sábado, 3 de junio de 2017

Medjugorje: ¿solución a la vista?




Para un cristiano la investigación sobre las supuestas apariciones de Medjugorge tiene sentido, pues debe conocer la solidez de sus convicciones y estar preparado para responder a quien le pida razón de la espera.

Entre los días 24 de junio y 3 de julio de 1981, se supone que ocurrieron, en Medjugorje, en la ex Yugoslavia, siete apariciones de Nuestra Señora, que después han tenido continuidad hasta el presente, pero solo en relación a una de las videntes. Pero, no obstante los treintaiséis años transcurridos, Medjugorge continua siendo un tema polémico para muchos católicos.

Mientras algunos fieles, principalmente los que tuvieron la experiencia de peregrinar hasta ese local, defienden con uñas y dientes as apariciones, las autoridades eclesiásticas, aunque valorando los abundantes frutos espirituales verificados allí, tiene algunas reservas en cuanto a la autenticidad del acontecimiento. Luego que el fenómeno supuestamente espiritual se verificó dio lugar a un conflicto institucional entre los franciscanos, que rigen la parroquia de Medjugorje y eran partidarios acérrimos de las apariciones, y el entonces obispo diocesano, que nunca dio su aval a l dichas visiones o apariciones marianas.

A medida que la tensión fue creciendo –uno de los franciscanos más implicado en el caso dejó después la Orden y también el ministerio sacerdotal- y el fenómeno adquirió dimensión internacional-  son muchos los millares de católicos que todos los años peregrina a Medjugorje  - La Santa Sede llamó a si la cuestión, que  ya había sobrepasado largamente el ámbito jurisdiccional del obispo diocesano respectivo e, incluso, de la correspondiente conferencia episcopal. Sin pronunciarse de forma definitiva sobre las supuestas visiones o apariciones , ni sobre los supuestos mensajes de Nuestra Señora, que los devotos de Medjugorje divulgaban diariamente durante años a fio, la Santa Sede se limitó a prohibir las peregrinaciones oficiales, sin con todo impedir que, privadamente, los fieles católicos si pudiesen se dirigiesen allí a rezar.

Un nuevo paso fue ahora protagonizado por el Papa. Por eso, Francisco, en la conferencia de prensa que, el pasado día 13, dio en el avión que lo llevó de Portugal a Italia, se pronunció sobre este caso, a petición de un periodista italiano.

El Santo padre recordó la clásica distinción entre la ‘revelación pública’ y las ‘revelaciones privadas’: mientras la primera forma parte de la fe eclesial y debe ser creída por todos los fieles, las segundas no son objeto de fe de la Iglesia, aún cuando la autoridad eclesial las aprobara, como aconteció con Lourdes y Fátima.

Para el caso de este posible acontecimiento, como también recordó el Papa Francisco durante el viaje de regreso a Roma, Benedicto XVI nombró una comisión  ad hoc, bajo la presidencia del Cardenal Ruini, que fue durante muchos años el vicario del Papa para la diócesis de Roma, de la que el Romano Pontífice es, por inercia, el obispo.

Esta comisión de la que también formaban parte cinco cardenales más, el conocido sicoanalista Tony Anatrella, varios teólogos, antropólogos, canonistas y psicólogos, entre otros especialistas, tuvo por misión “recoger y examinar todo el material” sobre Medjugorje. La comisión se reunió 17 veces, entre el 17 de marzo de 2010 y el 17 de enero de 2014, y estudió toda la documentación existente en el Vaticano, en la parroquia de Medjugorje y también en los archivos de los servicios secretos de la ex Yugoslavia. También oyó a los seis videntes y otros testimonios, habiéndose trasladado, en abril de 2012, al lugar de las apariciones. Fue también encomendada la presentación de un “relato pormenorizado’ sobre el caso; su parecer sobre lo ‘sobrenatural, o no’ de las visiones; así como sugerir posibles “soluciones pastorales” para el lugar.

A comienzos de 2014, esta comisión transmitió al Papa Francisco sus conclusiones, que suscitaron algunas dudas por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la cual decidió enviar las conclusiones de la comisión Ruini a todos los miembros de su sección cuarta –así llamada por reunirse el cuarto día de semana- para que cada uno de sus miembros diese su parecer. El Santo padre, informado de este expediente, decidió devolver el asunto, para impedir que, por así decir, se pusiese en pública subasta la relatoría del Cardenal Ruini, que el propio Papa francisco considera bueno. En carda dirigida al prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el santo padre exigió que ese parecer teológico le fuese enviado directamente.

Según el papa francisco, hay tres dudas que deben esclarecerse sobre Medjugorge: las primeras apariciones, los mensajes actuales y la cuestión pastoral.

En cuanto a las apariciones iniciales, el grupo de trabajo presidido por el Cardenal Ruini emitió el siguiente veredicto: trece votos favorables al reconocimiento de lo sobrenatural de las siete primeras apariciones, un voto contrario y un voto en blanco. No obstante la aprobación , casi unánime, de esas visiones, la opinión del papa Francisco no parece ser tan favorable, en la medida en que, a bordo del avión  que lo llevaba de regreso a Roma, dice: “sobre las primeras apariciones, cuando (los videntes) eran jóvenes, el relatoría dice, más o menos, que se debe continuar investigando”.

La Comisión constató una diferencia clara entre el inicio del fenómeno y su posterior desarrollo, por lo que deliberó por separado las dos cuestiones: primero, se pronunció sobre las 7 primeras apariciones, entre el 24 de junio y el 3 de julio de 1981; y, después, emitió su parecer sobre los fenómenos posteriores. La Comisión dio por probado que los seis niños videntes eran sicológicamente normales y no fueron influenciados por los franciscanos, ni por la parroquia o por cualquier otra persona o entidad. La Comisión también descartó la hipótesis de que las apariciones sean de origen demoníaco.

Más crítica es la opinión del Papa Francisco en relación a los fenómenos posteriores, sobre los cuales la Comisión Ruini también expresó muchas dudas. A este propósito, dice el Papa argentino en dicha conferencia de prensa aérea: “Yo, personalmente, soy más ‘malo’ [que la Comisión Ruini]: yo prefiero a la Señora Madre, nuestra Madre, en vez de la “Señora jefe de la estación de correos y telégrafos’, que todos los días manda un mensaje a la misma hora... ¡esta no es la Madre de Jesús! Estas supuestas apariciones no tienen el mismo valor. Lo digo como mi opinión personal”.

No obstante estas reticencias, la Comisión Ruini se pronunció favorable al levantamiento de la prohibición de las peregrinaciones oficiales a Medjugorje -13 votos a favor, entre los 14 miembros presentes- y sugirió, por mayoría, la transformación de la parroquia en un santuario mariano pontificio, “dependiente de la Santa Sede”. Una propuesta motivada por ‘razones pastorales’: la atención espiritual de los millones de peregrinos que continuamente acuden a esa parroquia.

El Papa francisco, después de haber examinado el relatoría Ruini y el parecer de los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nombró al obispo polaco Henryk Hoser, como “enviado especial de la Santa Sede” para la cuestión pastoral de Medjugorje: Este verano, Hoser deberá concluir su investigación y, después, el papa francisco tomará la decisión final.

Para cualquier ateo o agnóstico, puede parecer exagerado todo el inmenso trabajo que Medjugorje ha significado para tantas autoridades eclesiásticas y científicas, desde el Santo padre hasta los cardenales, obispos, teólogos, canonistas, sociólogos, sicoanalistas, etc. Para un cristiano, todo este trabajo tiene sentido, no solo porque lo confirma en la fe y en la solidez de sus convicciones y devociones ((cfr. Lc 1, 4), sino también porque lo habilita para responder, con argumentos teológicos y científicos, a quien le pidiera razón de su esperanza (cfr. 1 Pd 3, 15).


http://observador.pt/opiniao/medjugorje-solucao-a-vista/

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