconteció con Lourdes y Fátima.
Para el caso de este posible
acontecimiento, como también recordó el Papa Francisco durante el viaje de
regreso a Roma, Benedicto XVI nombró una comisión ad hoc, bajo la presidencia del Cardenal
Ruini, que fue durante muchos años el vicario del Papa para la diócesis de
Roma, de la que el Romano Pontífice es, por inercia, el obispo.
Esta comisión de la que también
formaban parte cinco cardenales más, el conocido sicoanalista Tony Anatrella,
varios teólogos, antropólogos, canonistas y psicólogos, entre otros
especialistas, tuvo por misión “recoger y examinar todo el material” sobre Medjugorje.
La comisión se reunió 17 veces, entre el 17 de marzo de 2010 y el 17 de enero
de 2014, y estudió toda la documentación existente en el Vaticano, en la
parroquia de Medjugorje y también en los archivos de los servicios secretos de
la ex Yugoslavia. También oyó a los seis videntes y otros testimonios, habiéndose
trasladado, en abril de 2012, al lugar de las apariciones. Fue también encomendada
la presentación de un “relato pormenorizado’ sobre el caso; su parecer sobre lo
‘sobrenatural, o no’ de las visiones; así como sugerir posibles “soluciones
pastorales” para el lugar.
A comienzos de 2014, esta
comisión transmitió al Papa Francisco sus conclusiones, que suscitaron algunas
dudas por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la cual decidió
enviar las conclusiones de la comisión Ruini a todos los miembros de su sección
cuarta –así llamada por reunirse el cuarto día de semana- para que cada uno de
sus miembros diese su parecer. El Santo padre, informado de este expediente,
decidió devolver el asunto, para impedir que, por así decir, se pusiese en
pública subasta la relatoría del Cardenal Ruini, que el propio Papa francisco
considera bueno. En carda dirigida al prefecto de la Congregación de la
Doctrina de la Fe, el santo padre exigió que ese parecer teológico le fuese
enviado directamente.
Según el papa francisco, hay tres
dudas que deben esclarecerse sobre Medjugorge: las primeras apariciones, los
mensajes actuales y la cuestión pastoral.
En cuanto a las apariciones
iniciales, el grupo de trabajo presidido por el Cardenal Ruini emitió el siguiente
veredicto: trece votos favorables al reconocimiento de lo sobrenatural de las
siete primeras apariciones, un voto contrario y un voto en blanco. No obstante
la aprobación , casi unánime, de esas visiones, la opinión del papa Francisco
no parece ser tan favorable, en la medida en que, a bordo del avión que lo llevaba de regreso a Roma, dice: “sobre
las primeras apariciones, cuando (los videntes) eran jóvenes, el relatoría
dice, más o menos, que se debe continuar investigando”.
La Comisión constató una
diferencia clara entre el inicio del fenómeno y su posterior desarrollo, por lo
que deliberó por separado las dos cuestiones: primero, se pronunció sobre las 7
primeras apariciones, entre el 24 de junio y el 3 de julio de 1981; y, después,
emitió su parecer sobre los fenómenos posteriores. La Comisión dio por probado
que los seis niños videntes eran sicológicamente normales y no fueron
influenciados por los franciscanos, ni por la parroquia o por cualquier otra
persona o entidad. La Comisión también descartó la hipótesis de que las
apariciones sean de origen demoníaco.
Más crítica es la opinión del
Papa Francisco en relación a los fenómenos posteriores, sobre los cuales la
Comisión Ruini también expresó muchas dudas. A este propósito, dice el Papa
argentino en dicha conferencia de prensa aérea: “Yo, personalmente, soy más ‘malo’
[que la Comisión Ruini]: yo prefiero a la Señora Madre, nuestra Madre, en vez
de la “Señora jefe de la estación de correos y telégrafos’, que todos los días
manda un mensaje a la misma hora... ¡esta no es la Madre de Jesús! Estas
supuestas apariciones no tienen el mismo valor. Lo digo como mi opinión
personal”.
No obstante estas reticencias, la
Comisión Ruini se pronunció favorable al levantamiento de la prohibición de las
peregrinaciones oficiales a Medjugorje -13 votos a favor, entre los 14 miembros
presentes- y sugirió, por mayoría, la transformación de la parroquia en un
santuario mariano pontificio, “dependiente de la Santa Sede”. Una propuesta
motivada por ‘razones pastorales’: la atención espiritual de los millones de
peregrinos que continuamente acuden a esa parroquia.
El Papa francisco, después de
haber examinado el relatoría Ruini y el parecer de los miembros de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, nombró al obispo polaco Henryk Hoser,
como “enviado especial de la Santa Sede” para la cuestión pastoral de Medjugorje:
Este verano, Hoser deberá concluir su investigación y, después, el papa francisco
tomará la decisión final.
Para cualquier ateo o agnóstico,
puede parecer exagerado todo el inmenso trabajo que Medjugorje ha significado
para tantas autoridades eclesiásticas y científicas, desde el Santo padre hasta
los cardenales, obispos, teólogos, canonistas, sociólogos, sicoanalistas, etc.
Para un cristiano, todo este trabajo tiene sentido, no solo porque lo confirma
en la fe y en la solidez de sus convicciones y devociones ((cfr. Lc 1, 4), sino
también porque lo habilita para responder, con argumentos teológicos y
científicos, a quien le pidiera razón de su esperanza (cfr. 1 Pd 3, 15).
http://observador.pt/opiniao/medjugorje-solucao-a-vista/